El PRD, un negocio en extinción
Jorge Canto Alcocer
Mientras el país entero hierve en protestas contra las reformas de Peña, los “Chuchos” avanzan en su tarea de desmantelar al todavía más importante partido político de izquierda que tenemos, que teníamos, mejor dicho, pues ahora se comporta como un mero satélite del represor partido en el poder.
No de otra manera se puede entender la aprobación perredista de la miscelánea fiscal peñista y de su ley de ingresos. Sin embargo, algo debemos agradecerles a los “Chuchos”: pese a la tragedia que ahora ellos están contribuyendo a perpetuar, nos brindan un poco de humor cantinflesco con las inverosímiles declaraciones de Jesús Zambrano, su hombre del momento.
La frase “el enojo de las cúpulas empresariales por la recién aprobada reforma fiscal” no tiene desperdicio, sobre todo si consideramos que la Ley de Ingresos va aparejada a los nuevos impuestos, y que ésta contempla continuar con los lamentables y popularmente abominados “gasolinazos”. ¿Será que Zambrano entiende por cúpula empresarial a los centenares de miles de taxistas que cada mes llueven en mentadas de madre cuando ven cómo se evaporan sus ingresos en las gasolineras? ¿O estará pensando que las famosas cúpulas somos los decenas de millones de mexicanos que recurrimos cotidianamente al transporte público, y a quienes con el tiempo nos pasarán la factura de los incrementos mensuales al combustible?
La estúpida perorata del traidor Zambrano la concluyó con la sobadísima y muy neoliberal frase sobre los “subsidios regresivos”, que supuestamente terminan por beneficiar a quienes más tienen, lo que hace presumir nuevos aumentos en las tarifas de los servicios públicos, en el marco de la búsqueda de garantizar mayores ingresos al gobierno federal ante la prevista aprobación del despojo petrolero.
La actual alianza de los “Chuchos” y los lamentables restos del PRD con el PRI de Salinas de Gortari y de Peña devela precisamente que la oposición perredista al despojo energético es sólo de dientes para afuera, valor entendido, retórica pues, y que seguramente a la hora de la hora, si los números no les cuadran a los entreguistas, se ordenará a los legisladores necesarios que avalen la reforma, o que se abstengan, o al menos que se vayan a “uixar”, como convenientemente hizo el panista yucateco Francisco Paoli cuando la votación del FOBAPROA.
Dirán que las negociaciones con los peñistas le produjeron al PRD importantes ganancias para el gobierno capitalino, a través de la concesión del Fondo de Capitalidad y el acceso a otros recursos de los que la Ciudad de México estaba injustamente excluida. Pero ¿realmente habrá quien crea que con el incongruente y represor Mancera en el gobierno, y compitiendo con el MORENA de López Obrador y los otros partidos de izquierda el PRD tiene alguna oportunidad de conservarse en el poder chilango? Los “Chuchos” son unos indudables sinvergüenzas, pero no unos tontos.
Lo más probable es que los “judas” que hoy en día están enterrando al PRD a través de sus alianzas con el poder únicamente estén buscando beneficios concretos y materiales. No sería sorprendente que el puñado de dirigentes que está hundiendo al partido haya engrosado fuertemente sus cuentas bancarias, así como también haya logrado colocar a familiares y compadres en puestos discretos pero importantes de la nómina federal.
Por lo pronto, y merced a los “buenos oficios” de estos pillos, ya Peña dejará de monopolizar las mentadas de madres tras cada “gasolinazo”. Habrá ahora que acordarnos también de los “Chuchos” y sus diputaditos cuando ello ocurra. Se lo han ganado a pulso.
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