Gaza y los vestigios de un dios rencoroso y feroz
Comprendemos mejor el dios bíblico cuando conocemos sus seguidores. Jehová, o Javé, o como se le llame, es un dios rencoroso y feroz que los israelitas mantienen permanentemente actualizado.
José Saramago en Agência Carta Maior
La sigla ONU, todo el mundo la conoce, significa Organización de las Naciones Unidas, es decir, a la luz de la realidad, nada o muy poco. Que lo digan los palestinos de Gaza a quienes se les están agotando los alimentos, o que se agotaron ya, porque así lo impuso el bloqueo israelí, decidido, por lo visto, a condenar al hambre a 750 mil personas allí registradas como refugiados. Ni pan tienen ya, la harina se acabó, y el aceite, las lentejas y el azúcar van por el mismo camino.
Desde el día 9 de diciembre los camiones de la agencia de las Naciones Unidas, cargados de alimentos, esperan que el ejército israelí les permita la entrada en la Franja de Gaza, una autorización una vez más negada o que será retardada hasta la última desesperación y la última exasperación de los palestinos hambrientos. ¿Naciones Unidas? ¿Unidas? Contando con la complicidad o la cobardía internacional, Israel se ríe de las recomendaciones, decisiones y protestas, hace lo que entiende, cuando lo entiende y como lo entiende.
Va a llegar al punto de impedir la entrada de libros e instrumentos musicales como si se tratase de productos que fuesen a poner en riesgo la seguridad de Israel. Si el ridículo matase no quedaría en pie un único político o un único soldado israelí, esos especialistas en crueldad, esos doctorados en desprecio que miran el mundo desde lo alto de la insolencia que es la base de su educación. Comprendemos mejor el dios bíblico cuando conocemos sus seguidores. Jehová, o Javé, o como se le llame, es un dios rencoroso y feroz que los israelitas mantienen permanentemente actualizado.
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