¡¡Exijamos lo Imposible!!
México es víctima del crimen
Lilia Arellano
Estado de los ESTADOS
Afectados 24 % de ciudadanos
Cuesta inseguridad 20 MMDD
Impunes el 92 % de los delitos
“Ablanda” A. Wayne a F. Blake
FCH se lanza contra Estados
EU eleva a cárteles mexicanos
“El que vive de esperanzas corre el riesgo de morirse de hambre”.- Benjamin Franklin
Felipe Calderón fue a Estados Unidos a hablar de un país inexistente. El trabajo en los dos principales rubros, en los que se comprometió su administración durante su campaña electoral, es un completo fracaso, tanto en la creación de empleos como en la seguridad. En el primero, el déficit del país supera el millón 300 mil vacantes cada año y con el paquete económico recesivo que presentó ante el Congreso de la Unión, con un menor crecimiento para el próximo año, ni en sueños se acercará a la meta de nuevos empleos que necesita México. En cuanto a seguridad estamos todavía peor, no sólo por la muerte de más de 50 mil personas en lo que va de su gestión, producto de “su” guerra contra algunos cárteles del narcotráfico, sino por las implicaciones socioeconómicas que ha tenido la conflagración.
En lo que va de su (des) gobierno, de acuerdo con la Encuesta Nacional de Victimización y Percepción sobre Seguridad Pública (ENVIPE) 2011, elaborada por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), bajo la asesoría metodológica de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito, se ha dado una relación directa entre desempleo e inseguridad. Durante entrevistas con los representantes de medios de comunicación estadounidenses, Calderón no menciona en Nueva York que más de 17.8 millones de habitantes del país fueron víctimas de algún delito denunciado ante las autoridades, entre enero y diciembre de 2010, lo cual significa que 24 por ciento de la población mayor de 18 años que vive en México fue víctima de robo, extorsión, fraude u otros ilícitos del fuero común.
Don Felipe también omite señalar que el 92 por ciento de los delitos perpetrados no fue denunciado a las autoridades por desconfianza o porque los afectados consideran inútil hacerlo, con lo que no llegaron a constituir alguna averiguación previa. Tampoco menciona, ni por equivocación, el hecho de que el 36 por ciento de los hogares en México tiene entre sus miembros una víctima de algún delito del fuero común y que el 69.5 por ciento (casi siete de cada 10 integrantes) de la población mayor de 18 años, se siente insegura. Ni de chiste señala Calderón que la percepción de inseguridad en el país pasó de 54.2 por ciento a 69.5 por ciento, y que el 39 por ciento de las personas creen que la inseguridad en el país empeora y el 36.9 % afirmaron que la inseguridad seguirá igual.
El inquilino de Los Pinos, simple y sencillamente, miente cuando señala que en su administración “se han mejorado las oportunidades sociales para los jóvenes: escuelas, hospitales y oportunidades de trabajo. El año pasado creamos más de 800 mil nuevos empleos en México, crecimos al 5.4 por ciento”. El michoacano engaña cínicamente, toda vez que la propia Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) reveló que son 7 millones 226 mil los jóvenes mexicanos que no reciben educación y están desempleados, o no forman parte de la fuerza laboral, de los cuales 38 por ciento son mujeres (más de 2 millones 600 mil) y un millón 930 mil tienen entre 15 y 19 años.
En el Hotel Waldorf Astoria de Nueva York y en diferentes entrevistas y foros, miente al presumir variables económicas del país que, dice, reflejan que “estamos haciendo lo que nos corresponde”. Calderón omite señalar que la inseguridad que azota al país cuesta a los mexicanos hasta 20 mil millones de dólares al año, como lo demuestra el Centro de Investigación en Economía y Negocios del Instituto Tecnológico de Monterrey. El michoacano no señala que el dinero que se pierde por la violencia cada año es mayor que el presupuesto otorgado por la Federación al Estado de México o al Distrito Federal. El gerente del país tampoco explica que la inseguridad que potenció su guerra al narcotráfico golpea a los sectores más desprotegidos, con el incremento de 1.5 por ciento en los índices de pobreza multidimensional.
Calderón miente también cuando señala que la tasa de inmigrantes mexicanos que entra a Estados Unidos “se está aproximando a cero”, gracias a su administración. Lo que omite es el hecho de que la esperanza de un acuerdo entre México y Estados Unidos para promover una reforma migratoria integral, se transformó en miles de migrantes “sospechosos”, para concluir con un muro y una frontera militarizada. Cuando se proclamó la “guerra contra el terror” y luego la “guerra contra el narco”. las primeras víctimas han sido los migrantes. Hoy hay más detenciones de migrantes para expulsarlos que nunca: en el año fiscal 2002 había 165 mil 168 detenciones y para el próximo año se espera que la cifra anual suba hasta 363 mil 64, es decir, un aumento del 134 por ciento.
Don Felipe tampoco dice que las dificultades económicas de los Estados Unidos han provocado la disminución de migrantes que abandonan México hacia el vecino del norte, en busca de mejores oportunidades de empleo. No obstante, en lo que va de su administración, superan los 700 mil, mientras que en el sexenio pasado fueron más de millón 200 mil. No tiene, en esta materia, nada de que presumir.
Lo que sí hizo Calderón, en Nueva York, es bajarle a su nivel de crítica hacia el gobierno de Barack Obama, con relación a la lucha contra el crimen organizado. En México, el embajador de EU, Anthony Wayne, y el secretario de Gobernación, Francisco Blake, acordaron evitar percepciones “encontradas” en este tema y coincidieron en que la delincuencia organizada trasnacional es el enemigo común. En ese esquema, don Felipe únicamente señaló que es necesario reducir el consumo de drogas y si esto no es posible, buscar “soluciones de mercado” a este problema. No obstante, no se atrevió a hablar abiertamente de la legalización de las drogas, a lo que se ha opuesto el mandatario estadounidense. En lo que sí redundó fue en la necesidad de reducir el flujo de dinero que va a manos de los delincuentes, algo que no hace su administración, e insistir en su fallida estrategia: enfrentar a los delincuentes, construir nuevas instituciones de procuración de justicia y reconstruir el tejido social.
Frenado en su ímpetu contra los estadounidenses, Calderón se fue contra su propio país. Tras suscribir la Alianza para el Gobierno Abierto, que es una propuesta –de Obama— multilateral para promover la transparencia y combatir la corrupción, censuró la opacidad con que se manejan los gobiernos estatales y municipales. Obviamente, nada dijo de la opacidad con que se maneja su administración en temas tan vitales como los excedentes petroleros, por sólo mencionar uno. Ante Barack Obama, la brasileña Dilma Rousseff y el sudafricano Jacob Zuma, dijo cínicamente que “en una democracia, el pueblo tiene el derecho a saber lo que hacen sus gobiernos”, cuando que él no tiene el valor de presentarse ante el Congreso y el pueblo de México a rendir cuentas sobre su administración.
También, al participar en la sesión inaugural de la Clinton Global Iniciative 2011, don Felipe lamentó que la crisis económica que enfrenta el mundo ha obligado a los países del orbe a concentrarse en ese tema, dejando relegado la atención urgente del problema del cambio climático, mientras que el primer ministro noruego, Jeans Stoltenberg, y el presidente de la Comisión Europea, José Manuel Barroso, señalaron los pendientes de la cumbre de cambio climático organizada por México en Cancún en diciembre de 2010.
“FUEGO AMIGO”
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