Por Esto!
El poder en México está en manos de malas personas
María Teresa Jardí
De todo lo que he leído al respecto lo más sensato me parece lo dicho por el psiquiatra Francisco Toledo (quien) recibió hace unos días el premio Doctor Francisco Guirado, en Molina de Segura... (sobre) los motivos que pudieron llevar al copiloto alemán Andreas Lubitz a estrellar el avión contra los Alpes franceses... (Entrevista publicada por la cronicadelpajarito.es en Diario Público).
¿Cuándo un problema de salud mental se convierte en una enfermedad?
—No todos los trastornos de conducta inexplicables tienen que ser un trastorno mental. Hay personas buenas, pero también hay personas malas que no tienen ningún trastorno mental. Para que una persona estrelle un avión no tiene que ser un enfermo mental, tiene que ser una mala persona.
Me está hablando del copiloto Andreas Lubitz, acusado de estrellar el avión en los Alpes con 150 personas dentro. En muchos medios de comunicación se dice que tenía depresión y estaba en tratamiento. ¿Qué ha podido llevar a esa persona a realizar un acto tan espeluznante?
—No creo que tuviera depresión, pues esta enfermedad conlleva una idea de culpabilidad e incluso de autoagresión, pero nunca hacia fuera, nunca hacia los demás. Una persona que se suicida se quita de en medio para no sufrir y para que los demás no sufran. Lo del copiloto no tiene nada que ver con la depresión ni con enfermedades mentales. Todo indica que fue premeditado y responde a una personalidad narcisista de tipo maligno que ha actuado así ante una frustración no superada. Al parecer, él mismo dijo que iba a hacer algo por lo que su nombre sería conocido en todo el mundo y eso es propio de un narcisista maligno, de un trastorno de personalidad. Estos individuos son conscientes de lo que hacen en todo momento. Son malas personas.
Entonces, ¿me está dando a entender que no se habría podido evitar la tragedia tratándose de una persona de este tipo?
-La psiquiatría no tiene respuesta para la maldad... Los enfermos mentales son víctimas y no culpables, y este no es el caso del copiloto del avión estrellado...
Pero lo que está publicando es que tenía problemas mentales de los que estaba siendo tratado y que incluso intentó ocultar. Y no se para de hablar de que tenía depresión.
—Faltan elementos para sacar conclusiones definitivas, pero todo apunta a que había premeditación y cálculo para estrellar el avión. Una depresión no puede ser que lleve a alguien a hacer algo así. Si alguien se suicida por una depresión da mensajes de dolor y deja una carta de despedida o de arrepentimiento. Este copiloto tampoco es un psicótico, pues ni deliraba ni tenía alucinaciones. Yo creo que sabía aparentar que no era malo. Este tipo de personas se repiten sistemáticamente en la historia de la humanidad en todos los ámbitos, no les detiene el dolor ajeno y hacen sufrir a los demás de manera indiferente...
Para las familias de las víctimas el hecho de que el copiloto estrellara deliberadamente el avión debe ser algo tremendo de aceptar.
—... Cada uno se defiende del dolor como mejor puede y algunos necesitan dirigir su pena hacia un objetivo... Eso haría mucho daño... El 20 por ciento de la población sufre depresión al menos una vez en la vida y eso no debe ser un estigma... se puede ser inteligente y ser muy mala persona. Hay personas malas en política, en el mundo empresarial, en nuestros compañeros de trabajo…”.
¿Les suena conocido? Sí, en México el poder se encuentra en manos de malas personas, de malvados sin conciencia del dolor que producen en el otro, y en entender esto nos va el cambio a una situación mayoritariamente menos injusta y menos perversa. Los que están y sus hijos y nietos no pueden seguir. El cambio pasa por el relevo familiar de la mafia “política”. De ahí el error de seguir votando para que nada cambie para ellos y todo empeore para el pueblo mexicano.
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