¡¡Exijamos lo Imposible!!
Lilia Arellano
Estado de los ESTADOS
Gordillo y Moreira causan división
Indignan cuotas a PVEM y PANAL
A la vista, soberbia de Peña Nieto
Salinas negoció declinación de MFB
Peso: una devaluación sin precedente
“Huyo de lo que me sigue; voy detrás de lo que huye de mí”.- Ovidio
Hay viejos y sabios refranes que, de pronto, parecen saberlo todo y de
todos los tiempos: “dime de lo que presumes y te diré de lo que
careces”, y éste va que ni pintado para el presente de los priístas y su
tan cacareada “unidad”, que ya conoció la cercanía del fondo con el
retiro de Manlio Fabio Beltrones de la contienda interna, pero que tuvo
su origen en las alianzas con el PANAL y el aumento de la inconformidad
por las cuotas y los escándalos del Verde. La división al interior de
las filas tricolores es ya inocultable y comienza a salir a flote en las
entidades donde no parece existir ni la disposición ni la disciplina
que los gobernadores han ofrecido a su candidato Enrique Peña Nieto y,
en otros casos, la que han ventilado sosteniendo que las estructuras se
mantienen fuertes, pese a que el mandato principal les fue arrebatado
como son los casos de Puebla y Sinaloa. A lo anterior, se suma el
disgusto por la defensa a ultranza que se ha hecho en la persona de
Humberto Moreira.
No fueron pocos los priístas que se manifestaron contra Elba Esther
Gordillo y que exigieron su expulsión de las filas del partido y habrá
que anotar que entre ellos había un importante grupo de quienes tampoco
respaldaban a Roberto Madrazo, pero que aún guardaban cierto toque de
dignidad y congruencia que los obligaba a no permitir que la profesora
continuara cobijada bajo las siglas tricolores cuando había quedado, más
que demostrada, su deslealtad al crear su propio partido político, lo
cual, en el mejor de los casos, los llevaría a aceptar todos sus
chantajes y solicitudes de curules y posiciones, tal y como lo ha venido
haciendo con el PAN y el Verde con el PRI. Esos mismos cuadros, más
muchos otros que se han sumado, no están conformes con la alianza del
tricolor con el partido PANAL y, menos aún, desean cargar con el fardo
que arrastra su lideresa y dueña.
El caso del Verde también ha venido a generar una serie de
insatisfacciones, sobre todo porque estos aliados han exigido posiciones
sin que se les impongan límites, sin que se les solicite siquiera que
aquellos a los que pretenden postular por la vía electoral o
plurinominal cuenten con antecedentes que los liguen a los ciudadanos, a
los que pretenden representar en las Cámaras o que tengan currículo
para ocupar posiciones en el gabinete que garanticen siquiera medianía
en el ejercicio de gobierno. Todas esas heridas hacen que la gran
confianza que el PRI tenía en sus estructuras empiece a verse con otra
mirada más cercana a la realidad, misma que revela que habrá zonas y
etapas por venir que les serán cuesta arriba, ya que por más grande que
sea el pastel no alcanza para todos y los enemigos, aunque representen
números menores, ya en volumen no son tan pocos.
Por lo que respecta a Humberto Moreira, tampoco son unos cuantos los que
se preguntan, una y otra vez, por qué no le permiten que demuestre que
hizo un buen uso tanto del préstamo como del dinero público, sin que
entre los pies se lleve las esperanzas del tricolor de regresar a Los
Pinos, ya que hasta ahora sólo se ve muy claramente el autoritarismo, la
imposición, el resguardo que Peña Nieto tendrá como sello de gobierno
si llega a ganar las elecciones del 2012 y, aunque si de tapar fraudes
de todo tipo, tropelías y abusos ya había dado muestras al lograr sacar a
su tío Arturo Montiel totalmente liberado de todos los cargos habidos y
por haber en su contra, no es del agrado de los dirigentes de ese
partido que se mantenga al coahuilense vigente, ya que su presencia
personifica lo que llaman sin rubor: lo más negro del priísmo de otros
tiempos, cuando queremos dejar en claro que hemos cambiado y
radicalmente.
En esto ya se hacen varias reflexiones que van desde el empeño real de
mandarle un mensaje a Felipe Calderón, a través de esa defensa a Moreira
para que se anime a pactar fuerte y en serio con el PRI garantizándole
total impunidad, hasta la que refiere una llamada de alerta a los
gobernadores antes de que lleven al mexiquense al máximo poder, ya que
desde ahí, a todo aquel que no se alinee o le resulte antipático será su
palabra la que cuente y nada más. Al respecto, habrá que recordar que
el gran mentor de don Enrique, Carlos Salinas, fue, con Lázaro Cárdenas,
de los presidentes que más mandatarios estatales expulsaron durante sus
mandatos. Eso de aplicaciones de la ley o respeto a la autonomía es
sólo para los discursos y a menudo también son referencias.
TERREMOTO SONORENSE
Un solo hecho dimensiona la soberbia que acompaña al candidato tricolor:
la retirada de Manlio Fabio Beltrones sólo le mereció tres líneas en su
recién abierto twitter. Y en este tenor, sí que vale la pena hacer
algunas puntualizaciones sobre la trayectoria del sonorense, se
simpatice o no con él. Desde muy joven se formó al lado de Fernando
Gutiérrez Barrios, con quien mantuvo durante décadas una gran cercanía
que le permitió una formación muy completa bajo los cánones de ese
tiempo: Su paso como subsecretario de Gobernación tampoco pasó
desapercibido y tuvo sus momentos álgidos, como aquél en el que hubo que
resolver la candidatura a la gubernatura por su natal Sonora.
Una vez terminado el periodo, hubo un tiempo breve de desgaste
atribuible en su totalidad a la animadversión inexplicable de Ernesto
Zedillo quien, al final, resultó el beneficiado con la muerte de Luis
Donaldo Colosio, caso que incluso utilizó también para denostar hasta el
cansancio al ex gobernador y por entonces todavía protegido de
Gutiérrez Barrios. Su regreso a la política tuvo su origen con Roberto
Madrazo y su presencia en el Senado le ha permitido ser el gran
interlocutor entre las distintas fuerzas políticas que, incluso
públicamente, le han manifestado respeto y simpatía. De ahí que sus
aspiraciones de llegar a ser el candidato tricolor contaran con
suficientes bases formadas a través de largos años de trabajo y no de
sólo recomendaciones o padrinazgos eternos o lazos de sangre o
familiares con políticos.
La retirada de Beltrones tiene diversas lecturas y puede ser atribuible a
muchos hechos. Uno de ellos es la alianza con Elba Esther Gordillo.
Nunca ha habido ni simpatía ni empatía por ambos lados; las alteraciones
a la convocatoria priísta que daban cuenta de un total y absoluto
manipuleo de la elección; la permanencia de un dirigente nacional
gastado y señalado; el triple juego con Acción Nacional; el manejo a las
exigencias tanto del Panal como del Verde de curules y hasta posiciones
desconociendo los liderazgos naturales de cada entidad; las mediciones
sobre la inconformidad en las estructuras tricolores por la forma en la
que se conducen quienes manejan campañas y hasta en lo que respecta a
Peña Nieto y su lejanía con todo lo que huele a pueblo a ras del piso.
Esa cercanía sólo se da desde el templete, de lejos, desde donde no
huele a hambre, a falta de servicios, a analfabetismo, a miseria.
Beltrones fue duro, crítico y su referencia a preferir ser un militante
más tiene mucho fondo y no es para menos, después de que ha empezado a
conocerse que el acuerdo para que se llegara al punto de la retirada
–aunque no en este momento— estuvo encabezado por Carlos Salinas, por el
mismo hombre que ha realizado “convenios” para amarrar alianzas con una
de sus escuderas, la Gordillo y con el propio Verde, por quien le puso
sobre la mesa el expediente que revelaba las amistades y los negocios de
su padre a Rodrigo Medina, por el que ya se sabe es el poder tras el
trono y que de seguro no le aconsejó a don Enrique Peña que escribiera
un libro titulado “México, la gran esperanza”, porque él si sabe que
somos un país de analfabetas y que él y sólo él, tiene la exclusividad y
el derecho de hablar de política y de la buena, de futuro y del que
será realidad, de entrevistas porque las ha encabezado.
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