Homozapping
Las raras aspiraciones peñistas
Jorge Meléndez Preciado
Luego de sus frustrados periplos a diferentes naciones, Enrique Peña Nieto viajó a Bali, Indonesia, a un seminario que lleva por título algo imposible de lograr en esta época neoliberal y por tanto de inestabilidad en todos los órdenes, el nombre es: “Invertir para una economía resistente” (sic que se ablanda a la primera).
Vivimos, es necesario repetirlo, como
dice Zygmunt Bauman: “tiempos líquidos”, donde nada es estable y menos
asible. Por lo tanto es una vana ilusión plantearse una “economía
resistente”. Ya vemos que ni siquiera la estadounidense lo es, y no
porque tenga unos grandes enemigos, sino debido a que los miembros del
Partido del Té, donde la ignorante Sarah Palin es su activo más notable,
tienen en jaque a Obama, quien no podrá pagar sus deudas si el 17 de
este mes no hay un acuerdo en el Congreso yanqui. Algunos dicen que de
llegar ese momento, ocurrirá una “Hecatombe mundial”.
Pero
regresando a México, Enrique Peña Nieto, como buen político torero, no
respondió los cuestionamientos acerca de si no habría problemas para
llevar a cabo la reforma energética. Pero si tuvo que dar una
explicación de otra de sus medidas, los cambios hacendarios.
Dijo lo que
mundialmente no es popular cualquier reforma fiscal. Y anotó: esta
medida “implica, sin duda, un desgaste para el Gobierno, pero asimismo
la responsabilidad” (Reforma, 8 de octubre). Lo cual muestra, en
su propia voz, lo ya sabido: que hay una buena cantidad de sectores en
contra de muchos impuestos. Tanto que articulistas tan disímbolos como
Alejandro Encinas (EL Universal, 8 de octubre) y Federico Reyes Heroles (Excélsior, ídem) coinciden en oponerse a la mencionada reforma.
Algunos informativos dicen que la
secretaría de Hacienda ya modificó su propuesta con el objeto de que el
Consejo Coordinador Empresarial (CCE) la acepte. Y entre algunas
medidas son dar marcha atrás al IVA en colegiaturas- que era una de las
banderas panistas, quienes incluso estaban dispuestos a tomar las
calles-, no gravar la venta de casas hasta cierto precio y elevar el
límite a las deducciones personales, entre otras cuestiones.
En el primer caso, ya lo habían
adelantado Manlio Fabio en la Cámara de Diputados y Emilio Chauyffet en
su comparecencia ante legisladores.
Y es que cualquier propuesta, se incluyen asuntos que se sabe no pasarán. Son los famosos globos sonda,
que intentan distraer la atención para que salgan adelante otras
cuestiones de mayor importancia. Aunque otras que se esperaban, como el
aumento a los impuestos de los más ricos, no están presentes, ya que a
quien obtiene 500 mil pesos al año se le aplica el mismo impuesto que
a los grandes millonarios. O sea, pagarán igual un funcionario o
empresario mediano que Carlos Slim y Ricardo Salinas Pliego. Algo muy
desigual y que propicia la acumulación de riqueza en pocas manos y la
falta de presupuesto federal.
Asegura Peña Nieto que de no logarse una
mayor recaudación estatal con las medidas propuestas, “estaremos
llevando a cuestas (sic estilo tameme) el que los jóvenes que estén
egresando de sus estudios profesionales, solamente estén encontrando
frustración por no encontrar espacios de oportunidad y trabajo”
(disculpe tanta repetición).
Desgraciadamente el futuro nos alcanzó
antes de que vengan los cambios. Hoy de cinco mil egresados de las
escuelas de comunicación en el país, menos del diez por ciento consiguen
empleo; el salario promedio es de cinco mil pesos al mes (ver Repensar el periodismo
de Omar Raúl Martínez, UAM). Por lo tanto, hay infinidad de
desocupados, subempleados, trabajadores informales o como guste
llamarles. Y eso que no hablamos de quienes ni siquiera pueden tener
cupo en las instituciones de educación superior, problema anual que
sistemáticamente se intenta resolver con aspirinas para un cáncer.
Recientemente el siempre ingenioso Jorge
“El Chale” Martínez Almaraz hizo una exploración periodística. Se dio
cuenta que un egresado de áreas científicas gana en promedio seis mil
pesos, al cual le piden experiencia de cuando menos dos años. Mientras
los que trabajan en estéticas gay- no porque tengan esa preferencia
sexual- obtienen 17 mil pesos al mes.
Pareciera broma o país de locos, pero es
el mercado, sobre todo de trabajo, quien dicta las leyes en esta
economía que padecemos.
Enrique Peña Nieto dice que escucha a
todos, pero eso no es cierto, dirá un maestro. También que espera
cambiar el país con sus medidas y con el Pacto por México. Aunque en
dicho acuerdo están tres partidos, muy desprestigiados y sin deseos de
oír siquiera a la mayoría, sino únicamente se cuchichean entre ellos.
El mandatario azteca tiene un reto muy grande y un equipo muy enano para enfrentarlo.
@jamelendez44
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