¡¡Exijamos lo Imposible!!
Aunque todos hubieran sido comunistas
María Teresa Jardí
¿Si hubieran sido comunistas sí se justificaría la represión por parte del Estado? ¿A nombre de las razones de Estado? Como se desprende de las declaraciones de una mujer participante en la mesa de análisis que pasa los lunes por el noticiero conducido por Carmen Aristegui, que se vende como el más escuchado de México. La que incluso adiciona el comentario cuestionando —a raíz de la muerte de Nazar que es sobre lo que versa la mesa— el que se haya asesinado a los jóvenes en la década de los setenta: “sin saber si eran comunistas o terroristas”.
Mal informada incluso al respecto la señora que tanto gusta a los que se reivindican de izquierda y hasta pretenden ser los paladines de la transformación. Eso sí, siempre y cuando les den un hueso, de preferencia como legisladores en el caso de muchos de ellos. El terrorismo es una adición posterior del imperio maldito para llevar adelante el robo de países que tienen cualquier cosa que el imperio envidia.
Mal informada. El 68 fue una fiesta básicamente estudiantil, impunemente masacrada por Díaz Ordaz y por Luis Echeverría y la guerrilla urbana en México nació luego de la masacre repetida el diez de junio de 1971 por el mismo Echeverría, que aún vive impune y despreciado por todo el que no quiere olvidar la memoria.
Sí, una vergüenza las esquelas de políticos como Beltrones, que a ratos hasta entra la tentación de pensar que al menos tienen manejo de la cosa política, condoliéndose por la muerte del asesino represor.
Añadido con una aclaración pertinente. Estaba por terminar el programa de Aristegui de ayer martes, cuando dijo que Beltrones había enviado una nota afirmando que no había publicado ninguna esquela condoliéndose por la muerte del asesino. Vuelvo a enviar mi colaboración de hoy, ya enviada más temprano ayer por la mañana, con la aclaración a lo comentado el día anterior que retomo en la mesa que comento.
Me fascina Harry Potter porque, como le repite Dombledor al niño mago destinado a acabar con el innombrable mago tenebroso: “son nuestras decisiones las que nos definen”. Y a Nazar lo define el haber elegido ser un asesino. Como define, la misma elección, aunque a lo bestia, hay que decirlo, a Felipe Calderón, quien no entiende nada y miente siempre con la esperanza vana de que se le perdonen sus errores de hombre necio y poco inteligente que lo han convertido en genocida. Por lo que debe pagar Calderón, de entrada con el desprecio, como Nazar, aunque debería morir en la cárcel.
No, efectivamente, callar no acaba con “el narco”, como señala el usurpador Felipe Calderón. Pero tampoco acaba con el narcotráfico la limpia de pobres, como es obvio.
Con el narcotráfico se acaba con inteligencia. El Presidente, por el que el país espera, es el que entienda que la función más importante de nuestro secretario de Relaciones Exteriores, será de la cabildear, cada minuto del sexenio, en Naciones Unidas, la despenalización de la droga.
“El narco” se combate legislando y castigando el lavado de dinero. Con buenas políticas de prevención y combatiendo el delito con la ley en la mano. Encerrando en la cárcel a “los narcos”, en lugar de ir a abrirles las puertas como hizo la derecha panista con “El Chapo”. Es indignante que en un país con el tejido social rasgado no entienda, el que se llama a sí mismo presidente, lo que entienden los infantes que van al jardín de niños.
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