jueves, 22 de septiembre de 2011

Lo peor vivir entre muchos pinches cínicos

Presumió, mintió, acusó, se justificó, cínismo total
¡¡Exijamos lo Imposible!!
Estado de los ESTADOS
Por Lilia Arellano

Cinismo

Matan más narcos que dictadores: FCH
Dan bajón a “El Chapo” en Colombia
Busca Interpol a ulisistas, ¿y don Ulises?
Más abusos a trabajadores en la SCJN

“Una dictadura es un Estado en el que todos temen a uno y uno a todos”.-
Alberto Moravia

José López Portillo, ex presidente de México, en su momento sentenció: “Lo peor que puede pasarnos es convertirnos en un país de cínicos”, y justo eso es lo que se registra cada día en todas las páginas: el cinismo formará ya parte de la historia. Para comprobarlo, basta revisar y señalar las declaraciones de Felipe Calderón ante la Organización de las Naciones Unidas; las del secretario de Hacienda, José Antonio Meade, ante el pleno de la Cámara de Diputados; las del aspirante presidencial panista, Ernesto Cordero, retando a debatir al ex gobernador del Estado de México, Enrique Peña Nieto; las del ex líder panista, Manuel Espino, buscando la candidatura presidencial de Acción Nacional; las de varios aspirantes a la primera magistratura de la Nación, de todos los partidos; las de ex gobernadores; las de comunicadores; o simplemente presenciar el “valemadrismo” de los diputados federales quienes no lograron el quórum suficiente para continuar con la comparecencia del titular de Hacienda.

Y es que de ninguna otra manera puede verse la declaración de don Felipe Calderón en la Asamblea General de la ONU que advierte: “El crimen organizado mata más gente que todos los regímenes dictatoriales juntos”. O sea que ya con eso, se tapó la boca a todos los que advertimos sobre la masacre que se ha efectuado durante su gobierno. Así, cuando se señala que ya suman más los cadáveres en nuestro territorio que los que quedaron sembrados en otras naciones que enfrentaron guerras para derrocar gobiernos por la intromisión estadounidense, no hay sino que consolarse con lo dicho por el michoacano y aceptar que así son las cosas y ni modo.

Es esta la forma más fácil que encontró el inquilino de Los Pinos de intentar desprenderse de cualquier acusación a futuro sobre estos crímenes cometidos en contra no sólo de narcotraficantes, de quienes algunos consideran que merecen la muerte sin más ni más, en tanto que otros refieren que para eso están las leyes, para que antes de ser masacrados sean juzgados y si se les quiere matar, pues que se cambien las leyes y se apruebe la pena de muerte. Resultan sus palabras una pretendida defensa para no ser incluido en la lista de gobernantes que cometen crímenes de lesa humanidad, sobre todo si tales palabras surgen 48 horas después de que Ernesto Zedillo descubriera que ha sido señalado en una corte internacional por la matanza de Acteal.

De un total cinismo fueron esas declaraciones cuando se ha negado, una y otra y otra vez, a cambiar la estrategia contra los cárteles de la droga y demás organizaciones criminales, a pesar de las decenas de muertos, de los nulos resultados en el desmembramiento efectivo de las bandas, del incremento de adictos en el país y de los efectos que la inseguridad tiene en nuestra economía y la ampliación de los segmentos poblacionales de pobreza y miseria.

De un total descaro fue su llamado a las naciones consumidoras de estupefacientes, Estados Unidos y Europa, principalmente, para reducir la demanda de drogas y adoptar mecanismos que lleven a disminuir las exorbitantes ganancias que deja el narcotráfico en las redes criminales, cuando poco o nada se hace en México contra el lavado de dinero, centrado principalmente en el mercado de valores y el sistema financiera mexicano en su conjunto, donde no se le da ni siquiera un seguimiento mínimo al manejo de fortunas inexplicables que, de la noche a la mañana, se convierten en ganancias lícitas y formales. En un país donde el titular del Ejecutivo ni siquiera propone un presupuesto para invertir en la prevención o en la rehabilitación de quienes tienen inclinaciones por los narcóticos.

Cínico fue también su exhorto en Nueva York, a la propia Organización de las Naciones Unidas, para que hagan valer el tratado que pugna por controles para frenar la venta ilícita de armas, cuando nada se hace en las fronteras y aduanas mexicanas para evitar este tráfico y que en escándalos y operaciones encubiertas como “Rápido y Furioso”, las autoridades (in) competentes, como la procuradora general de la República, Marisela Morales, se queden en la queja y el lamento de que se trató de una “traición” de las autoridades norteamericanas que promovieron y protegieron toda la operación.

Así como se demanda que sean ellos, los EU en principio, los que cierren sus fronteras al paso de los estupefacientes, los vecinos podrán alegar que México cierre las suyas al paso de las armas. O sea tan corruptos de un lado como del otro, y ahí está el mero nudo del asunto: las fronteras, las aduanas, los puertos, los aeropuertos, pero también esas instituciones bancarias que le ponen mil y una trabas a quienes hacen depósitos normales o abren cuentas de todo tipo, pero que no conocen de ninguna limitante cuando se trata de los depósitos en grande, de los grandes clientes, de los que lavan y planchan miles de millones de dólares.

De otra forma no puede explicarse cómo, con tanto cinismo, pueden en Colombia hablar de que el “Chapo” Guzmán tiene 250 millones de dólares en propiedades, y Forbes advierte que su capital supera los mil millones y parece que ni unos ni otros saben ni se acercan siquiera a la fortuna que realmente debe tener el tal Joaquín. ¿Y la hizo solito o en complicidad con los gobiernos tanto de EU como de México, como de Colombia, como de los países a donde ha extendido todo su mercado? Esas complicidades, que lo mismo se dan en el campo de la droga que en las concesiones de todo tipo incluyendo las de mineras, las de la energía eléctrica, las del petróleo, son las que ya agotaron a los políticos, la política, la economía, la producción nacional y al país mismo.

No hay otro renglón, sino el que se advierte dentro del cinismo el que mete a la Interpol a buscar a seis colaboradores de Ulises Ruiz, el ex gobernador de Oaxaca, en tanto a él lo dejan libre. Las acusaciones hablan de presuntos responsables de desvíos de varios millones de pesos del erario y ¿don Ulises? ¿El no tiene ninguna responsabilidad?. ¿sí que alcanzó a acordar y bien con el difuntito ex titular de Gobernación, Juan Camilo Mouriño? Buscan al titular de finanzas y al de obras públicas, Miguel Ángel Ortega y Félix González, respectivamente, como los principales y ya se verá hasta cuánto aguantan antes de confesar que todo lo hecho fue bajo la orden expresa del entonces gobernador.

Con cinismo es con lo que se condimentaron las palabras de Calderón. Y ese es el mismo ingrediente que llevó a los señores magistrados de la Suprema y “tremenda” Corte a dictaminar que se cobre el ISR al salario mínimo y ya sin discusión alguna, pues se trata prácticamente de una orden; es lo que seguramente los llevó a la aprobación del cobro de intereses sobre intereses; es lo que les impide intentar poner orden en lo económico, sobre todo en los asuntos bancarios con la exigencia de que la Comisión Nacional Bancaria cumpla con su función de regular operaciones, comisiones, intereses.

Un gran, enorme cinismo, es el que mantienen los dirigentes de las centrales obreras y de la clase trabajadora, al no emitir pronunciamiento alguno sobre el dictado de la Corte. Estos sujetos, al igual que los togados, ya tienen el estómago satisfecho, el futuro asegurado, sus hijos y sus nietos estudian en las mejores escuelas del extranjero, su vida privada está en orden con una, dos o tres casas ya bien instaladas y comprendidas unas con otras, el mundo en el que habitan los alejan totalmente de sus tiempos de estudiantes, de los inicios de sus carretas, de sus luchas sindicales, de otros pensamientos para situarlos en la primera fila del cinismo con el que siguen incrementando sus fortunas personales, las de sus familiares, las de sus compadres y amigos a costa de quienes van recibiendo cada vez menos para ir sobreviviendo.

CINISMO CAMERAL
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