Peña Nieto, el Copete al Vacío
No polemice, mire a la cámara, siéntase cómodo, aquí está en casa, ninguna pregunta que se le haga será incómoda. No hablaremos del retorno de Arturo Montiel ni de sus complicidades con él, menos de las malas cuentas en el gobierno del Estado de México, y ni crean los morbosos que le preguntaremos si ahora sí sabe de qué murió su esposa o por qué la muerte de la niña Paulette se convirtió en la exhibición más cruda de un sistema de procuración de justicia que se negocia al mejor postor.
Así fue la actitud de Joaquín López Dóriga, en el papel de teleprompter, y así fueron las respuestas de Peña Nieto en un evento que pretendía ser el “gran destape” mediático del Copete más caro en los convenios de publicidad con cargo al erario público.
Sólo fue una reiteración de lugares vacíos, de frases hechas, de retórica antigua, de ausencia de emoción, de sonrisa adolescente cuando dijo, como si al fin, pudiera comer un dulce que “sí quiero ser presidente” real y no sólo el producto virtual que nos han recetado durante seis años.
Tan insistente fue Peña Nieto en su “respeto” a los tiempos legales del IFE y al proceso interno del PRI que sólo nos mandó el mensaje de que violará toda regla de equidad, a cambio de seguir con su multimillonario proyecto de la nada para que el grupo político y los intereses económicos que lo financian tomen por asalto la presidencia en el 2012.
Manejo de cámara perverso el de Televisa cuando presenta a Manlio Fabio Beltrones como parte de la “bufalada” en el Teatro Morelos, el pasado 15 de septiembre. Y peor aún, la incapacidad de Peña Nieto para convencer de que es un priista formado y no un simple eslogan tricolor.
Sus mercadólogos seguramente se quebraron la cabeza para que el consentido del Grupo Atlacomulco se aprendiera la frase: “estoy convencido de que ésta es la generación del sí se puede”.
¿Sí se puede? ¿Qué se puede? ¿Violar impunemente las reglas más elementales de austeridad en su autopromoción? ¿Defender impunemente a su antecesor y a su equipo de gobiero? ¿Reprimir a los habitantes de San Salvador Atenco y que nadie se lo recuerde en pantalla? ¿Tener los expedientes de feminicido más graves y sólo realizasr medidas cosméticas? ¿Exhibir su vida privada como parte del infomercial? ¿Desviar los recursos para las zonas más afectadas por las inundaciones? ¿Eso es lo que sí se puede?
Vacío como la impunidad que no quiere preguntas incómodas. Así fue el “destape” mediático de Peña Nieto en el Canal de las Estrellas.
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