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Recesión y depresión económicas… ¿y las políticas públicas?
Alvaro Cepeda Neri
Conjeturas
En reciente entrevista con el reportero Jorge Ramos, Jesús Ortega salió
con la gran idiotez de que Peña “rompe con el dogma neoliberal” (El
Universal: 16/IX/13); y así, tras la crisis-desastre del calderonismo y
un PAN reacio a las intervenciones sociales, económicas y políticas en
los mercados que aplaudieron las contrarreformas del Pacto por… Peña, y
con aullidos de Los Chuchos, el peñismo de Videgaray y Pedro Aspe, con
su neoliberalismo económico de privatizar hasta las políticas públicas
–como la política económica gubernamental–, han terminado por empujar a
la Nación al precipicio de la recesión económica durante diez meses y ya
de plano entrar a la depresión; lo que anuncia para los mexicanos algo
peor que lo acontecido en Grecia, España y Brasil, ya que estamos en
vísperas de revueltas por hambre, pobreza y desempleo. Ya no hay vuelta
de hoja: el peñismo, entretenido en sus contrarreformas que solamente
implantan cambios laborales contra los maestros y los trabajadores, no
ha reaccionado a los problemas públicos y permitió que los empresarios
también contuvieran su participación en los mercados.
Esos mercados están paralizados, atrapados entre la recesión y la
depresión económicas, cuando todos los indicadores económicos (The
economist: Guía de los indicadores económicos; ediciones del Prado),
precisamente, indicaban que las economías mexicanas (pública, privada y
la caída de las exportaciones, mientras aumentaban las importaciones),
aceleradamente iban a radicalizar el desempleo, el hambre, la pobreza,
por la casi total ausencia de gasto público a la par del retraimiento de
empresarios, banqueros, patrones y demás inversionistas. Todo favoreció
al capitalismo financiero del neoliberalismo. Peña y Videgaray-Aspe
tensaron la crisis y ha reventado, al no haber tomado y ejecutado
decisiones de política económica para activar el consumo, el empleo y
aumentar los salarios del sector público, negociando con el FMI y el
Banco Mundial, disponer de 100 mil millones de dólares de los 180 que
están en la reserva; y que los patrones hicieran lo mismo con sus
empleados.
Pero no. El peñismo y su Pacto por… Peña actuaron a la defensiva y se
acomodaron en la divisa de la fisiocracia: “dejad hacer, dejad pasar” y
ahora tenemos un desastre generalizado, con lo cual los 114 millones de
mexicanos (descontando a los Slim, Azcárraga, Larrea y demás
enriquecidos con la pobreza del país), no tienen más opción que competir
a muerte por los puestos de trabajo que restan; y que los pobres se
levanten en revueltas contra el mal gobierno. Peña empezó por donde
debería haber terminado. Primero el empleo, el hambre, las inversiones,
el gasto público, eran prioritarios. Y sus contrarreformas para dentro
de cuatro años, permitiendo a los maestros actualizarse durante los
primeros años del sexenio y aumentarles los salarios igual que a los
trabajadores. Es decir: reactivar las economías. Pero no y ya tenemos la
recesión con visos de depresión que puede provocar el estallido social.
cepedaneri@prodigy.net.mx
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