La Jornada
Reforma fiscal: el engaño
Pedro Miguel
Sí, claro: es de obvia
necesidad el establecimiento de impuestos a las mineras, a las
refresqueras y demás consorcios devastadores del medio ambiente, la
salud y el patrimonio de la población. Sí, por supuesto: se ha de gravar
las transacciones y utilidades logradas por medio de la bolsa de
valores. Sí, es evidente: el gobierno debe disponer de mayores recursos
para reactivar la economía. Se sabe desde hace mucho tiempo que las
grandes corporaciones y las grandes fortunas personales son y han sido
benefactores de un modelo fiscal clasista y concentrador de la riqueza
que premia a la riqueza y al capital y castiga a la pobreza y el
salario. ¿Negarse a una corrección de la enorme injusticia presupuestal
de que ha sido víctima el Distrito Federal por parte de la Federación?
Claro que no. No nos vengan a contar ahora que descubrieron el hilo
negro.
Si se tratara de una modificación aislada del sistema de gravámenes, la reforma fiscal aprobada sería una medida plausible. Vista en el contexto de las otras reformas peñistas, se trata de una zanahoria concebida para atenuar en lo político, y complementar en lo hacendario, el palo de la privatización petrolera. Pero los políticos y legisladores
de izquierdaentregados al Pacto por México dicen que no lo saben y aseguran que han logrado una gran cosa. Ya los verán justificarse con el alegato de que perdieron en la defensa de los artículos 27 y 28 constitucionales pero que se anotaron un triunfo en el establecimiento de impuestos más justos, y que nunca se puede ganar o perder todo, y que no hay que ser maximalistas, y que qué injusta es la gente que los delezna, y que qué caray.
En lo inmediato hay que tener claro que las modificaciones
legales propugnadas por el peñato –la laboral propiamente dicha, la
laboral disfrazada de educativa, la de telecomunicaciones, la fiscal y
la energética– son un solo paquete regresivo, antinacional y
antipopular, que destruye derechos y conquistas laborales, vulnera
gravemente la soberanía, el patrimonio y el futuro de la nación, y
traslada al grueso de la sociedad el gasto dispendioso de una
institucionalidad ineficiente, corrupta y carente de representatividad.
Desde luego, la pretendida capacidad de ese paquete para reactivar la
economía y recuperar el crecimiento es una engañifa más de la propaganda
gubernamental: en realidad, se trata de un paquete recesivo.
Ciertamente, el régimen cuenta con sobradas fuerzas legislativas para imponerlo, en todas sus partes, en ambas cámaras. Es fuera de ellas y fuera del ámbito de la formalidad política donde deberá enfrentarse el ajuste legal peñista mediante la desobediencia civil pacífica.
navegaciones.blogspot.com
Twitter: @Navegaciones
Ciertamente, el régimen cuenta con sobradas fuerzas legislativas para imponerlo, en todas sus partes, en ambas cámaras. Es fuera de ellas y fuera del ámbito de la formalidad política donde deberá enfrentarse el ajuste legal peñista mediante la desobediencia civil pacífica.
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