No le importan esos millones de indígenas

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Indígenas y campesinos, otra vez en la esclavitud

Alvaro Cepeda Neri

Conjeturas

I.- El “nuevo PRI” de Peña, es el mismo y hasta peor que el nacido en 1946 y al que no le pudieron cortar las alas los mucho más corruptos panistas, traidores al legado de sus padres fundadores: los Gómez Morín y la derecha salida del callismo, cuando la dizque alternancia y supuesta transición a más democracia, resultó más autoritarismo e incapacidad, dejando que la inseguridad del narcotráfico alcanzara más de 100 mil homicidios (el peñismo lleva 40 mil en dos años), y que la Nación carezca de crecimiento económico, porque desde el salinismo –máxima perversión del priismo– se implantó el capitalismo salvaje del neoliberalismo económico, que huye de los países una vez obtenido el botín de las ganancias. El peñismo sigue sin “entender que no entiende” las manifestaciones contra los malos gobiernos de todos los niveles; contra los abusos de militares, policías y marinos en su inconstitucional función de cuidar del orden. Pero no arrasa con los plantíos y laboratorios de drogas, y mucho menos confisca las inversiones directas tanto en bancos, como en compra de inmuebles, negocios y donativos a la iglesia romana, retando a las instituciones con sus matones que asesinan y crean miedo, con todo y que sus principales capos estén en la cárcel desde donde dirigen sus cárteles.

II.- Mientras, más del 70 por ciento del campo cultivable está en el abandono por parte del peñismo que insiste en vender al mejor postor (que no llega) los yacimientos petroleros. Los campesinos que se desplazan hacia los más de 40 millones de informales, y los que se van al extranjero, casi esclavizados, para hacer prosperar la agricultura canadiense y estadunidense. Los que no han podido emigrar, son víctimas de los latifundistas ganaderos agrícolas, encerrados en los campos como peones encasillados de la época porfirista. En 17 entidades, sobresaliendo Sonora, Sinaloa, Baja California, Chihuahua, se llevan a los indígenas y campesinos con la carnada de jugosos salarios y prestaciones, pero ya encarcelados están sometidos a la esclavitud. Muertos de hambre, enfermos. La reportera Diana Baptista (Reforma: 21/III/15), informa la vil explotación de esos mexicanos desamparados.

III.- Y es que al gobierno federal y sus iguales, en lo que “hace la mano hace la tras”, no le importan esos millones de indígenas y campesinos que trabajan –sin metáfora– de sol a sol, con sus familias ayudando en las labores; viviendo en casuchas sin ningún servicio sanitario y bebiendo agua que no es potable. Abandonados por la secretaría del Trabajo y la Semarnap, algunos campesinos se rebelaron y el problema estalló. Entonces Navarrete Prida y Martínez, salieron con su “descubrimiento” de que hay esclavos en hambruna y que laboran a cambio de miserables alimentos o se les deja morir. Y es que los empresarios y contratistas sobornan a los inspectores de la secretaría del Trabajo y del IMSS, para esclavizar a esos mexicanos; cometiendo la más vil explotación hasta de niños. Mientras tanto, el peñismo sigue con sus ensueños autoritarios de “reformador”, en un país minado de problemas por estallar.

cepedaneri@prodigy.net.mx