Pedro Echeverría V.
1. Josefina Vázquez Mota, la flamante candidata presidencial del PAN, salió con un lenguaje muy bravo donde exige la desaparición de los tlatoanis, así como de todos los fueros. Afirmó en el ITAM que cuando ve que AMLO nombra a su gabinete, “pienso que suman como mil 500 años de edad”, y que al observar cómo el PRI integra a su consejo político “a ex gobernadores, algunos con historias terribles, pienso que suman como mil 500 años de prisión … Durante décadas el país ha sido gobernado por “tlatoanis”, personajes como los ex presidentes Gustavo Díaz Ordaz, Luis Echeverría y José López Portillo “es como hablar de Cuauhtémoc y Moctezuma. No esperemos un tlatoani, hay que sumarnos”. Pero, por otra parte, Vázquez Mota reafirmó anoche que el presidente Felipe Calderón (¿su tlatoani? ¿su dios?) ha sido “absolutamente respetuoso e institucional en el proceso electoral y actúa como jefe de Estado”.
2. La candidata panista –que no se sabe qué le provoca sonrisa- tiene un pasado político muy mediocre, por no decir negativo. Fue jefa de Desarrollo Social en el gobierno de Fox y su política muy fue indiferente; luego Calderón la designó secretaria de Educación, correspondiéndole una calificación de cero porque Esther Gordillo –del SNTE- la hizo a un lado, la nulificó. Viendo el fracaso, Calderón la colocó como jefa de la bancada panista de la cámara de diputados; allí también su papel fue nulo y, al parecer, jamás tomó la palabra para intervenir. Por eso su candidatura presidencial en el PAN movió a risa por la incapacidad demostrada, pero las encuestas frente a los otros candidatos siempre le dieron amplia mayoría. ¿Será por cualidad de mujer débil, risueña, clerical, antifeminista, enemiga del aborto y de las sociedades de convivencia? ¿Se pensará acaso que la iglesia católica obligará a todas las mujeres a sufragar por ella?
4. El triunfo o la derrota electoral de V. Mota está en relación directa con el gobierno de Calderón. Su presencia no le quita ni le pone nada porque es una incondicional del presidente, nunca le ha hecho una crítica y jamás ha tenido una expresión donde no le dé “gracias al señor presidente”. Esto podrá verse en su programa de gobierno que no es otro que el del presidente Calderón y escucharse en sus discursos que son la defensa a ultranza de la política militarista de Calderón: “sólo sacaremos al ejército de las entidades cuando los policías de cada lugar estén preparados militarmente… el pueblo nos pide que no retiremos el ejército”. Con esa posición militarista desaparece la inteligencia, la capacidad para hacer análisis sociales para comprender las causas y los orígenes de la violencia. La consigna parece ser: ¡Mátenlos en caliente! Por eso ya tenemos más de 67 mil acribillados, además de los que aparezcan hoy.
5. Estuve convencido en que la competencia electoral sería entre el PRI y el PRD y que el PAN nada tendría que hacer en esta justa: a) por el desastre económico e inseguridad del gobierno de Calderón y b) porque ningún candidato era notable o de sobresaliente capacidad; pero olvidé que las cosas no habían cambiado, que López Obrador es odiado por los medios de información, por los empresarios y demás sectores de derecha y que no lo dejarían pasar por ningún motivo. Que continuarían martillando con lo mismo. No tuve en cuenta que aunque él quiera “limpiar su imagen” sus enemigos no le creerían. ¿Y los millones que siguen a AMLO en todo el país como producto de su intenso trabajo de más de seis años? Hasta ahora no se ve que sean suficientemente fuertes y conscientes para ganarle a la TV, radio y prensa escrita, mucho menos a las gigantescas cantidades de dinero con los que PRI y PAN compran regalos, voluntades y votos.
6. Con la casi nulificación o arrinconamiento electoral de López Obrador, buscando siempre mantenerlo en tercer lugar, se podría demostrar que cualquier político de izquierda social o electoral destacado: Demetrio Vallejo, Marcos, AMLO, Sicilia, Noroña, los Atencos, podría ser debilitado cuando los medios de información quieran. Les ha bastado intensificar su campaña de calumnias y desprestigio contra el dirigente social para que el auditorio siga repitiendo las mismas sandeces. Por el contrario, un personaje como Peña Nieto o Vázquez Mota aparecen inmaculados, dicen discursos inofensivos, aseguran un gobierno respetuoso de la propiedad y todos los privilegios y ocupan los primeros lugares en las encuestas. ¿Qué hacen las grandes masas de electores frente a la inmensa campaña de los medios de información sino obedecer lo que les meten en la cabeza?
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