El PAN de Fecal-rón
Alejandro Páez Varela
Alejandro Páez Varela
12 de julio de 2009
Qué pronto se dejaron convencer. Qué rápido se los comieron los malos. La derrota del Partido Acción Nacional no sólo se encuentra en la pasada elección del 5 de julio, aunque la fecha es claramente una referencia. El fracaso es mucho más profundo. Está en la marca “PAN”. La ambición, la falta de prudencia y la debilidad de Vicente Fox, primero, y luego de fecal-rón, han golpeado la moral del partido y arrasaron con la credibilidad, valor que los viejos panistas construyeron durante décadas de trabajo.
Los últimos dos gobiernos federales se negaron a emprender el cambio histórico que el país les encomendó. Al darle la espalda a su compromiso con la sociedad, se traicionaron. El resultado ya lo vimos. Y pudo ser peor.
Se compraron a Elba Esther Gordillo y al sindicato de maestros, como lo hizo en su momento el PRI. Se quedaron con el líder sindical del Seguro Social, Valdemar Gutiérrez, como lo habría hecho el PRI para acarrearse votos. Pactaron con el sindicato petrolero (el que se chupa lo que le queda a Pemex), como el PRI. La dirigencia nacional de Germán Martínez y el mismo Presidente de la República impusieron candidatos, maltrataron a las figuras locales y dieron manotazos en los comités estatales, como en tiempos del PRI. Se han aliado a las televisoras para manipular a la opinión pública, como el PRI. Convirtieron al partido en una secretaría a las órdenes de Los Pinos, como lo hizo el PRI. Utilizaron campañas engañosas e incumplieron sus promesas, como el PRI. Habrían recurrido a recursos públicos y al uso de la Lotería Nacional como caja chica, igual que el PRI. Se sirven de los monopolios económicos, como lo hizo el PRI. Los miserables (40 millones) siguen siendo miserables, como en los gobiernos del PRI. Nos han sumergido en una crisis económica virulentísima que no es diferente en lo absoluto a las que padecimos durante los cambios sexenales de las administraciones del PRI. Existen serias dudas sobre su compromiso con el respeto a los derechos humanos, como en épocas del PRI.
Los dos gobiernos federales panistas operan para servir a (y servirse de) una minoría poderosa que los corrompió, como corrompió al PRI.
Pero, además, en los renglones en los que los gobierno del PAN tomaron distancia del PRI, lo hicieron mal. El PRI impuso un Estado laico e incluyente, que mantuvo a la Iglesia católica fuera de la política; el PAN no. El PRI construyó una diplomacia fuerte que permitía distinguir a México en el concierto de naciones; el PAN la destruyó. Con el PRI las televisoras estaban sometidas al gobierno; con el PAN sucede exactamente lo contrario. Fue con el PRI que José Woldenberg dirigió un IFE neutral e independiente; con el PAN, y mucho más aún después del desaseo de 2006, toda esa estructura está en duda. Hay dudas también respecto al comportamiento ético del gobierno de fecal-rón en su lucha contra el narco; los últimos informes dicen que estaríamos recreando en estos momentos una “guerra sucia” que puede ser peor que la que llevaron a cabo los gobierno del PRI en los años 70.
La imagen del PAN en los tiempos de fecal-rón es similar a la del viejo PRI. El gobierno federal tiene las mismas mañas. ¿Para qué votar por el PAN? Para gobiernos priístas, los del PRI, ¿qué no?
En días pasados, en defensa de las administraciones federales panistas, Vicente Fox envió una carta a un columnista en la que señala que “los acuciosos periodistas y comentaristas que hoy no pierden pisada, y son tan severos críticos de las figuras presidenciales, durante los sexenios anteriores pareciera que estaban volteando para otro lado pues, en su momento, simple y cobardemente callaron”. Independientemente de que la frase contenga o no verdad, el problema del discurso de Fox en lo particular, y del PAN en lo general, es que ya huele a lugar común. Se están haciendo viejos en el poder y muy pronto no podrán utilizar “los 70 años del PRI”. Un adulto como yo lleva más tiempo gobernado por el PAN que por el PRI. En mi caso son nueve años de gobierno federal, más otros seis de estatal, más otros tres de municipal, que suman ¡18 años gobernado por panistas! Casi toda mi vida adulta. Y yo no veo diferencia entre mi vida y la que llevaron mis padres.
En conclusión: El PAN de fecal-rón se convirtió en un PRI malo. Lástima.
Periodista, escritor
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