Por Esto!
El futuro nebuloso ya nos alcanzó
Guillermo Fabela Quiñones
Apuntes
Es un absurdo, pero tal parece que el grupo en el poder está empeñado en acabar con el futuro de México. Está haciendo todo para lograrlo en el menor tiempo posible, conforme a las políticas públicas que pone en marcha con el mayor desenfado. Así lo patentiza el hecho de que los jóvenes que desean seguir una carrera en la UNAM, vean cortados sus sueños porque de cada 100 que intentan ingresar, 91 no lo logran. En consecuencia, o ingresan a una escuela privada de nivel “superior”, donde deberán pagar una cuota muy elevada, sin que ello garantice la calidad de la enseñanza que reciben a cambio, o dejan de pensar en seguir una carrera.
Esto sucede porque a tono con el modelo neoliberal que nos fue impuesto por el Consenso de Washington, el Estado se desentendió de su responsabilidad básica de proveer una educación superior gratuita. Desde hace cuatro décadas el gobierno federal no ha construido una universidad más en el área metropolitana de la Ciudad de México. En cambio, ha dado todo tipo de facilidades a los negociantes de la educación para que se aprovechen impunemente de su afán de riqueza con la complicidad de las autoridades del ramo. Las consecuencias están a la vista: los niveles de calidad de la educación superior en México ocupan el último lugar en la OCDE.
En febrero pasado, en los exámenes de admisión de la UNAM, de 128 mil 519 jóvenes que se presentaron, sólo fueron admitidos 11 mil 490. Obviamente, la gran mayoría de rechazados verán truncados sus sueños de hacer una carrera universitaria, porque ni cuentan con recursos para pagar colegiaturas en una universidad de alcurnia, y quienes puedan pagar una cuota en una “universidad” mediocre, al terminar sus “estudios” se toparán con el muro del desempleo, pues serán rechazados debido a que los empleadores saben que donde se graduaron no adquirieron los conocimientos necesarios.
La tecnocracia en el poder está firmemente comprometida con el proyecto de la Casa Blanca de hacer de México su patio trasero, el basurero para sus desechos tóxicos, el territorio donde no presente problemas la explotación y saqueo de los recursos naturales que todavía tenemos, porque la juventud estará absorbida por el imperativo de luchar a brazo partido por su sobrevivencia, vendiendo su fuerza de trabajo en calidad de mano de obra esclava, cada vez más enajenada por los medios electrónicos y por su escasa preparación humanística, aunque tengan un título “universitario”.
Vemos cuán exitoso fue el golpe de Estado técnico del grupo tecnocrático en 1982. Sin embargo, se ha llegado ya a una situación muy dramática que no debe continuar, so pena de arrastrar a la sociedad nacional a una violencia incontrolable, pues se rebasaron los límites soportables de una realidad muy desventajosa para más del 70 por ciento de los mexicanos. Se trata de la sociedad sin futuro, que sobrellevará la carga de la entrega del Estado a intereses oligopólicos que cada vez se reducen más, mientras por otro lado sigue creciendo su voracidad y sus ambiciones de carácter fascista.
La polarización del país ha llegado ya a una situación inaceptable, que más temprano que tarde tendrá consecuencias terribles. Esto no lo ven los tecnócratas en el poder, ni tampoco sus asesores e intelectuales orgánicos, sólo interesados en consolidar sus privilegios. Esta realidad tampoco la quieren ver quienes podrían abrir los ojos a la población, caso concreto los miembros del alto clero que sólo se comprometen con exhortos abstractos a que haya paz y armonía en el país, en vez de hacer denuncias contundentes como las que hacen los sacerdotes Alejandro Solalinde y Raúl Vera, quienes son un ejemplo a seguir, aunque desgraciadamente se topan con la cerrazón de una cúpula acomodaticia, que dista mucho del ejemplo de Jesús de Nazaret, de quien se recuerda esta semana su sacrificio.
Vamos por el camino equivocado, entregada la oligarquía al pecado de la avaricia y dominada por una sed incontrolable de poder, como los fariseos que tanto se burlaron de Cristo y finalmente lo llevaron a la muerte. Así están llevando los fariseos actuales, incrustados en las élites del poder, al país sin que les importe un bledo el futuro. Lo más grave de la situación tan dramática que vivimos es que el futuro ya nos alcanzó.
(guillermo.favela@hotmail.com)
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