¡¡Exijamos lo Imposible!!
Aniversario peliculesco
Lilia Arellano
Estado de los ESTADOS
Regreso a la represión de hace 45 años
Se enfrentan anarquistas y granaderos
Se detectó a los policías con disfraz
Aumenta la inconformidad contra EPN
Se unifican partidos contra las reformas
Siguen maestros firmes en su demanda
Impunidad, riqueza y cinismo insultantes
“La ambición es el último refugio del fracaso”.- Oscar Wilde
Para quienes observamos el desarrollo de los acontecimientos de este
día, el vértice se centra en las acciones tanto de los inconformes como
de las autoridades. Unos y otros se presentaron como actores de una mala
película de acción que despertó temor al presentarse contingentes
conformados por miles de jóvenes y adultos cuya marcha significaba un
reto para otros millares de uniformados que los observaban con coraje,
dispuestos unos a continuar avanzando y los otros listos para atacarlos.
Las huestes contratadas por el gobierno se lucieron con agresiones
sobreactuadas, en las que no resultó difícil identificar a policías
vestidos de civil que, una vez en su papel, detuvieron a los
manifestantes y a golpes los subieron a camionetas de la Secretaría de
Seguridad Pública. Estos infiltrados se hacían señas con otros que
pertenecían a grupos de choque. Se identificaban a través de la
vestimenta: pantalones de mezclilla y playeras con estampados casuales y
baratos. Eran miles los inconformes y más de 8 mil los policías
preventivos y dos mil federales. ¡De ese tamaño es el miedo que tienen
las autoridades a los ciudadanos!
Entre los llamados “anarquistas” y la policía se dieron los jaloneos y
si bien los heridos fueron 51, cuarenta y siete de ellos fueron
atendidos en las banquetas o dentro de las ambulancias; solamente 4
ingresaron a hospitales, tres a la Cruz Roja y uno con mayores
posibilidades económicas al Mocel, las interrogantes surgen en cuanto a
los detenidos. Hasta el cierre de estas líneas no se tenían datos
exactos, ni siquiera el número global de ellos y, por supuesto, tampoco
se sabía de su paradero, de la delegación donde se encuentran recluidos.
Para la autoridad ha sido exitoso el no tener registro de muertos, sin
embargo para la población, la represión y los ataques recibidos con la
pretensión de desacreditar un movimiento que engloba diversos rechazos e
inconformidades despiertan mayor ira y los líderes aseguran que habrá
otras manifestaciones, “las que sean necesarias hasta que Peña Nieto y
sus compinches entiendan”. Para quienes, en el ejercicio del periodismo
corrimos ante la presencia de los carros-tanque de bomberos tratando de
disolver las marchas que se hacían sobre San Cosme, en las cercanías de
la Normal, la historia volvió a repetirse pero ahora con una clara
división social en la que muchos uniformados están convencidos de que
cometen arbitrariedades pero no quieren perder el empleo.
Este miércoles quedó claro que son muchos los frentes que tiene abiertos
la administración del mexiquense, quien sigue sumando sectores de la
población en contra por la ineficacia de su gabinete y, sobre todo, por
el empecinamiento en sacar las reformas estructurales que a nadie
convencen y que afectan a la mayoría de la población. La inconformidad,
manifestada abiertamente en las calles de la capital de la república y
las principales ciudades del país, habla de la desaprobación de los
mexicanos al nuevo régimen priísta. Este dos de octubre, a las
concentraciones de los maestros que rechazan la reforma educativa y las
leyes secundarias en la materia, se sumaron estudiantes y organizaciones
sociales que conmemoraron el 45 aniversario de la masacre en la Plaza
de las Tres Culturas de Tlatelolco, que también sirvió de catalizador a
la inconformidad social que acumula la gestión del mexiquense.
El fenómeno de la violencia se hizo otra vez presente en la marcha del
“2 de Octubre”. Grupos de jóvenes encapuchados, que se autodenominan
“anarquistas”, se enfrentaron con piedras, tubos, palos y diversos
objetos, contra elementos de Seguridad Pública del Distrito Federal, que
les impidieron el paso hacia el Zócalo capitalino, y que se
resguardaron tras sus escudos y respondieron lanzando gases lacrimógenos
a los manifestantes.
En el enfrentamiento de Eje Central y Tacuba, hasta un reportero de
Canal 11 resultó herido en el rostro al recibir el golpe de un trozo de
botella. En el mismo, se lanzaron cohetones y se arrancaron vallas
metálicas que resguardaban los comercios de la zona. No obstante, los
manifestantes fueron repelidos incluso con extintores en Eje Central y
Avenida Hidalgo y los obligaron a virar hacia Reforma.
Un segundo enfrentamiento se suscitó en Paseo de la Reforma e Hidalgo,
donde los anarquistas usaron bombas molotov, petardos y piedras, lo que
provocó la intervención de unidades de caballería. Dirigentes de la
manifestación llamaron a sus compañeros a no caer en provocaciones,
aunque sólo el grupo de anarquistas fue el que se enfrentó a los
granaderos a espaldas del Palacio de Bellas Artes.
Alrededor de 15 mil jóvenes, estudiantes, maestros, miembros del Comité
68 e integrantes de organizaciones sociales partieron de la Plaza de las
Tres Culturas en Tlatelolco, y se trasladaron al Ángel de la
Independencia, mientras que algunos contingentes pretendieron llegar
hasta el Zócalo capitalino, donde fueron detenidos por policías y vallas
metálicas que se colocaron desde la noche del martes.
Fueron encabezados por integrantes del Comité 68, como Jesús Martín del
Campo, quien criticó la excesiva presencia de policías y granaderos, más
de 8 mil, así como 2 mil policías federales, y señaló que es un síntoma
de la política de represión del Gobierno, por lo que una de las
exigencias es que desaparezcan cuerpos policíacos de carácter represivo,
lo cual dadas las demostraciones de ayer es una petición que no tendrá
eco, sino que descargará sobre los marchistas otra serie de críticas
sostenidas por el daño que causan a los defeños, sin tomar en cuenta que
quienes habitan estas tierras están más que acostumbrados a estas
acciones.
Otro integrante de dicho comité, Félix Hernández Gamundi, reiteró que no
caerán en actos de provocación aunque señaló que intentarían llegar al
Zócalo capitalino. Al llegar la vanguardia de la movilización a la
Avenida Hidalgo, se les sumaron maestros de la Coordinadora Nacional de
Trabajadores de la Educación (CNTE) e integrantes del Sindicato Mexicano
de Electricistas (SME), que acompañaron a grupos de la UNAM, del
Politécnico, de Chapingo y miembros del Sindicato de Tranviarios y del
ISSSTE, entre otros. La Avenida Juárez, de Paseo de la Reforma al Eje
Central, fue cerrada a la circulación. Avenida Reforma, desde Sevilla al
Eje 1 Norte, también fue bloqueada.
En Avenida Reforma, los contingentes se reorganizaron para seguir su
marcha hacia el Ángel de la Independencia donde realizaron un mitin. Sin
embargo, los enfrentamientos entre los grupos de anarquistas y los
granaderos continuaron no sólo en Eje Central y Avenida Hidalgo, sino
también en Reforma, Bucareli y el Monumento a la Revolución. En esos
puntos, los jóvenes lanzaron proyectiles a los granaderos, entre ellos
cohetones, bombas molotov, piedras y palos, los policías repelieron la
agresión con líquido de extintores. Sobre Bucareli, Puente de Alvarado y
el Monumento a la Revolución continuaron los enfrentamientos, en los
que resultaron heridos ciudadanos que pasaban por esos lugares.
Frente al Senado de la República, se escenificó otro combate entre un
grupo de policías y manifestantes, luego de que poco más de 50 jóvenes
fueron detenidos y subidos a un camión de granaderos tras realizar actos
violentos. Los inconformes intentaron impedir el paso de la unidad de
la Secretaría de Seguridad Pública, pero los granaderos comenzaron a
rociar gas pimienta para desplegarlos. El gobierno del Distrito Federal
identificó a un grupo de al menos 200 anarquistas, quienes participaron
en los actos violentos que incluyeron la destrucción de establecimientos
comerciales.
La marcha enfiló al Ángel de la Independencia, donde con un minuto de
silencio en recuerdo de los estudiantes caídos en 1968, inició el mitin
conmemorativo de la matanza de Tlatelolco. Uno de los dirigentes del
Consejo Nacional de Huelga, Félix Hernández, señaló que es inadmisible e
ilegal que a 45 años, el estado quiera iniciar un acto de exacción con
el bloqueo por parte de los granaderos en una amplia zona de la ciudad.
Indicó que “no podemos retroceder en algo que ganamos hace 45 años,
cuando demandamos la desaparición del cuerpo de granaderos. Hoy lo
volvemos a plantear”.
Destacó que desde 1968, el zócalo capitalino no había estado cerrado
para las expresiones políticas. Dijo que “eso es lo que reclamamos aquí.
No vamos, no podemos regresar a las situaciones de antes de 1968,
cuando ese espacio público era exclusivo del gobierno federal y sólo
estaba reservado a los desfiles militares del 16 de septiembre y del 20
de noviembre, e incluso las concentraciones obreras encabezadas por el
entonces líder de la CTM, Fidel Velázquez”.
Es difícil ubicar y riesgoso asegurar que los “anarquistas” conforman
una modalidad para hacer aparecer los movimientos de ciudadanos como
violentos, porque es así como justifican las acciones de represión
policiaca y se da margen a que se solicite la intervención del orden
público. Líderes de partidos afines al PRI hasta llegan a asegurar que
hay “profesionales” que buscan la desestabilización. Todo esto
contribuye a enrarecer el panorama, a evitar que se vea la realidad que
no es otra que el rechazo, mismo que, reiteradamente señalan, manejan
con civilidad. Con esas identificaciones de policías de civil, las
agresiones muy marcadas de estos grupos, sus detenciones –que permiten
que realicen otras contra manifestantes pacíficos-, se advierte que ni
siquiera para la contención sin embestidas están preparados los
uniformados y sus jefes. Son cuatro décadas y media de un movimiento del
que mucho se ha hablado sobre los cambios propiciados, sin embargo ayer
se comprobó que “estábamos mejor cuando estábamos peor” y que la lucha
por la democracia, la libertad y la soberanía solo ha tenido pequeños
arranques que no han llegado a ningún resultado palpable.
Crece inconformidad
A dos meses de cumplir su primer año, los resultados brindados por la
administración de Enrique Peña Nieto son totalmente negativos: la
economía en declive, ya en recesión; la inseguridad incrementándose y la
ola de violencia agravándose en el territorio nacional; en política, el
abierto rechazo a las reformas estructurales que impulsa el Gobierno
federal, tanto de grupos de izquierda que llaman a oponerse a la reforma
energética, como de organismos cupulares de la iniciativa privada que
también exhortan a salir a las calles contra la reforma hacendaria del
mexiquense.
En materia de seguridad, tras transcurrir 10 meses de la presente
administración federal no hay avances, a pesar de los discursos
oficiales: el 68 por ciento de la población de 18 años y más considera
que vivir en su ciudad es inseguro, mientras que sólo 31.7 por ciento
estima que es seguro, de acuerdo con el último reporte en este rubro del
Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEG).
Por lo que toca a la reforma hacendaria, diputados federales del PAN
llamaron a la ciudadanía a salir a las calles para manifestarse en
contra de la reforma hacendaria. Los legisladores de Acción Nacional
señalaron que también saldrán a la vía pública para explicar a la
población por qué será perjudicial la reforma fiscal que impulsa el
gobierno de Peña Nieto. Mientras, la Confederación Patronal de la
República Mexicana (Coparmex) sostuvo que el 90 por ciento de lo
propuesto en la iniciativa de reforma hacendaria presentada por el
Ejecutivo se debe cambiar. Los dirigentes empresariales consideran que
todo el documento se debe revisar ya que como está “no va en pro del
crecimiento y puede alargar la recesión”.
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