Contrario a mí costumbre, toda vez que la mayoría de los correos que recibo son para decirme hasta de lo que me voy a morir, pues al mostrarme de manera abierta anticlericalmente, muchas son las enemistades que se generan…
Sin soslayar que la verdad no peca, pero incomoda y que el fanatismo religioso no tolera la discrepancia de quienes no somos idólatras y por consiguiente no creemos en esas vaciladas de dioses y vírgenes, que, harán muchos milagros (según ellos) pero no han logrado hacer la paz, por lo que para mí están totalmente descalificados…
Voy a transcribir el correo de un amable lector que relata las vicisitudes que tiene que pasar la población en general, por culpa del miedo que Felipe Calderón tiene de que, dadas sus acciones, lo maten…
Don Julio Ricardo:
Reciba un abrazo afectuoso con la alegría de poder nuevamente escucharlo, espero ahora si diario.
Quisiera hacerle un comentario no muy grato, pero que denota el grado de miedo que se vive en este País, es un miedo no real sino generado, un miedo que conviene a grupos en el poder a los que no les importa ni niños ni adultos.
El pasado lunes en la ciudad de Puebla, para ser precisos en el zócalo frente a la catedral, sin aviso de por medio, llegaron policías y ejercito, acordonaron todo el Centro Histórico, colocaron vallas y revisaron hasta a los perros que por ahí pasaban.
La razón no la entendíamos, pensábamos que había un operativo antinarco, que se habían levantado en armas los sacerdotes, que habían cachado a la tiendita de los camotes vendiendo de la verde, en fin, la ciudad no nos pertenecía era un autentico estado de sitio.
Al rato en las noticias nos enteramos que el Sr. Calderón vino a presidir una ceremonia en reconocimiento de la esposa del Sr. Espinoza Yglesias, Doña Amparo Rugarcía.
Sabe, me dio pena este tipo, porque no puedes ir por esta vida temiendo que te metan un balazo y lo peor es que hagas participe de tú miedo a seres que supuestamente estas gobernando.
Un padre, un dirigente de familia, debe ser pienso yo, valioso por no decir valeroso, infundir confianza en sus hijos. Si entiendo que halla momentos de titubeo, flaqueza, pero no toda la vida.
Que pena me da, porque este tipo da la impresión de esconderse bajo faldas.
Cuantas mentiras estará cargando que no le es posible caminar en paz. Cuanto bien le haría a él y a todos, que parara y reconsiderara. Pero en fin, parece estar sordo y ciego, con el debido respeto a los minusválidos.
Reciba un abrazo como siempre afectuoso para Usted y todo su equipo, uno especial para su copiloto, se oyen muy bien.
Atentamente: Rodolfo Vázquez Toriz
Cabiendo solo agregar, que poco podrá hacer el señor Calderón para librarla, pues se encuentra en el no muy agradable primer lugar de las listas de “pendientes” de los cofrades a quienes ha extraditado…
Solo es cuestión de tiempo…
Y nos vemos mañana, si el Sol me presta vida.
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