¡¡Exijamos lo Imposible!!
Por Esto!
Un México al revés
María Teresa Jardí
Y
no precisamente ese mundo mágico que se pinta en los cuentos como el
mundo al revés. Para nada. Un México desarmado del todo en su estructura
ética y con la inteligencia más elemental también ejecutada.
Es claro que a los yanquis no les interesa que se ponga fin a la
violencia, que como laboratorio se aplica en México, una vez logrado
imponer, a la mexicana, el neoliberalismo, es decir, a base de
corromperlo todo para de a poco ir invadiendo el país con los
generadores de la violencia para facilitar la limpia de los pobres que
sobran. Es claro. Pero...
Si realmente a Peña le metieron un gol, como piensan algunos de buena
fe, y no se trató de una venganza de Peña el ataque a los estudiantes
que se dio el 1 de diciembre, ya ha pasado demasiado tiempo para que no
se sepa quién o quiénes son los autores incluso de la incredulidad
social ante todo lo que haga Peña. Quiénes son los que eligieron el
mismo procedimiento usado por Peña, contra luchadores sociales en San
Salvador Atenco, para atacar a Peña.
En ambos casos es claro que el hecho habla de venganza. En ambos casos
hay agresiones brutales que se convierten en crímenes políticos.
El asesinato de Alexis Benhumea es imperdonable.
Y lo mismo puede decirse por lo que respecta al dramaturgo, con coma
inducido, que se debate entre la vida y la muerte desde el nefasto, para
Peña, en todo caso, para el país de manera con absoluta certeza, 1 de
diciembre pasado.
Se manifiestan falsamente escandalizados porque las comunidades, para
sobrevivir a la delincuencia protegida por el Estado, decidan tener su
propia policía. Y ya se empiezan a atacar por su carácter de
paramilitares a esos grupos que lo único que hacen es defender el
derecho a la vida.
Si Peña realmente buscara cambiar la situación imperante debería de
haber usado sus primeros cien días no en discursos que nadie cree. Dando
golpes de mando elementales en las instituciones primarias que se
encuentran, todas, desarmadas en su estructura ética.
Calderón se afanó por hacer estallar a algún grupo armado, no protegido
desde el poder como lo están en el fondo “Los Zetas”, “La Familia”, “Los
Templarios” y los etcéteras. No. Se afanó en su última etapa como
usurpador llegado “haiga sido como haiga sido” en hacer estallar a un
grupo armado por decisión propia para enfrentar la ingobernabilidad que
impera como parte de la impunidad que encubre la corrupción más
asombrosamente impune en manos de quienes se reivindican como
gobernantes en el planeta. Aquí ya nada asombra. Y todo parece indicar
que Peña va camino de lograr lo que Calderón no pudo a manera de
militarizar el país entero y de generalizar la represión como regla. La
gente está harta de la impunidad y de la injusticia.
Infame es, por decir lo menos, que los que hoy se escandalizan por el
hecho de que las comunidades se armen en su propia defensa, hayan
callado lo que debía haber escandalizado también a esas “buenas
conciencias”, cuando era claro que por un lado los grupos de sicarios,
lo mismo llamados “Zetas”, que “Familia”, que “Templarios”, que, que,
que..., se integraban con mano de obra salida incluso del Ejército
nacional como paramilitares asesinos entrenados como kaibiles. Infame
es, por decir lo menos, que no se hayan escandalizado con el ejército
paramilitar paralelo que García Luna comandaba con el que hoy se integra
la Gendarmería.
Los paramilitares no son aceptables nunca. Son como “los madrinas”. O se
es militar o se es civil. O se es soldado o se es policía. Punto. Lo
demás es parte del desastre que aquí se aplica como condena contra los
mexicanos.
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