¡¡Exijamos lo Imposible!!
El fuerte apego del ser humano a la tierra
María Teresa Jardí
El divorcio de la clase política con la sociedad mexicana es absoluto. No sólo porque Felipe Calderón vive una realidad que nada tiene que ver con la dolorosa que enfrenta la sociedad mexicana, sino que no hay pueblo que, frente al manejo de la cosa pública por unos cuantos privilegiados a costa de millones de desamparados, no llegue, aunque sea a veces demasiado tarde, al “¡ya basta!” y “¡que se vayan todos!”, como está sucediendo hoy en Nuevo León.
Las crisis llevan a las catarsis colectivas e impulsan el despertar del sentimiento del humano a la sobrevivencia. Pero la cancelación voluntaria incluso de la libertad es lo que se logra cuando el miedo es el que dicta las reglas.
Circula hoy por la Red de la Internet un correo de un regiomontano que recoge lo que de positivo les ha dejado “... este tiempo especialmente doloroso”. Correo que también evidencia el cómo la cultura televisiva, como antaño la priísta, está convertida en la cultura de la sociedad mexicana. Porque es el miedo, y no el razonamiento, lo que dicta lo que se ve como logro, siendo apenas la aceptación de la cancelación de la libertad y del respeto a que toda vida sea siempre digna. Juzguen ustedes:
“... 1.- Hoy volvimos a manejar con cortesía, nadie se mete entre los carros, no se oyen maldiciones de carro a carro y no es porque de repente en Monterrey, aprendimos a manejar correctamente, pero ahora nadie te critica si vas despacio, o no hiciste lo correcto, no se oye el claxon con recordatorios maternales, respetamos mejor las reglas de tráfico, nos hemos vuelto más tolerantes, menos irritantes en las horas pico.
“2.- Ahora volvieron los domingos familiares, comidas caseras con la familia extendida, llamamos más a los parientes lejanos y los que están fuera están más pendientes de los de aquí. Queremos saber si la tía está bien y si las primas traerán a los nuevos miembros para que juntos celebremos la vida.
“3.- Por la noche cenamos juntos, nos recogemos temprano, nos desvelamos menos, nos sentimos más seguros en el hogar que en las calles.
“4.- Las madres más despegadas están más pendientes de los jóvenes, ya no importa si no traen ropa de marca o carro último modelo, ellos a su vez están más conectados con la actividad en casa y prefieren vivir con sencillez.
“5.- Los estudiantes se reúnen a estudiar y eso hacen. Temprano regresan a casa y permiten que los padres los recojan.
“6.- Andamos más en grupos, somos más serviciales, nos agrupamos entre iguales, ya no más llaneros solitarios. Los esposos acompañan a su esposa a las compras del mandado o los hijos no deben dejar ir solas a sus madres.
“7.- Dejamos recados en el refrigerador de dónde estamos con teléfono y dirección, conocemos más a los amigos de nuestros hijos y permitimos menos que se queden fuera de casa.
“8.- En fiestas de cumpleaños, gozamos los juegos de mesa y la bohemia con guitarras o Karaoques.
“9.- Le bajamos de volumen al estéreo. NO más música de banda y narco-corridos y somos incapaces de molestar algún vecino.
“10.- Si alguien no llega a tiempo a una cita lo buscamos y nos aseguramos de que esté bien. Hasta los doctores llaman a sus pacientes.
“11.- Evitamos los anuncios luminosos y los grandes anuncios espectaculares y la música publicitaria estruendosa, así que le bajamos a la contaminación visual y auditiva.
“12.- En los negocios de servicio se redoblaron los esfuerzos para captar clientes y te atienden como rey en todas partes, en los bancos hasta te hacen buena cara, en los restaurantes se pulen mucho en el servicio y en el sazón y qué decir de los precios, hay promociones en todos los negocios que han sobrevivido y que compiten por pocos pero fieles usuarios.
“13.- Todos cuidamos nuestros trabajos, bendecimos a nuestros empleadores y la calidad y la excelencia al fin tienen su justa dimensión.
“14.- Las cosas cambian y nosotros también, las iglesias están llenas, todos estamos buscando a Dios. Sabemos que necesitamos un milagro. Oramos más. Cuidamos los amigos que aún nos quedan aquí. Todos apreciamos lo que tenemos. Agradecemos cada día la vida y lloramos nuestras pérdidas. Y seguimos aquí, en esta tierra que bendecimos y amamos...”.
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