viernes, 3 de abril de 2015

Una dictadura disfrazada de democracia

¡¡Exijamos lo Imposible!!
Por Esto!
Daño irreparable
Laura Bolaños Cadena


El descenso drástico en la cantidad y calidad de la educación no viene de ahora. Comenzó tras la experiencia oficial adquirida con el movimiento estudiantil de 1968, cuando los gobernantes se dieron cuenta de que una población instruida adquiere conciencia política y espíritu crítico, por lo que se convierte en contestataria de una dictadura disfrazada de democracia. Los jóvenes universitarios lo demostraron. Su proveniencia social clasemediera y su juventud, contribuyeron a que influyera entre los ciudadanos. Incluso empezaban a despertar simpatías entre el sector más controlado por el gobierno: los trabajadores. En vista del peligro, se decidió aplastar la rebeldía estudiantil con el mayor uso de la fuerza

Pero era de todo punto indispensable atacar las bases de origen de un movimiento que amenazó el autoritarismo del sistema. Pese a haber construido la Universidad Autónoma Metropolitana, Luis Echeverría se dedicó a minar desde adentro los centros de estudios superiores oficiales. Dividió al resto de los grupos organizados cooptando con puestos políticos a algunos de los que habían sido dirigentes; promovió grupos porriles dentro de las preparatorias y la propia UNAM, y, siguiendo recetas del gobierno estadunidense, hizo introducir el consumo de marihuana en las casas de estudio por manos de estos mismos porros. Se buscaba apartar a los jóvenes estudiantes de las cuestiones políticas. Antes de ese gobierno, jamás se había fumado cannabis en los centros escolares ni en sectores de clases medias o altas. Se consideraba vicio de “la hez del pueblo”. Afortunadamente la autonomía de la UNAM y la presión de los propios estudiantes, permitió desterrar a casi todos los grupos porriles, así como mantener la calidad de los estudios. Pero tanto en la UNAM como, mayormente en el Poli, todavía se padecen actividades violentas de estos vándalos

A Echeverría le debemos, además, la desastrosa reforma educativa que sigue ocasionando un gran daño a la educación primaria. Muchas de sus directrices siguen vigentes a pesar de las siguientes reformas, incluida la última. Por ejemplo, el aprendizaje del idioma español no está entre las prioridades, a la lectura y la correcta ortografía no se les da mayor importancia. Los maestros no pueden reprobar alumnos aunque sean de muy bajo aprovechamiento, no estudien ni cumplan las tareas o cumplan apenas con asistencia mínima a clases. Al gobierno le preocupa que un alto número de reprobados rebaja el nivel de México en las evaluaciones internacionales. No importa la deficiencia educativa, lo malo es que se sepa. Culpan al maestro por reprobar y lo sujetan a medidas administrativas. Es difícil mantener la disciplina en clase, pues el mentor puede ser acusado de maltratar a los alumnos. Aunque no se pueda negar la existencia de casos reales de maltrato e injusticia por parte de los docentes, el temor, en general, inhibe al maestro. Sin embargo no se puede tapar el sol con un dedo, y la mala preparación de los escolares mexicanos queda en evidencia en los resultados de los países de nuestra América, y no nada más entre los de educación primaria, sino entre los de secundaria y preparatoria, como ya hemos comentado. El daño en la formación de la juventud es irreparable

Ahora que se implanta una nueva reforma educativa, en vez de corregir errores anteriores y mejorar planes de estudio, se impone mayor control sobre los maestros como si fueran los responsables del desastre. No se hace nada por mejorar realmente la educación, pero se multiplican las medidas contra un sector proclive a salirse de los rediles oficiales

No hay planes para construir nuevas preparatorias y universidades. Cada vez más jóvenes quedan fuera de los estudios superiores… pero también cada vez más ingresan a los planteles privados. Los planes se cumplen.

Mentiroso, poco profesional y poco ético

Eso y más se merece que le digan al tal Juan Méndez, relator de la ONU sobre tortura y tratos crueles, quien acaba de realizar una visita de inspección a nuestro país. ¿Pues no afirmó tras la visita que en México la tortura es generalizada? Y todavía se atreve a decir que el gobierno mexicano lo presionó para que cambiara su informe. Vaya fichita resultó el enviado de la ONU, quien sostiene su conclusión: En México la tortura es generalizada. Pero qué calumnia. Estamos indignados. A cualquier mexicano le consta que nuestros cuerpos policíacos, el Ejército y la Marina, son incapaces de torturar a un detenido, pero ni siquiera de insultarlo o darle un empujón o propinarle una cachetadita; mucho menos de hacerlo objeto de abusos sexuales. Todos sabemos que son muy caballerosos con las mujeres y respetuosos al máximo de nuestros derechos humanos, sobre todo desde que disfrutamos de este maravilloso sexenio. Tienen razón de descalificarlo el secretario y el subsecretario de Relaciones Exteriores Meade y Gómez Robledo, ese tipo es un mentiroso.

No es de extrañar

Que la Secretaría del Trabajo y Previsión Social (STPS) avale los contratos de protección firmados por las confederaciones charras para apoyar a las empresas agrícolas del Valle de San Quintín, no tiene nada de raro, pues en eso consiste su trabajo y para eso les pagan. Que los jornaleros ignoraran su pertenencia a estas confederaciones, tampoco es extraño. Ha sido la forma tradicional de proceder. Lo inusual es la rebelión de los proles, que estalla tras largos años de explotación.

Solidaridad

existe la adhesión de algunos trabajadores al movimiento. Además de la CIOAC apoyan también la Asociación César Chávez y el Frente Indígena Nacional, pero todavía no hay fuerza interna suficiente para presionar al gobierno. Sin embargo los jornaleros, si se mantienen unidos, tienen posibilidades de triunfar.

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