lunes, 19 de septiembre de 2011

Claro mensaje de impunidad hacia el PRI

La figura de Montiel es una apuesta por el olvido político
¡¡Exijamos lo Imposible!!
El PRI, la Fuerza de la Cargada y los Rounds de Sombra
(Segunda parte)

Con la reaparición de Arturo Montiel, el ex gobernador condenado mediáticamente por corrupto y exonerado jurídicamente por su sucesor y sobrino, Enrique Peña Nieto, también se mandó un claro mensaje de retorno de la impunidad en las filas del PRI que pretende gobernar el país de nuevo.

La reaparición de Montiel, ovacionado también en el evento del 15 de septiembre pasado, forma parte de otro elemento de la cargada: la impunidad es el pegamento fundamental de la “unidad priista”, entendida no como disciplina sino como una larga cadena de complicidades que se reiventan sexenalmente.

Peña Nieto sabe que una de sus principales debilidades es su vinculación con Montiel. Fue su secretario de Administración (firmó los cheques y estuvo al tanto del desvío de fondos), jefe de la bancada del PRI en el Congreso local que frenó cualquier investigación en el 2005 y el delfín que le sobrevivió al escándalo de Montiel en octubre de ese mismo año.

Por eso mismo, la “normalización” de la figura de Montiel es una apuesta por el olvido político en aras de la cargada mediática. Televisa, juez y parte en este juego, no comentó nada en sus espacios de análisis informativo sobre el retorno de Montiel, su ex cliente y su ex víctima en el escándalo de 2005.

Rounds de Sombra

Mucho antes del cónclave de la dirigencia y los gobernadores del 11 de septiembre, los rounds de sombra entre los dos principales precandidatos del PRI iniciaron.

Después del triunfo del PRI en la elección estatal del 3 de julio pasado, legisladores federales, locales y líderes sectoriales del PRI se reunieron en la Casa de Gobierno de Toluca, para anunciar el lanzamiento de la agrupación Expresión Política Nacional (EPN, las mismas siglas del nombre de Peña Nieto), y revivir la estructura paralela que Arturo Montiel creó en el 2005 para su nominación. Al día siguiente del cónclave, Beltrones criticó eventos como éste que “tienen el viejo olor a naftalina”, en clara referencia a la cargada.

En su VI y último informe de gobierno, ante 2 mil invitados al Teatro Morelos de Toluca, Peña Nieto sentenció que “es la Constitución el proyecto de gobierno del PRI”. Beltrones le reviró afirmando que la Constitución aún no contiene elementos importantes de la reforma política como las candidaturas independientes, los mecanismos de referéndum y plebiscito, y la reelección de legisladores.

La disputa entre estas dos principales corrientes del PRI se ha acentuado, a raíz del bloqueo de la bancada priista en San Lázaro, claramente dominada por los peñistas, al proyecto de reforma política aprobado en el Senado y a la minuta de Ley de Seguridad Nacional que aprobaron los senadores desde el periodo ordinario de 2010.

El movimiento de las víctimas, encabezado por Javier Sicilia, revivió los rounds de sombra entre Peña Nieto y Beltrones. Sicilia y los principales representantes del Movimiento de Paz con Justicia y Dignidad le demandaron a los diputados la aprobación de una reforma política, en términos muy similares a los aprobados en el Senado, y de una nueva Ley de Seguridad Nacional que no legalice los abusos de elementos militares y policiacos en la lucha contra el crimen organizado.

En la Cámara de Diputados, el ex jefe del Estado Mayor presidencial, Roberto Miranda, encabezó el cabildeo y la “línea dura” para una Ley de Seguridad Nacional, contraria a las demandas del movimiento de Sicilia. Miranda es cercano a Peña Nieto y constituye el “puente” entre el político mexiquense y un sector de la Secretaría de la Defensa Nacional.

El pasado 14 de septiembre, el último día de sesiones antes del puente vacacional, Beltrones presentó ante el Senado una iniciativa de reforma constitucional para permitir la formación de “gobiernos de coalición”, en franca oposición a la iniciativa presentada por la bancada del PRI en la Cámara de Diputados para revivir la “cláusula de gobernabilidad” que le permita al candidato con menos de 50 por ciento de los votos, tener la mayoría en el Congreso. Esta iniciativa es defendida por Enrique Peña Nieto.

La iniciativa de Beltrones fue respaldada por el coordinador de los senadores del PRD, Carlos Navarrete, y por una decena de legisladores del PAN, encabezados por Ricardo García Cervantes, político cercano al ex senador y precandidato presidencial panista Santiago Creel. De esta manera, se presume que la reforma propuesta por el ex gobernador de Sonora tendría el apoyo de otros dos precandidatos: Creel y Marcelo Ebrard, el actual jefe de Gobierno capitalino.

Beltrones afirmó en tribuna que los acuerdos entre partidos políticos “parecen inalcanzables en un sistema presidencial como el de hoy, en el cual no se cuenta con un instrumento que nos permita legal y constitucionalmente tomar esa alternativa de construir gobiernos de coalición, en donde distintas fuerzas políticas puedan acordar políticas públicas con objetivos claros, que compartimos todos y que adicionalmente éstas se hagan efectivas en el Congreso”.

Las negociaciones con el gobierno de Felipe Calderón por el paquete presupuestal del 2012 también constituye otra escenario de disputa entre Beltrones y Peña Nieto.

El coordinador de los diputados mexiquenses del PRI, Alfonso Navarrete Prida, afirmó en entrevista radiofónica el 12 de septiembre, en Milenio Televisión, que el PAN y PRD “deben acostumbrarse a negociar con Peña Nieto”, como si el ahora ex mandatario mexiquense fuera “el diputado 501”.

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