Ignacio González de Arriba, conocido como el Maestro fénix.
¡¡Exijamos lo Imposible!! Homozapping
Resucitar, atravesar paredes y duplicar la potencia sexual
Juan Pablo Proal
El “Maestro Fénix” ofrecía compartir sus
343 poderes con la humanidad: resucitarse a sí mismos, eliminar el
cáncer mediante la imposición de manos, hacer caminar a paralíticos,
leer la mente, comunicarse con ángeles, atravesar paredes, generar un
corazón nuevo, levitar, duplicar el tamaño del pene, hipnotizar a las
masas, matar a una persona con solo verla…
¿Quién es el “Maestro Fénix? El español
Ignacio González de Arriba, quien se proclama Jesucristo reencarnado,
líder de la secta “Defensores de Cristo”, con sede en Coahuila y Nuevo
Laredo, Tamaulipas. El líder logró reunir aproximadamente a cuatro mil
seguidores de alrededor de 80 países.
A primera
vista, los súper poderes del “Maestro Fénix” evocan al ridículo. El
común de las personas piensa que sólo un verdadero imbécil puede caer en
manos de un estafador tan barato, pero no es así, justo esta manera de
pensar contribuye a minimizar el peligro de las sectas destructivas.
El caso de “Los Defensores de Cristo” es
el más crudo que le ha tocado testimoniar al abogado argentino Héctor
Navarro, presidente de la Red de Apoyo para Víctimas de las Sectas, tal
vez el jurista latinoamericano con más experiencia en la materia.
El martes pasado Navarro encabezó una
rueda de prensa en el Centro Nacional de Comunicación Social junto con
dos víctimas de la secta. Una de ellas es la periodista Blanca Castro,
quien fuera vocera del gobierno de Tamaulipas. El currículum de Castro
refleja el perfil de una mujer profesional, esmerada en su crecimiento.
No es, como muchos piensan respecto a las víctimas de abuso sectario,
una persona crédula o que cayó ahí por tener la vida destrozada.
Los métodos de seducción y manipulación
psicológica de las organizaciones sectarias son finos, apenas
perceptibles. Incluso sus estrategias han sido replicadas por empresas
piramidales y campañas de mercadotecnia encubierta. Las sectas no buscan
primordialmente personas adictas, desempleadas o pobres; seducen a
profesionistas, gente bien intencionada que busca su crecimiento
personal.
Y fue así, sin entender cómo ni cuándo,
que Blanca de repente fue obligada a comer vísceras crudas de animales,
acompañar a su esposo a prostíbulos y participar en orgías. La
encerraron en su propia casa, la dejaban sin comer, la amenazaron y
humillaron. Su hijo menor de edad fue orillado a ver pornografía.
Perdió su matrimonio, fue amenazada de
muerte por los líderes de la secta y huyó del país. Regresó a México
gracias a que el pasado 25 de enero fue capturado el “Maestro Fénix” por
una denuncia interpuesta el abogado Héctor Navarro.
El desmantelamiento de la secta se logró
tras un año de investigaciones mediante la intervención de la Fiscalía
Especial para los Delitos de Violencia contra las Mujeres y Trata de
Personas (Fevimtra) de la Procuraduría General de la República (PGR).
Fue sólo con la captura del español que Blanca se atrevió a denunciar
públicamente los abusos de la secta.
El “Maestro Fénix” está acusado de:
tráfico de órganos, lavado de dinero, reducción a la servidumbre, abuso
sexual contra menores de edad y mujeres, asociación delictiva, ejercicio
ilegal de la medicina, estafa y fraude.
La captura de González de Arriba sienta
un precedente único en México. No había registro, al menos públicamente,
de algún líder sectario detenido por sus crímenes. Esta detención pudo
concretarse gracias a que el año pasado fue tipificado el delito de
abusos por credo religioso. Tanto este reglamento como la participación
de la Fevimtra dan herramientas para combatir estos delitos en el país.
No obstante, en México operan tanto en
público como en la clandestinidad miles de sectas que cometen abusos
espeluznantes y se promocionan utilizando ganchos diversos: cursos,
pláticas, libros, videos. Ahí está la Cienciología practicando sus
“test de estrés” en plazas públicas, o los grupos radicales de Doce
Pasos. El “Pare de Sufrir” en programas de televisión y radio o “Isha”
impartiendo cursos de meditación en el Ejército y las cárceles del país.
A la fecha no existe una organización
civil mexicana que atienda a las víctimas de abuso sectario. La prensa,
salvo en casos escandalosos, no tiene a este tema en su agenda, ni mucho
menos los gobiernos municipales o estatales. Por el contrario,
generalmente las sectas se valen de la administración pública para lavar
su nombre mediante estrategias de propaganda efectiva, como obras de
caridad o servicios educativos “gratuitos”. Uno de los casos más
relevantes fue cuando la Cienciología logró colar los libros de su
fundador, Ronald Hubbard, en el sistema educativo de Puebla.
Si bien la participación de la Fevimtra
en la detención del líder de “Los Defensores de Cristo” sienta un
precedente en la materia y permite recobrar el optimismo, lo cierto es
que las víctimas de abuso sectario están prácticamente solas. Por el
prejuicio y la falta de información, los demás los ven como unos
imbéciles. “¿Cómo creyeron eso?”, “¿qué no se dio cuenta?”, son las
preguntas más frecuentes con que la sociedad los ridiculiza.
Es urgente que las escuelas, los medios
de comunicación y las organizaciones civiles comiencen a interesarse por
el abuso sectario. Basta con ir a casi cualquier librería para ver que
la sección de libros de superación personal está atiborrada de obras que
llevan a estas organizaciones: Osho, Sai Baba, Hubbard y un largo
etcétera.
Es necesario, también, erradicar esa idea
de que sólo los imbéciles entran las sectas. Prácticamente cualquier
persona es candidata a caer en manos de una de estas organizaciones,
todos en algún momento sufrimos un duelo, depresión o crisis emocional y
todos quisiéramos ser mejores personas, entender cómo funciona el mundo
y ayudar a los demás. Por eso mismo las sectas se valen de este vacío
legal para esclavizar y aniquilar a las personas bienintencionadas.
P.D. Los invito a la presentación de mi
primer libro, “Vivir en el Cuerpo Equivocado”, editado por la
Universidad Autónoma de Nuevo León. Es un texto periodístico que revela
casos de tortura, homicidio y negligencia médica contra los
transexuales en México. La cita es en el Palacio de Minería el primero
de marzo a las cuatro de la tarde.
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