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Contrarrevolución: panistas y cristeros Edgar González Ruiz
El Partido Acción Nacional (PAN), sobre todo desde que llegó al poder, se empeña en negar sus raíces católicas y cristeras, a la vez que las pone en evidencia cada día de manera más clara. En la década de 1990, el país vivió la llegada de los alcaldes y gobernadores mochos que, con criterios mojigatos, censuraban espectáculos, modas y hasta preferencias personales, al tiempo que se ponían al servicio de los jerarcas católicos.
Las tendencias confesionales que rigen al PAN se hicieron más
evidentes en regiones donde tiene tradición el activismo confesional,
como Guanajuato y Jalisco, la segunda regida por el llamado Góber Piadoso,
Emilio González Márquez, quien hace unos años le otorgó a la
Arquidiócesis recursos millonarios para construir una basílica en honor
de los cristeros, fanáticos que en las primeras décadas del siglo XX
lucharon contra el Estado laico.
El PAN es heredero de esa lucha contrarrevolucionaria para
implantar en México una dictadura católica, una especie de franquismo
adaptado a los tiempos actuales, objetivo en el que perseveran los
gobiernos emanados de ese partido, especialmente el de Felipe Calderón,
que abiertamente se apoya en el clero y en el Ejército. Es importante
recordar algunos datos acerca de los orígenes cristeros de este partido.
El PAN de 1934
René Capistrán Garza (1898-1974) fue el primer presidente de la
Asociación Católica de la Juventud Mexicana, fundada hacia 1914, y uno
de los dirigentes cristeros en la guerra de 1926 a 1929; luego del
conflicto se fue acercando al gobierno y tiempo después, en la década de
1960, se avino muy bien con el anticomunismo rabioso del expresidente
Gustavo Díaz Ordaz, de quien fue ardiente apologista.
En esa década estuvo difundiendo su conocimiento acerca de los
orígenes de la derecha católica, al señalar, por ejemplo, que el PAN
tuvo sus inicios en la organización homónima fundada un lustro antes por
los cristeros agrupados en la Liga Nacional de la Libertad Religiosa
(de la cual el propio Capistrán había sido vicepresidente años antes).
Hay que tener presente que en la década de 1930, dicha Liga
participaba en la Segunda Guerra Cristera, donde los fanáticos
asesinaban a maestras rurales, y coincidían con grupos fascistas y
franquistas en el rechazo a la democracia y en la defensa del
totalitarismo.
En 1969, en un artículo de crítica al PAN, Capistrán hacía notar
que: “Ese nombre, Partido Acción Nacional, lo escamoteó el señor
licenciado don Manuel Gómez Morín en 1939, tomándolo del Partido Acción
Nacional fundado en 1934. Este primer Partido Acción Nacional fue fruto
de una circular enviada a todas sus delegaciones en la República por la
Liga Nacional Defensora de la Libertad Religiosa entonces no extinta
aún, fechada el 22 de diciembre de 1933” (René Capistrán Garza, El reto político de la falsa iglesia, Editorial Luz, México, 1969, página 93).
Como fruto de esa circular se llevaron a cabo varias reuniones en
la calle de Bolívar 73, que dieron como resultado la fundación de dicho
partido de origen cristero, el 19 de enero de 1934. Tuvo entre sus
fundadores a Octavio Elizalde, quien en 1929 era presidente de la
Asociación Católica de la Juventud Mexicana, y Carlos Sánchez Navarro,
de la poderosa familia de empresarios que incluyó al fallecido panista
Juan Sánchez Navarro.
Prosigue Capistrán: “El escamoteo del nombre no era tan inocente
como pudiera parecer” (página 94), pues la membresía del PAN, fundado
por Gómez Morín un lustro después, incluyó a supervivientes y
simpatizantes de las huestes cristeras, venidos de la Unión Nacional
Sinarquista, “a cuya base pertenecía don Manuel” (ídem).
Aunque Gómez Morín había colaborado con el gobierno de Plutarco
Elías Calles, en 1939 juzgó oportuno aglutinar a las huestes de la
contrarrevolución en la refundación del cristero Partido Acción
Nacional, donde siempre ha predominado la influencia del activismo
católico conservador, a través de personajes que han pertenecido a
grupos como Acción Católica, los Caballeros de Colón, la Unión Nacional
de Padres de Familia, etcétera.
De los cristeros al PAN
Igual que Capistrán Garza, Miguel Palomar y Vizcarra (1880-1968),
quien solía ostentar el título nobiliario de “marqués de Pánuco”, fue
uno de los dirigentes de la Liga Nacional Defensora de la Libertad
Religiosa durante la Guerra Cristera.
En 1911 fue uno de los fundadores del Partido Católico Nacional y
después colaboró en instituciones como la Escuela Libre de Derecho
(véase: Juan Palomar de Miguel, Diccionario de México, Trillas, 2005).
En 1960, Palomar y Vizcarra felicitaba a Manuel Gómez Morín por la
“nobilísima labor que se ha impuesto, estableciendo el benemérito PAN”
(según consta en correspondencia que se conserva en el Archivo Palomar y
Vizcarra, a cargo de la Universidad Nacional Autónoma de México).
A su vez, el panista Luis H Álvarez calificaba a Palomar y Vizcarra
de “batallador y campeón de las mejores y más nobles causas de México”,
y agradecía el ejemplo que él y “los de su familia” han dando al país.
Esas “mejores y más nobles causas”, según expuso el propio Palomar en su libro El caso ejemplar mexicano
(Jus, 1969) consistían en implantar en México una dictadura católica
donde todas las personas tuvieran que obedecer los preceptos de la
jerarquía; es decir, imponer el “reinado temporal del rey de reyes”
(página 224), o la “realeza temporal de Cristo” (página 163).
Hijo de Palomar y Vizcarra fue Gabriel Palomar y Silva, fallecido
en 2009, y quien durante muchos años, hasta el final de su vida, fue
destacado militante del PAN en el Distrito Federal, el partido católico
afín a los cristeros.
Aurelio Acevedo Robles fue uno de los principales generales
cristeros. En agosto de 2000, en pleno debate sobre las reformas
antiabortistas propuestas por el PAN en Guanajuato, y al conmemorar los
100 años del natalicio de Acevedo Robles, su nieto, el diputado panista
Gustavo A Vicencio Acevedo defendía la lucha de su abuelo “en defensa de
lo más sagrado para él, que fue su fe”.
En esos momentos, cuando todavía el PAN pretendía ocultar a la
sociedad mexicana su esencia cristera y reaccionaria, el legislador
panista señalaba: “Con el triunfo de Vicente Fox, católico creyente y
practicante, a la Presidencia de la República, y con el debate tan
intenso que se ha dado en los medios de comunicación sobre las mal
llamadas ‘reformas antiaborto’ en Guanajuato, ciertos sectores de la
población se han estado rasgando las vestiduras, gritando a los cuatro vientos:
‘¡Que la ultraderecha vuelve por sus fueros! ¡Que los conservadores
intolerantes buscan apoderarse del país! ¡Que los fanáticos
oscurantistas quieren imponer su visión decimonónica en este México del
siglo XXI!’. En ese ambiente de linchamiento, seguramente esta
conmemoración sobre un jefe cristero es una clarísima muestra de esa
estrategia maquiavélica y todos nosotros somos agentes de los más
oscuros intereses del Vaticano” (David, volumen VIII, Epesa, México,
2000, página 309).
Efectivamente, ésa fue una de las muchísimas muestras de que el PAN
es el partido de la derecha católica, aliado de la jerarquía y heredero
de los cristeros.
Una muestra mucho más clara fue la designación de Carlos Abascal
Carranza, hijo del dirigente sinarquista Salvador Abascal, como
secretario del Trabajo y Previsión Social –luego de Gobernación– en el
sexenio de Vicente Fox, quien desde su campaña había externado sus
simpatías hacia los cristeros.
Como es conocido, Abascal fue durante el foxismo el funcionario que
más abiertamente defendió los intereses de la jerarquía católica y las
ideas conservadoras.
Ahora, el gobierno espurio en su conjunto, encabezado por Calderón,
otro personaje con raíces personales familiares en el activismo
católico, se ha puesto al servicio de la jerarquía, que incluso está
tratando de “evangelizar” al Ejército Mexicano, mediante oficiosas
capellanías militares, convirtiéndolo así en el sucesor de las hordas
cristeras del siglo pasado, o en una institución similar a los ejércitos
de algunos países sudamericanos donde no ha habido una separación entre
el Estado y la Iglesia Católica.
*Maestro en filosofía; especialista en estudios acerca de la derecha política en México
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