¡¡Exijamos lo Imposible!!
Estado de los ESTADOS
Por Lilia Arellano
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“En la tragedia sólo conmueve lo verosímil”.-
Jean-Baptiste Racine
Este lunes en todo el país se llevaron a cabo actos para recordar el fatídico día de 1985, cuando un sismo sacudió a la capital de la República y tuvo efectos en las entidades circunvecinas. Para llevar a cabo tal ceremonia, se instituyó el Día Nacional de Protección Civil y de nuevo, salieron a relucir cifras que ni con un impacto de tal naturaleza alcanzan la cifra de muertos que Felipe Calderón ha provocado durante su mandato, y que ya se refieren no sólo a los enfrentamientos en su fallida “guerra” contra el narco, sino que suman las de incendios como el del Casino Royal Jack, o el de la guardería ABC, o los de familias acribilladas por policías o militares, o los “confundidos”, como fue el caso de los paseantes michoacanos en Acapulco, o de los miles de indocumentados procedentes de Centro y Sudamérica.
Ese 19 de septiembre de 1985, la sociedad mexicana dio un claro ejemplo de que puede auto organizarse, salir adelante pese a los errores por incapacidad, desconocimiento, perversión de las autoridades. En esa fecha, tanto la Presidencia de la República, entonces representada por Miguel de la Madrid, como la regencia capitalina cuyo titular era el guanajuatense nacido en Torres Mochas, Ramón Aguirre, ni sabían qué hacer frente a la fatalidad. Entonces, como ahora, soltaron al Ejército a las calles en una intentona de controlar lo que ya los mismos ciudadanos tenían bajo su control. Y si bien durante las primeras dos horas todo fue un caos, ya que todos buscaban saber cómo se encontraban sus familias y quiénes se habían salvado de ser atrapados en un derrumbe, se hacían los primeros intentos por auxiliar.
Han transcurrido 26 años, sin embargo, el dolor de las familias que perdieron a sus seres queridos y que no lograron encontrar sus cuerpos sigue presente. Y es que nada se había entonces previsto para una situación de esta naturaleza ni para ningún otro desastre. Tan es así que fueron voluntarios los que se dedicaron al rescate, los que se organizaron para repartir comida, víveres, cobijas a quienes vieron derrumbarse sus viviendas, sus casas, los edificios completos. Cientos de costureras quedaron atrapadas en los viejos inmuebles del centro de la Ciudad de México y ahí no se hicieron las debidas labores de rescate de los cuerpos, sino que introdujeron maquinaria pesada bajo el supuesto de que no había un solo sobreviviente. Entre las protestas y el llanto de huérfanos y viudos, de madres que perdieron a sus hijas, empezaron a trabajar las palas mecánicas que sólo se suspendieron cuando corrió la noticia de que había pasado más de una semana y habían rescatado con vida a bebés recién nacidos en el Hospital General.
Así que al dolor se sumó la ira, la impotencia porque mientras por un lado la sociedad daba grandes muestras de solidaridad, por la otra las autoridades intentaban borrar a toda costa lo sucedido porque las demandas por la mala construcción de inmuebles se veían llegar por decenas y ni qué decir de los saqueos cometidos por los propios uniformados, los cuales no tuvieron límite. A partir de esa fecha hubo cambios. El PRI inició su declive en el DF y empezaron a verse derrotados. Ramón Aguirre no llegó al gobierno de Guanajuato porque la carga sobre su persona era brutal; crearon las dependencias dedicadas a la prevención de desastres y se formó el Fondo respectivo. Durante por lo menos dos décadas, el primero sólo fue refugio de burócratas y el segundo continúa siendo saqueado cada vez que se presenta la furia de la madre naturaleza.
En el presente Felipe Calderón saca de una de sus mangas, cual mago, una Escuela Nacional de Protección Civil que, al igual que la Procuraduría de Atención a Víctimas, no aparece sino en la mente y en los deseos del michoacano, ya que no se le asigna a ninguna un renglón dentro del presupuesto de Egresos del año próximo. La falta de seriedad y el autoritarismo ya no conocen límite puesto que, incluso, se publican en el Diario Oficial, se dan por un hecho y no hay absolutamente ninguna información sobre su puesta en marcha y, mucho menos, sobre la forma de operación, la asignación de recursos, la reglamentación correspondiente. También inició esa campaña de “haz patria y mata a un chilango”, cuando en el interior del país se vieron muchas familias que esperaban les entregaran sus viviendas afectadas porque tales inmuebles se les asignaron a los dañados por el terremoto que decidieron cambiar su lugar de residencia.
Oficialmente apenas se atreven a reconocer 25 mil muertos. Los primeros años sólo hablaban de 10 mil muertos. Fuentes no oficiales aseguran que llegaron a 45 mil. Y, con todo el terror de esos días, con lo que se significó para miles de hogares, con los daños materiales provocados, con las afectaciones económicas que surgieron, nada de eso se equipara con lo que ha provocado la “guerra” calderonista. A diferencia de hace 26 años, no es solamente la capital del país la que viste de luto, sino prácticamente todo el territorio nacional; no es sólo ese punto el que conoce de los abusos y del autoritarismo, sino todo el territorio; no solamente ahí se despoja y se hacen negocios hasta con los cadáveres, eso se presenta en la totalidad de nuestra geografía. Si después de 26 años no aprendimos la lección, no cabe duda que somos algo más que una sociedad reprobada.
ROYAL TOUR CALDERONISTA
En promedio, una vez al año ha estado Felipe Calderón en territorio norteamericano. Ahora, los del Consejo de las Américas le entregaron una insignia dorada en reconocimiento a sus “aportaciones a favor de la cultura, la política y el desarrollo económico y social de sus países y de la región”. ¿Le autorizó el Senado de la República recibir ese reconocimiento basado en esas “aportaciones? ¿Ya no es necesario pedir ninguna licencia y basta con que el galardonado esté cierto de que se la merece a nombre del país para recibirla? ¿Aportaciones a la cultura? ¿Cuándo y cuáles? ¿A la política, cuando hasta en el interior del partido en el que milita hay todo un caos o de cuál política hablamos? ¿Será de la que se practica en otros países? ¿Serán esos otros los que recibieron los beneficios del desarrollo económico por el que ahora lo reconocen? En lo social, ¿se creyeron lo del Seguro Popular y no saben de los índices educativos tan bajos, del crecimiento de la pobreza, de la cancelación de prestaciones de orden social?
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Es motivo de orgullo que, a pesar de que han querido destruirnos, no lo han logrado ni lo lograrán. No sólo porque tenemos autoridad moral, sino porque las mujeres y los hombres que participamos en esta lucha, profesamos un profundo amor por nuestros semejantes y, más allá de alevosías y frente a todo tipo de adversidades, mantenemos la firme convicción de construir una sociedad más justa, más humana y más igualitaria
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