Miguel Badillo, Contralínea, Zeta Gas y Pemex
Por Federico Arreola
17 Enero, 2009
Por Federico Arreola
17 Enero, 2009
El viernes en la mañana fue arrestado el periodista Miguel Badillo, de la revista Contralínea. En la noche de ese mismo día se le liberó.
Polémico, Badillo tiene tal vez más detractores que aliados. Pero, a pesar de sus innegables defectos de personalidad, ha realizado durante los últimos 15 años algunos de los más importantes trabajos de investigación que haya difundido el diarismo mexicano.
Su más reciente éxito fue el descubrimiento de los contratos que firmó con Pemex, en calidad de juez y parte, el fallecido Juan Camilo Mouriño. Y no es lo único que ha publicado acerca la petrolera mexicana. Otro de los reportajes de su revista, realizado por Ana Lilia Pérez Mendoza, evidenció las relaciones poco claras, por decir lo menos, entre la empresa Zeta Gas y Pemex.
Personas económicamente pujantes y bien conectados con el primer círculo del gobierno federal, los propietarios de esa gasera se sintieron con la fuerza y la influencia necesaria para lanzarse en contra de un periodista de recursos modestos. Así las cosas, demandaron en el Distrito Federal a Badillo y a Pérez Mendoza. Y aunque no es probable que tengan la razón jurídica, gracias a la habilidad y a las relaciones de sus abogados consiguieron, ¡en un juzgado de Jalisco!, órdenes de aprehensión contra los periodistas.
Miguel Badillo fue arrestado y liberado, gracias a un amparo, el mismo viernes. Ana Lilia Pérez no ha sido arrestada y es probable que, con otro amparo, sus abogados impidan que vaya a dar la cárcel.
Esa es, en síntesis, la historia. Se trata, desde luego, de una injusticia. Parece, y en mi opinión lo es, un atentado a la libertad de expresión de dos periodistas mexicanos.
Lo más grave, sin embargo, está en otra parte: en la pobre, casi nula cobertura que los medios de comunicación de nuestro país le han dado al caso. Un par de notas no destacadas en su portada en la versión impresa de La Jornada, comentarios en diversos sitios de internet, alguna mención en los noticiarios radiofónicos y no mucho más es la atención que ha merecido la arbitrariedad cometida contra Badillo y Pérez Mendoza. La clásica mezquindad del periodismo que se ejerce en México.
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