jueves, 28 de febrero de 2013

Ojalá y vaya en serio la detención

¡¡Exijamos lo Imposible!!
Por Esto!
Venganza no es justicia 
Por María Teresa Jardí

Es diáfano que Elba Ester Gordillo es una delincuente de altos vuelos. Una mujer perversa que es clara demostración de la amoralidad característica de eso que seguimos llamando “clase política”, aunque no responda a la prestación del servicio que todo mandatario electo por la mayoría ciudadana debe dar en beneficio del pueblo. Aquí ya se sabe que eligen los poderes fácticos y el IFE y el TRIFE convalidan el fraude. Aunque no responda ni de manera mínima desde hace tantos años como tenía al frente del Sindicato de Maestros esa siniestra mujer, que se llamaba a misma líder vitalicia, aunque a la misma se le hubiera regalado o al menos permitido que lo usara como si fuera su dueña, no sólo el sindicato de maestros sino incluso la Secretaría encargada nada menos que del rubro educativo. Ni siquiera el homicidio de Misael Acostay quién sabe el de cuántos más, si se buscara un poco a lo largo de la carrera por el poder de esa mujer siniestramereció una investigación mientras a los adueñados, también de mala manera, del poder les sirvió la Gordillo.

Pero...

La venganza no es justicia y la justicia no debe parecer nunca venganza. Y no deja de ser curioso el momento elegido para su detención, en medio de una “reforma” a la educación que no satisface, porque tiene visos de buscar privatizar también la educación. “Reforma” que pareciera que se quisiera dejar enterrada entre dos eventos que despiertan el interés de la mayoría: el nombramiento del nuevo Papa y la reforma a la ley de telecomunicaciones que, de hacerse bien, —pero quién sabe—, afectaría a uno de los poderes fácticos más cretinos para la nación. Y no se puede olvidar que ese poder convertido hoy en una teletiranía fue el hacedor de Peña como presidente de la república.

Es inmoral que la Gordillo gastara 150 millones en cirugías estéticas en un país donde se está asesinando también a las personas por la falta de acceso a las medicinas en los hospitales públicos que quedan en pie merced a médicos, por vocación, que no cuentan las más de las veces ya ni siquiera con un par de guantes para practicar una sencilla operación de apendicitis por más imprescindible que la misma sea y aunque el no realizarla signifique la muerte de quien, según la Constitución, tiene derecho a que el Estado le garantice la salud, como derecho humano, tan importante, como el de que se le respete la vida. Vida que aquí ya se sabe que no vale nada y con la que fuerzas oficiales y las fuerzas criminales, protegidas por las oficiales, pueden acabar como “daño colateral” asesinando, impunemente, a quien se le cruce en mala hora por su camino.

Gordillo es clara exponente del abuso de los que se encuentran adueñados del poder, a pesar de ser exponentes claros de la mafia que privatiza a México con un entreguismo cobarde y servil, a cambio de dinero y de prebendas que se han tornado escandalosas. Eso que seguimos llamando clase política, aunque de política tenga poco y mucho de mafiosa, ha perdido la vergüenza y convertido en regla al cinismo.

Ojalá y vaya en serio la detención de la Gordillo y a la misma sigan las detenciones de otros que por escandalosos deben convertirse en ejemplo de lo que no puede ser tolerado. Incluso porque hasta para un pueblo tan falto de respuesta pronta, como es el caso del mexicano, llega un momento en que se torna en intolerable y explota.

Pero no es suficiente si no se cambia la forma de funcionamiento de eso que llamamos clase política. Los abusos deben dejar de imperar como regla si se aspira a generar un mínimo de credibilidad necesaria para que el pacto se firme con la sociedad y no entre cuates mafiosos, lo que nada significa para millones que están llegando a un hartazgo muy peligroso.

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