miércoles, 20 de febrero de 2013

Mueren 30 personas diarias por hambre

¡¡Exijamos lo Imposible!! 
Diario Libertad
Editorial

Si las matanzas que durante el sexenio pasado en promedio llegaron a ser de 37.96 asesinatos diarios, atendiendo a las poco creíbles declaraciones del nuevo Gobierno (lo de nuevo Gobierno es simple eufemismo) que cifró en 70 mil aproximado el número de asesinatos, no fuera ya un hecho verdaderamente espeluznante.

Aunque por todos es sabido que fueron muchos más, y que por consiguiente el promedio diario de asesinatos debe de ser muy superior; tal vez en un 50 %. Pero aun así, aceptando que con esas cifras aproximadas de 70 mil muertos el asunto es gravísimo.

El que por boca de Peña Nieto nos hayamos enterado que en territorio mexicano mueren por desnutrición, es decir, de hambre, 30 personas cada 24 horas, preferentemente niños y ancianos, es todavía mucho peor. Como “aterrador” lo calificó el propio Jefe de la Nación.

Pues además de los asesinatos, de los que se puede decir cualquier cosa, y nos quedamos cortos, pues un comportamiento así es una ofensa a la especie humana, la desnutrición revela la clase de Gobierno que tenemos.

Que olvidándose del compromiso que tiene con el Pueblo, y entregado de lleno al servicio de los grandes capitales, ha convertido el (fallido) remedo de democracia, en una perversa oligarquía de la que el inmenso Napoleón (11691721) decía que era “el peor de todos los sistemas de gobierno”.

Haciendo de paso inaceptable que nuestros gobernantes, todos, nos continúen diciendo que somos un ejemplo de economía, una potencia exportadora de primera línea, y que nuestras finanzas son sólidas a más no poder.

Pues es incongruente que en una nación con las características financieras que pretenden atribuirnos, sus pobladores mueran de hambre. Eso es absolutamente inadmisible.

En México hay un abismo tan grande entre pobres y ricos, que hace recordar las palabras del inmenso K'ung-fu-tzu, literalmente traducido como Maestro Kong, más conocido como Confucio (551479) “En un país bien gobernado debe inspirar vergüenza la pobreza. En un país mal gobernado, debe de inspirar vergüenza la riqueza”. Y si en los medios se habla ya de ingobernabilidad, no puede decirse que nuestro México esté bien gobernado.

Siendo aún más desconcertante que, para agravar la percepción que los ciudadanos tienen de sus Autoridades, el que hasta los lugares más remotos llegue en camionetas la comida chatarra; pero los vehículos del Gobierno no puedan llegar hasta esas apartadas zonas para ayudar a la gente, no es creíble.

Y encima de todo tienen que caminar medio día para hacerse merecedores de una canasta de alimentos básicos, que por mucho les dudarían una semana, o a lo más quince días.

Sin que se pueda soslayar que esa comida chatarra que les llevan casi hasta la puerta de sus casas, es en gran parte responsable de la desnutrición del pueblo, y de enfermedades graves como la diabetes, la desnutrición, y también, paradójicamente, ¡el sobre peso! cuya atención le cuesta tanto al Erario.

De hecho, se ha comentado en varias ocasiones que el costo por atender a los enfermos de diabetes sobrepasa por mucho el dinero que por cuestiones de impuestos se recaba de las mismas empresas “chatarreras”. Pero negocio, evidentemente que no lo es. Lo que por un lado es injustificable, por otro es sospechoso, altamente sospechoso. Sobre todo en un País donde la corrupción de sus autoridades es conocida hasta internacionalmente.

El hecho de que el Gobierno no haya podido sacar de los planteles escolares ese tipo de comida chatarra que tanto daño hace a la salud y tanto cuesta al Erario (a pesar de que impulsó una Reforma Educativa) hace pensar que ahí hubo algo por debajo de la mesa para que no se aprobara lo que ya se había propuesto; por lo que solo se puede pensar en corrupción.

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