¡¡Exijamos lo Imposible!!
Proceso
El “Elbazo”
MÉXICO, D.F. (apro).- “Entré por el escusado, pero salí por la puerta
grande”, afirmó Elba Esther Gordillo en uno de los momentos más
intensos de la ahora multicitada entrevista con Adela Micha.
Gordillo
no sólo hablaba metafóricamente. Estuvo encerrada en un baño de la
Secretaría de Gobernación, en la primavera de 1989, antes que se
consumara la defenestración del cacique que la antecedió, que la formó,
la impulsó y a quien ella superó en mañas y control sindical: Carlos
Jonguitud Barrios.
También hablaba políticamente. La “líder moral”
del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación le envió un
mensaje cifrado a su hacedor y quizá el principal artífice de su
reciente detención: el expresidente Carlos Salinas de Gortari.
No
fue la única referencia hacia el político que sigue jugando un papel
esencial en la configuración de alianzas, fobias, intrigas y grandes
negocios del peñismo. En la misma entrevista, Gordillo reveló que el
único exmandatario que le propuso ser titular de la Secretaría de
Educación Pública fue el propio Salinas.
“No voy a negarlo, me hubiera gustado ser secretaria de Educación y me lo ofreció Carlos Salinas de Gortari”, sentenció.
Y
también, en el lenguaje cifrado de esas cañerías a las que alguna vez
ella se refirió en otra de sus múltiples esgrimas declarativas
recientes, mencionó que su némesis Roberto Madrazo –con quien
protagonizó una agria disputa al interior del PRI y después en la
campaña del 2006- “ha vuelto a participar” y “no lo puedo respetar”.
Madrazo
fue apoyado por Salinas de Gortari. Y ella se negó a pactar con el
exgobernador de Tabasco, después de una ruptura entre el entonces
presidente nacional del PRI y ella, secretaria general del partido.
Todos
recordamos la frase que Gordillo mandó a distribuir en los
espectaculares de todo el país y que se convirtió en el epitafio del
entonces candidato presidencial del PRI: “¿Tú le crees a Madrazo? Yo
tampoco”.
Revisada y vuelta a analizar, esta entrevista con Adela
Micha puede convertirse en el otro epitafio de la lideresa que vino de
Chiapas, se formó en Ecatepec y Ciudad Nezahualcóyotl, militó algunos
años cercana al trotskismo para luego convertirse en una de las
dirigentes más acaudaladas, con mayor poder dentro y fuera del gremio
magisterial y, por supuesto, en un símbolo de la corrupción para
millones de mexicanos.
Gordillo fue cuidadosa al referirse a Peña
Nieto. Todos vimos que ella formó parte de una de los tres poderes
fácticos que ayudaron a encumbrar al otrora gobernador del Estado de
México. El otro fue Televisa –donde realizó la entrevista acusando a
las “campañitas” de Mexicanos Primero- y el tercero fue Carlos Salinas
de Gortari y su alianza con el Grupo Atlacomulco.
Sin embargo, anticipó y asumió que podía venir un golpe de su exaliado. Y así se deslindó de los acuerdos con Peña Nieto:
“No
llegué a ningún acuerdo con Enrique Peña Nieto. De su equipo lo único
que puedo decir es que la alianza electoral que veníamos construyendo no
se cayó por mi responsabilidad, sino por quienes la estaban operando”.
Gordillo
hizo referencia así a uno de los antecedentes principales del
distanciamiento entre el Panal –el partido de la “abeja reina”- y el
PRI.
En enero del 2012, en vísperas del inicio de la campaña
presidencial, Humberto Moreira dejó la presidencia nacional del
tricolor, después de amarrar una polémica alianza con el Partido Verde y
el Panal para cederle más de la quinta parte de los puestos de elección
popular a ambas organizaciones. Hubo una auténtica rebelión interna de
los cuadros priistas que se sintieron desplazados.
Los acuerdos
con el PVEM se respetaron, incluyendo el apoyo a la gubernatura de
Manuel Velasco en Chiapas. Los acuerdos con el Panal y con Elba Esther
ya no.
El último antecedente del elbazo es la reforma
constitucional en materia educativa, promulgada un día antes de su
detención en el aeropuerto de Toluca, en una pomposa ceremonia presidida
por Peña Nieto, por Emilio Chuayfett –su adversario frontal en 2003-, y
por los presidentes de los partidos firmantes del Pacto por México.
La ausencia de Elba Esther Gordillo fue ostensible. Como también su crítica a esta reforma.
En
la misma entrevista con Micha, Gordillo se envolvió en la bandera de la
defensa del gremio magisterial y en contra de la privatización de la
educación pública.
“No estoy de acuerdo que la educación pase a manos de empresarios y de los intereses mediáticos”, sentenció.
Ahí
estaba describiendo los dos ejes de la ecuación que Gordillo colocó
como sus adversarios recientes. Y lo dijo en un set de Televisa. ¿Juego
doble de la empresa de Azcárraga Jean? Aún no lo sabemos.
A quien
no mencionó por su nombre fue a quien la llevó de la mano hasta el SNTE y
ahora le estorba para su personal proyecto de padrinazgo transexenal.
El elbazo tiene mucho de salinazo.
www.homozapping.com.mx
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