A juicio
CIUDAD DE MEXICO, México, 25 de noviembre (LILIA ARELLANO/ESTADO DE LOS
ESTADOS) Apenas unas horas después de las masacres en los estados de
Jalisco y Sinaloa, alrededor de 23 mil mexicanos presentaron una denuncia ante la Corte
Penal Internacional (CPI) de La Haya por crímenes de guerra y lesa
humanidad, presuntamente cometidos en México durante la lucha contra los
cárteles de la droga, contra Felipe Calderón, los secretarios de
Seguridad Pública, Genaro García Luna; de la Defensa, Guillermo Galván
Galván; de Marina, Francisco Saynez; y el narcotraficante Joaquín “El
Chapo” Guzmán, líder del Cártel de Sinaloa. Fue el jurista mexicano
Netzai Sandoval quien entregó al fiscal de la CPI, Luis Moreno Ocampo,
un expediente de 700 páginas que documentan las acusaciones en torno a
las 50 mil personas asesinadas, los 10 mil casos de desaparecidos y los
230 mil desplazados por el clima de inseguridad, en lo que va de la
administración del actual inquilino de Los Pinos.
Felipe Calderón, a través de la Secretaría de Gobernación, se defendió
rechazando que en México exista un conflicto armado no internacional de
carácter permanente. La dependencia encargada de la política interna
argumentó que las autoridades mexicanas están convencidas de que no se
actualizan los supuestos establecidos por el Estatuto de Roma para que
la Corte Penal Internacional (CPI) inicie una investigación sobre la
situación en el país. El flamante secretario de Gobernación, Alejandro
Poiré, pasa por alto que el conflicto armado que se desarrolla en el
territorio nacional inició en cumplimiento de una instrucción
presidencial. Fue Felipe Calderón el que, con el uniforme de jefe de las
fuerzas armadas, declaró e inició la “guerra” contra los cárteles de la
droga y el crimen organizado y, como es sabido, los combates no se dan a
jitomatazos sino con la utilización de armamento cada vez más
sofisticado, y ahí están las decenas de miles de víctimas para
confirmarlo.
La intención de los miles de mexicanos que documentan la denuncia, entre
los que destacan el abogado John Ackerman, del Instituto de
Investigaciones Jurídicas de la UNAM; Rocío Culebro, directora del
Instituto Mexicano de Derechos Humanos y Democracia; y José Rosario
Marroquín, titular del Centro de Derechos Humanos Pro Juárez, es que la
CPI, una instancia que aspira a convertirse en el máximo instrumento
global para perseguir genocidas en el planeta, abra una línea de
investigación contra Felipe Calderón, por las múltiples violaciones, al
derecho humanitario y penal internacional, cometidas por las fuerzas
policíacas y militares, para que se juzgue el papel y la responsabilidad
del titular del Ejecutivo federal en la sanción de esas conductas.
Con la denuncia que surgió como parte del movimiento contra la violencia
de principios de este año, Sandoval precisó que no buscan que la CPI se
pronuncie sobre la política de Calderón, “sino juzgue la
responsabilidad de mando, tal y como lo hizo el Tribunal Penal
Internacional para la ex Yugoslavia, con el ex presidente serbio
Slobodan Milosevic, quien fue juzgado, no por matar él mismo a una
persona, sino por no prevenir y castigar la conducta de sus fuerzas de
seguridad”. Los denunciantes tratan de demostrar a la CPI —una instancia
que sólo actúa en aquellos casos dirigidos por el Consejo de Seguridad
de la ONU y en países parte de los Estatutos de Roma, cuyas
instituciones son incapaces de juzgar crímenes de guerra y contra la
humanidad— que México carece de las herramientas jurídicas para juzgar
las centenas de casos de violaciones al derecho humanitario registrados
en el país, como desapariciones forzadas, tortura, violaciones sexuales,
reclutamiento de menores como combatientes y ataques a hospitales.
El expediente de la denuncia cuenta con tres grandes apartados: uno
contextual, en el que se hace referencia a los miles de ejecutados,
desaparecidos y desplazados; el segundo incluye 470 casos concretos de
violaciones al derecho internacional y exhibe conductas reiteradas por
parte de las fuerzas federales, como asesinatos, desapariciones
forzadas, reclutamiento de menores, tortura y desplazamiento forzado; el
tercero presenta líneas de investigación sobre la responsabilidad de
los altos mandos, tanto policías como criminales, en las atrocidades en
el país. También destaca la ausencia de herramientas jurídicas para
procesar estos delitos y la campaña de encubrimiento oficial, como lo
demuestra el hecho de que a la fecha, la Secretaría de la Defensa
Nacional (Sedena) sólo ha procesado a un soldado de tropa por los abusos
cometidos por sus elementos.
El presentar la denuncia, según las palabras del propio Sandoval, “no
significa que se tomará el caso, ya que el fiscal tendrá como primer
paso hacer un análisis y revisión básica de la situación de México con
la CPI y, después, dar una oportunidad al Estado mexicano para que
considere juzgar mediante sus instituciones e iniciar los procesos
penales contra los señalados en esta demanda”. Los denunciantes, en un
principio pretenden que el fiscal les diga si se han cometido crímenes
de lesa humanidad en México, y si Felipe Calderón y otros funcionarios
son responsables.
Es muy factible que cuando se dé la resolución de la demanda, Felipe
Calderón ya no sea el titular del Ejecutivo mexicano. La decisión de los
fiscales de la CPI, respecto a si lanzan o no una investigación, podría
tomar meses o incluso años, de acuerdo con expertos legales. No
obstante, la CPI ha investigado ya crímenes incluyendo genocidio,
asesinato, conscripción de niños soldados y violación, principalmente en
África. En el caso de que la CPI decida si el caso merece una
investigación, en el transcurso de la cual podrían añadirse al
expediente nuevos datos, como informes al gobierno federal y a las
Naciones Unidas, la resolución podría tardar más de un año.
La posición de la administración de Felipe Calderón, como es de
suponerse, es la de negar las acusaciones y argumentar que la seguridad
no puede constituir un crimen internacional. El comunicado, distribuido
por la Segob la tarde de ayer, considera que no se pueden configurar los
crímenes de guerra y lesa humanidad porque “el Estado mexicano no está
en guerra” y, dice, “no existe un ataque generalizado o sistemático
contra la población civil, ni una política de gobierno en este sentido”.
Sin embargo, el juicio está apenas en su etapa preliminar y las
primeras pruebas ya fueron entregadas a la Corte Penal Internacional.
VÁLIDA CONVOCATORIA DEL PRI
Un priísta de Coahuila, Armando Guadiana Tijerina, argumentó, ante el
Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF), que era
ilegal la convocatoria del PRI para elegir a su candidato presidencial,
porque la había emitido sólo el presidente nacional de su partido,
Humberto Moreira, sin la aprobación previa y expresa del Comité
Ejecutivo Nacional (CEN). Sin embargo, los magistrados que integran la
Sala Superior del TEPJF ratificaron, por unanimidad, la validez de dicha
convocatoria, toda vez que la dirigencia priísta pudo comprobar que sí
se contaba con la aprobación del CEN, tal y como lo marcan los estatutos
del Revolucionario Institucional.
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