lunes, 14 de octubre de 2013

Sí estamos bien ...pero bien jodidos

¡¡Exijamos lo Imposible!! 
Por Esto!
“¿Por qué dice que está todo bien?”, le escupieron a Peña
Álvaro Cepeda Neri

Conjeturas
 
Sólo parar rescatar a los hijos de Angélica Rivera y Peña Nieto no hubo negligencia. Y la noche del día 14 fueron llevados, de la mansión presidencial en Acapulco, a la residencia de Los Pinos, para aparecer en el balcón la noche del Grito; para la que Eruviel Ávila contrató muchos acarreados de a 500 pesos cada uno, cena y traslado de ida y vuelta al Estado de México, para vitorear no a los Héroes de la Independencia, sino: “¡Peña… Peña!”. Pero a los pobres, los que están al margen del discurso para combatir el empobrecimiento con puras promesas de Peña y su pepsicolera secretaria de Sedesol, la Robles Berlanga, nadie les advirtió de la llegada de “Manuel” o de “Ingrid”, pues los desgobernadores de esas entidades, encabezadas por el de la cena-borrachera de Ángel Aguirre y sus invitados, la noche del día 13 “celebraron” la histórica instalación del Congreso de Anáhuac donde se proclamaron los Sentimientos de la Nación de Morelos, quien fue siervo de la Nación y no como los caciques actuales.

Peña se retiró de la cena del 15 pero dejó que se hartaran sus más de 700 invitados; en lugar de suspenderla y enviar esa comida a los centros defeños donde sobreviven los miserables en la capital del país. Se fue a preparar la tardía asistencia a los turistas atrapados en Acapulco y cuyo ciclón abortó la miseria en la que sobreviven cientos de miles de guerrerenses. Los funcionarios federales y de las entidades de Guerrero, Oaxaca, Jalisco, Sinaloa, Veracruz, Michoacán, Nuevo León, al menos, actuaron con tardanza. Igual los de Conagua y los servicios preventivos de protección civil, adheridos al lema de que “aquí no pasa nada… hasta que pasa”. Y “Manuel” ya había arrasado todo a su paso (y van ya 194 muertos, con 69 desaparecidos, según las mentirosas cifras oficiales, que siempre todo lo minimizan si son desgracias y exageran cuando hay síntomas de mejorías.

Pues bien. En uno de sus viajes a Guerrero, sobre todo a la zona siniestrada acapulqueña y sus alrededores montañosos, el señor Peña llegó a la comunidad Del Arenal, en Coyuca de Benítez, acompañado del cínico Aguirre Rivero, una “cola” de funcionarios que sólo estorbaban y sus escoltas militares. Éste le extendió la mano a una mujer de veintitantos años con el rostro agobiado y muestras de sufrimiento, quien no contestó el saludo y Peña tuvo que retirar su brazo extendido.

Esta guerrerense, orgullosa de su raza, le vomita a la cara al “señor presidente”: “¿Por qué dice que todo está bien y que estamos bien?... No estamos bien, necesitamos ayuda, comida”. A lo que Peña contestó: “Me refiero al ánimo, México va adelante”. Pero la mujer le replica: “No, ni en eso… estamos tristes, perdimos todo” (Eduardo Ortega de El Financiero: 25/IX/13). En esa comunidad el ciclón arrasó con todo y sólo unos pocos habitantes sobrevivieron. Peña respondió que estaban repartiéndose despensas. La mujer lo siguió mirando y él se retiró con el escupitajo en la cara y otro en la abotagada cara del desgobernador que anda como loquito en radio y desplegados de prensa, tratando de justificar su negligencia.

cepedaneri@prodigy.net.mx 

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