Un ejemplo más de desarme ético
María Teresa Jardí
María Teresa Jardí
Va en lo conducente la crónica del Observatorio Eclesial, que les ofreciera ayer compartir hoy con ustedes, sobre el desarrollo del primer día del Encuentro Mundial de las Familias.
"Ha iniciado el IV Encuentro Mundial de las Familias (EMF), y las expectativas de muchas y muchos caen, al tratarse de un evento que se niega a responder a las cotidianas necesidades, angustias y esperanzas de la mayoría de las y los creyentes católicos. Planeado de origen como un evento exclusivo, el protagonismo de las más directamente involucradas está ausente: pocas familias participantes (en su mayoría hay clero y vida religiosa), y pocas mujeres y familias entre las conferencistas, que han corrido a cargo, en su mayoría, de la alta jerarquía católica. Si bien los discursos inaugurales pusieron sobre la mesa una amplia agenda de temas prioritarios, hasta ahora ha primado una visión pesimista y condenatoria de la realidad, y una renuencia a reconocer que en la crisis institucional y social de las familias, la Iglesia ha sido más factor de agudización (por acción u omisión), que de solución, y que su jerarquía no posee la calidad ni calidez moral para erigirse en jueces de la humanidad...
"Cuando llegó el turno a Felipe Calderón, sin pudor ofreció a las y los asistentes un discurso de doble carácter, religioso y político, con una implícita invitación a Benedicto XVI para que visite el país. Acto seguido, dio una amplia descripción del significado de la familia para la sociedad, de su importancia para la unidad, la formación en valores y el bien común; presentó a la familia como base de la identidad, los principios y los valores de la persona, y como el lugar privilegiado donde se aprende la solidaridad... en su intervención, Felipe Calderón inició, se desarrolló y concluyó con un discurso abiertamente religioso, el cual no quedaba claro dónde empezaba el ciudadano, seguía el creyente y concluía el político. Mediante una clara legitimación religiosa de su investidura política, dedicó la mayor parte de su discurso a hacer un recuento de los supuestos logros de su gobierno, entre citas de Paulo VI y Juan Pablo II, así como saludos personales a instituciones educativas y congregaciones religiosas, a quienes agradeció por la formación recibida. No es la primera vez que vemos cómo Calderón Hinojosa recurre a frases religiosas, específicamente cristianas, para justificar sus políticas gubernamentales, haciéndolas coincidir con los principios cristianos. Desde esta perspectiva habló de la seguridad pública, la economía, la salud, la educación; tomando el tema y encuentro de las familias como pretexto para resaltar las "bondades" de su gestión y hacer nuevas promesas a pocas semanas de iniciarse la contienda electoral del 2009. Con esta vulneración del Estado laico, por parte del titular del Ejecutivo y de las altas autoridades eclesiásticas, al incluir en un evento privado de carácter confesional católico un mensaje público de carácter político electoral, se está igualmente golpeando los principios fundamentales de la diversidad religiosa, de la igualdad de todas las confesiones religiosas ante la ley, y se abona al clima de intolerancia religiosa cuyo saldo del 2008 en el país no era nada alentador, toda vez que no sólo se da una legitimación religiosa de una determinada postura política, sino también una legitimación política de una determinada moral y confesión religiosa que, como es bien sabido, se ha caracterizado por ser intolerante con las otras confesiones, además de conservadora en sus principios fundamentales. En un auditorio casi lleno, donde contrastaba la clara separación entre el común de fieles asistentes y las personalidades eclesiásticas y políticas en lugares reservados, se echó de menos en la agenda del EMF, la mención de temas importantes como: la mujer, la equidad de género, la iglesia de los pobres (mayoritaria) y las comunidades eclesiales de base...".
Pero... No olvidemos que el Ejecutivo, hoy encabezado por un usurpador, viola la Constitución contraviniendo también el mandato de que el Estado debe ser laico ---que es el único que puede ser libertario--- porque el Legislativo se lo permite y también el Poder Judicial. Claro ejemplo del desarme ético de las instituciones a partir del desarme ético de la clase política en México.
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