¡¡Exijamos lo Imposible!!
Proceso
El camaleón
MÉXICO, D.F. (apro).- Cuando Enrique Peña Nieto ganó la elección
presidencial, la vox populi de inmediato reaccionó diciendo que el
dinosaurio había regresado a gobernar.
Hoy podríamos cambiar de
animal para describir al “nuevo” PRI, pues ya no se trata de aquel
animal extinto, sino de un camaleón que se ha adaptado a las nuevas
circunstancias, tomando el color que más le conviene para sobrevivir.
El
camaleón, a diferencia del dinosaurio, supo adaptarse a los cambios
climatológicos desde tiempos inmemorables. Los expertos dicen que desde
el paleoceno ya habitaba la tierra y que, gracias a su habilidad de
cambiar de color de acuerdo con las circunstancias, así como a su lengua
rápida y alargada, y a sus ojos que se pueden mover independientemente
el uno del otro, pudo sobrevivir en cada época.
Las cualidades del
camaleón bien podrían ser las del PRI que durante 71 años seguidos
adaptó su piel y su discurso a la época. Después, cuando perdió la
presidencia de la República, en el año 2000, cambió de color mientras
sus ojos se movían para ver hacia dónde dirigir sus pasos y sobrevivir.
Pasaron
12 años con una piel camuflada, es decir, adaptada a su posición de
segunda y tercera fuerza política nacional. Así, pese a estar en una
situación política adversa, el Revolucionario Institucional comenzó su
transformación de piel y la puso de un color rojo para llamar la
atención de la gente.
Con ese color, que significa la batalla,
ganó la mayoría de las gubernaturas, presidencias municipales y
congresos locales. Se colocó en los órganos electorales y ganó tantos
votos que se convirtió en mayoría relativa en el Congreso de la Unión.
El camaleón comenzó a reinar en el país, aunque no tenía el poder presidencial.
Con
esa piel rojiza se alió con los empresarios de los principales medios
de comunicación que le ayudaron a transformar su epidermis, hacerla
deslumbrante, vistosa, colorida, atractiva al elector. El camaleón
caminó por todo el país y su imagen se multiplicó por miles, luciéndose
como una estrella. Y ganó con un vestuario de millones de dólares.
De
regreso en el trono, tomó una nueva imagen, menos rugosa y suave al
tacto. Su lengua se alargó haciendo suyas las propuestas que sus
opositores plantearon en campaña, y sus ojos se movieron para abarcar
los movimientos de sus adversarios y prevenir sus acciones.
Así
comenzó su nuevo proceso de adaptación, su evolución, tomando otro color
para lanzar ideas que antes le pertenecían a sus eternos enemigos,
entre ellas la cruzada nacional contra la pobreza, la reforma educativa,
la venta de Petróleos Mexicanos, la atención a las víctimas de la
violencia y a los pueblos indígenas, entre otras muchas propuestas
incluidas en el llamado Pacto por México.
Sin embargo, en sus
genes mantuvo los rescoldos del pasado autoritario, la sangre rancia de
la tranza, la médula podrida de la corrupción y la osamenta dura de la
impunidad. Continuó con esa herencia generacional, aunque por fuera la
forma de la piel sea distinta.
El camaleón, a diferencia del
dinosaurio, supo adaptarse a los nuevos tiempos. El dinosaurio
desapareció cuando las condiciones cambiaron, pero el camaleón se
transformó para seguir siendo lo que es: un reptil cuyo nombre significa
“león en tierra” y que siempre buscará la forma de permanecer por mucho
tiempo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario