Semana d Pascua recordar a Bertolt Brecht

¡¡Exijamos lo Imposible!!

Por Esto!

“Balada del consentimiento a este mundo”

María Teresa Jardí

II y última parte

En tiempos de crisis sangrientas, en semana de Pascua también es tarea obligada recordar a Bertolt Brecht, quien, en “Balada del consentimiento a este mundo”, es decir, al México de corrupción de unos a costa del empobrecimiento de millones, de gasto indecente en protección de unos a costa del genocidio contra los que sobren, protesten o se opongan, en tiempos del poder del Estado, que ha dejado de ser Estado, en manos de mafiosos productos televisivos nombrados cabeza de la institución desde donde se ejecuta la venganza, en tiempos de policías convertidos en ministros... Brecht continúa diciendo a la sociedad: 

“A los periodistas. Con la sangre de las víctimas escriben sus artículos: ‘Los asesinos son inocentes’. Yo ayudo a distribuir las hojas recién impresas y afirmo: debéis leerlos, son palabras excelentes. 

“El poeta nos envía su Montaña Mágica para la lectura. ¡Lo que él (por dinero) allí dice, lo dice con razón! ¡Lo que él (gratuitamente) calla, podría ser la verdad! Yo digo: no confundir ceguera con corrupción. 

“Un comerciante convenciendo a los que pasan: ‘Soy yo el que huele mal, no mi pescado’. Ese no come su pescado podrido. Por las dudas lo cuido. A lo mejor tengo suerte y me vende en el mercado.

 
“La piel carcomida por las infecciones, un viejo compra a una jovencita con dinero robado. Le doy la mano (con cuidado), con mis congratulaciones, agradeciéndole por los servicios prestados. 

“A los médicos, que a los pacientes pobres, como pescado chico devuelven al agua, no dejo por eso de pedirles turno, en sus camillas me tiendo y encomiendo el alma. 

“A los ingenieros creadores de las cintas sin fin que al desgraciado obrero quita toda energía, les canto loas por su técnico perfil, el triunfo del espíritu me llena de alegría. 

“Vi a los maestros, pobres represores, forman niños a su imagen y semejanza. Del Estado cobran sus remuneraciones. No retarlos. Ni para morirse de hambre les alcanza. 

“Y veo chicos de catorce años, del tamaño de seis y hablando como ancianos. Y digo: así es sin más. Y a la muda pregunta: ¿Por qué? Contesto: No sé. ¿Acaso no es humano? 

“Los profesores, que con sus bellas palabras justifican lo que su mandatario hace, hablan de crisis financiera en vez de crímenes. No son peores que lo que puede imaginarse. 

“A la ciencia que multiplica nuestro conocimiento, que a su vez a más miseria nos arrastra, la veneran como a la religión, que estimula nuestra ignorancia, y a la que también se idolatra. 

“No quiero hablar de más. A los curas los siento mis amigos. En alto sostienen la fe en el amor y la asistencia al vecino, las guerras y las matanzas no cambian- No permitamos que nada de esto caiga en el olvido. 

“Vi a todo el mundo alabando a dios y al usurero. Y escuché al hambre gritar: ¿dónde hay que pedir? Y vi unos dedos gordos señalando hacia el cielo. Y entonces dije: ¡vieron que hay algo allí! 

“Los gordos pelados, que hace ya un tiempo abocetara George Grosz, están a punto de degollar a la humanidad en un planeado intento. Si es un plan ordenado, estoy con el asunto. 

“He visto a las víctimas y a los asesinos. Vi cómo por su coraje y no por compasión, los asesinos a sus víctimas eligen. Y grite: bien hecho, es una buena elección. 

“Vi venir las formaciones de matarifes, quise gritarles ¡Alto! Pero también me veía rodeado por un montón de guardias, y entonces grité: ¡Viva! 

“Como detesto bajezas y necesidades mi arte no tiene aprobación en este tiempo. Porque a la mugre de vuestro mundo de maldades le hace falta – lo sé – mi consentimiento”. Bertolt Brecht

Y del mismo inconformista y dramaturgo y radical poeta (1898-1956) no podemos olvidar sus también sabias palabras los que aspiramos a cambiar, en nuestro país, las cosas: 

“No acepten lo habitual como cosa natural, pues en tiempos de desorden sangriento, de confusión organizada, de arbitrariedad consciente, de humanidad deshumanizada, (en los tiempos actuales de México, añado yo) nada debe parecer imposible de cambiar”. 

“Brecht muestra un poder magnético, representa y hace juzgar a un tiempo trastorna y aísla”, como nos dice Roland Barthes.