Las “familias” de Norberto Rivera
Sanjuana Martínez
23 enero 2009
Sanjuana Martínez
23 enero 2009
México DF, 15 enero 09 (CIMAC).- La intolerancia y la doble moral han marcado el VI Encuentro Mundial de las Familias, evento organizado al margen de una parte de la sociedad civil compuesta por modelos alternativos de familia no reconocidos en el seno de la Iglesia, ni por el cardenal Norberto Rivera Carrera.
La ausencia de voces fundamentales en este magno evento multipromocionado y deslucido, sin la presencia del Papa Benedicto XVI, ha provocado una vez más la exhibición del radicalismo que caracteriza a la jerarquía católica mexicana.
Su postura se aleja de los tiempos modernos que corren por otras arquidiócesis del mundo, como la estadounidense o la española, donde este tipo de encuentros representan la oportunidad ideal para revisar los verdaderos problemas que enfrentan los católicos en general y el clero en particular.
No es de extrañar, entonces, que el encuentro familiar en México este coordinado por Jonás Guerrero Corona, obispo auxiliar y mano derecha del cardenal Rivera. Un hombre cuyo historial relacionado con la pederastia clerical cuestiona seriamente su papel como promotor de los valores familiares.
El obispo Jonás es protector de curas pederastas, según ha denunciado la Red de Sobrevivientes de Abusos Sexuales de Sacerdotes con sede en México que investigó las denuncias del joven Jesús Romero Colín, víctima de abusos sexuales del sacerdote Carlos López Valdés bajo la jurisdicción del obispo auxiliar de la Arquidiócesis de México.
Jesús fue abusado por el cura desde que tenía 8 años y el obispo Jonás sabía, según la víctima, que el sacerdote vivía y dormía con el niño en la casa parroquial de la iglesia San Agustín de las Cuevas en Tlalpan. Actualmente este joven está buscando justicia y ha interpuesto una denuncia contra el sacerdote y su encubridor ante la Fiscalía Central en Investigación para Delitos Sexuales de la Agencia Investigadora del Ministerio Público FDS-6, dependiente de la Procuraduría General de Justicia del Distrito Federal. La indagatoria recibió el número FDS/FDS-6/T1/00415/07-08 por los delitos de abuso sexual bajo custodia y violación.
La madre de Jesús se encargó de denunciar al cura violador ante el obispo Jonás Guerrero, ya que el historial del sacerdote incluye a un número indeterminado de niños dañados: “Fuimos con el obispo y para nuestra sorpresa nos dimos cuenta de que él ya sabía lo que hacía el padre Carlos.
“UNA PORQUERÍA”
Alexander Feria, un seminarista que llegó a la iglesia, se dio cuenta de todo y se lo contó al obispo Jonás, incluso le mostró fotografías, pero éste no hizo nada. El padre Alexander finalmente renunció al sacerdocio y recuerdo que me dijo: “Yo ya no puedo seguir. Esto es una porquería”. Y es que el padre Carlos López Valdés, quien aún sigue ostentando su ministerio sacerdotal y dando misa a dos cuadras de donde viven sus víctimas, además de ser pederasta, es un pornógrafo comprobado. Los abogados de Jesús Romero Colín presentaron un arsenal de más de 700 fotos que contenían imágenes explicitas donde el cura abusa sexualmente de los niños.
Según los archivos de su computadora, a los cuales han podido tener acceso los abogados, el cura traficaba con pornografía infantil con otros usuarios de México y Estados Unidos. Lamentablemente la impunidad es la constante en este tipo de casos. El proceso fue congelado por el Ministerio Público que prefirió proteger al sacerdote y el juez finalmente no dictó la orden de aprehensión.
“A él le gusta hacerse fotos cuando abusa de los niños. También le gusta tomarles fotos a los niños desnudos. Tenía miles de fotos en su computadora. Cuando dejé la iglesia pude sacar sólo un disco, pero tiene cientos de discos”, dice Jesús.
El joven violentado exige también la investigación al cardenal Norberto Rivera ya que, dice, el purpurado estuvo al tanto de todo: “El padre Carlos fue a hablar con él, pero Norberto se lavó las manos y tampoco hizo nada. Le dijo: “Tú estas a cargo de tu obispo, que es Jonás Guerrero. Él verá lo que hace contigo”.
Fue como Poncio Pilatos, aun sabiendo que el padre era un sacerdote pederasta. Para mí Norberto Rivera es un ser corrupto a más no poder. No entiendo cómo puede opinar sobre el aborto, sabiendo que tiene a gente depredadora de niños. Él protege a los sacerdotes que abusan de niños…”, dice Jesús Romero visiblemente afectado y añade sobre el obispo Jonás Guerrero: “¿Cómo es posible que coordine el Encuentro de las familias? Es la hipocresía en todo su esplendor. Él atendió a mi mamá de una manera muy déspota. A las familias también les afectan los curas pederastas que están protegidos y libres”.
Seguramente en el VI Encuentro Mundial de las Familias inaugurado por Felipe Calderón y su esposa, el cardenal no abordara los problemas de la “familia de curas pederastas” alojados bajo sus órdenes en las dos clínicas ubicadas en México: la Casa Damasco en la colonia Postal y la Casa o Fundación Rougier con dirección en el kilómetro 31 de la carretera México-Pachuca y la Hacienda Ojo de Agua, en el Estado de México.
El día que se inauguró el Encuentro, la prensa nacional publicó la noticia del sacerdote pederasta José de Jesús Sandoval González, quien abusaba de niñas en una casa hogar del municipio de Boca del Río, Veracruz, gracias a la colaboración de dos monjas.
El abuso sexual contra menores de edad cometido por sacerdotes mexicanos es un asunto fundamental que afecta a las familias católicas del país. La exclusión de éste y otros temas, como los anticonceptivos, las familias monoparentales, los divorciados, las uniones libres, las parejas del mismo sexo y el derecho de las mujeres a decidir libremente sobre su cuerpo, perjudican seriamente un evento que de entrada inició con graves errores de planteamiento que perjudican a la propia Iglesia.
* Sanjuana Martínez es periodista de investigación freelance, autora de varios libros, el último: “Prueba de fe: la red de cardenales y obispos en la pederastia clerical” (Editorial Planeta).
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