El móvil real de las alianzas
Guillermo Fabela Quiñones
Apuntes
En días pasados, Felipe Calderón se regodeó diciendo que los mexicanos
ya habíamos conquistado la democracia, que era un deber de la ciudadanía
defenderla. Nadie en su sano juicio podría estar en desacuerdo con tal
declaración, sólo que se parte de una falsa premisa, ya que México está
muy lejos de vivir en una democracia real, no sólo en apariencia como es
nuestro caso. Es un hecho que ni siquiera avanzamos en la conformación
de una democracia electoral, aspecto en el que caminamos en reversa como
lo patentizan los procesos electorales recientes, sobre todo a partir
del gran fraude del año 2006.
Que no hay intención, de parte de la clase política en el poder, de
avanzar hacia delante, lo patentizan las alianzas del PRI con los
partidos Verde Ecologista y Nueva Alianza, que no gustaron ni siquiera a
los mismos militantes del tricolor. Esto no pareció importarle a su
dirigente nacional, el muy criticado Humberto Moreira, quien las
justificó aduciendo experiencias del pasado con ambos partidos, que en
ese entonces no fueron cuestionadas. Además, nunca ha negado su larga
amistad con la líder real del Panal y dirigente vitalicia del sindicato
magisterial, Elba Esther Gordillo. He aquí una muestra clara del
pragmatismo con el que quiere operar políticamente Enrique Peña Nieto.
Si el país en la actualidad es presa de vicios extraordinarios, que se
vienen arrastrando desde que el pragmatismo cínico se impuso a los
principios, particularmente a raíz del triunfo de los tecnócratas en
1982, de continuar por el rumbo trazado desde entonces por la elite
política, México estaría llamado a convertirse en una especie de país
africano, tanto en el plano económico y social como en el político, con
cacicazgos arcaicos como el que detenta la profesora Gordillo. Esto, con
estricto sentido común no le convendría más que a quienes usufructuaran
el poder con base en el puro pragmatismo, sin otro objetivo que
apuntalar un grupo político que pretende ejercer el poder con miras
caciquiles.
El caso del propio Moreira es paradigmático, pues no tuvo empacho en
heredar a su hermano el gobierno de Coahuila, situación que quiere
afianzar con el apoyo del sindicato magisterial, con miras a que se
prolongue mientras dicha organización mantenga su cacicazgo, de ahí su
alianza con la profesora Gordillo. Por eso no le importan las críticas a
su desatinada decisión, pues su verdadero interés está en la fortaleza
que tal alianza puede proporcionar a su hermano Rubén, para que la
dinastía de los Moreira perdure en el estado donde se prohijó el
movimiento revolucionario que dio nacimiento a nuestra Carta Magna.
Que las alianzas con el Panal y el Verde, en vez de ayudar al PRI lo
perjudiquen, como han sostenido priístas de prosapia como Francisco
Labastida Ochoa, no tiene importancia para Moreira. Él va por lo suyo,
al igual que Peña Nieto. No es un asunto de votos en realidad el motivo
de estas alianzas, sino aprovechar la fuerza de la organización
magisterial con fines de manipulación electorera. Con el partido del
desprestigiadísimo “Niño Verde”, el interés está en los arreglos
económicos, al fin que lo que sobra es dinero a los dirigentes del
partido creado por Jorge González Torres.
Sin embargo, se olvida Moreira que el cacicazgo de la señora Gordillo
tendrá que llegar a su fin, no porque tenga ya 22 años al frente del
sindicato magisterial, sino porque la oposición al interior del mismo es
mayor cada día, como así sucedió en 1989, cuando la profesora Gordillo
fue apoyada por Carlos Salinas para sacar del poder a su antiguo
protector, Carlos Jonguitud Barrios, quien venía ejerciendo un férreo
cacicazgo desde 1974. Así que no es una garantía de éxito electorero la
participación del sindicato de maestros para que el PRI alcanzara el
triunfo en el 2012. No podría serlo en las actuales condiciones de
desgaste que viene sufriendo la dirigente con sus constantes vaivenes,
su inmoral pragmatismo y su pesada carga de corruptelas.
La muerte de Jonguitud, el martes, puede verse como el símbolo de la
extinción de uno de los cacicazgos más lamentables que puede sufrir un
país. Aun cuando siga teniendo mayoría la organización de la señora
Gordillo, los maestros le habrán de cobrar cuentas en los comicios de
julio próximo. Esa mayoría no podrá seguirse sosteniendo de manera
indefinida, porque los recursos con los que compra conciencias y
lealtades irán mermando en los meses venideros. Así le cobrará
seguramente Calderón sus traiciones, y es seguro también que ella no
habrá de poner dinero de su bolsa para seguir gozando del cobijo de su
organización.
Mientras tanto, el PRI busca afanosamente los mecanismos para mantener
una unidad que cada día parece más endeble, porque para muchos
militantes es muy clara la estrategia de Peña Nieto y de Moreira, de
valerse del partido para apuntalar intereses personales y de grupos
oligárquicos ajenos al priísmo. No todos los dirigentes han olvidado que
Salinas quiso desaparecer al partido.
(gmofavela2010@hotmail.com)
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