Contralínea
Peñismo y Excelsior violan libertades de escribir y publicar
Álvaro Cepeda Neri
En la retaguardia del calderonismo, ya inició de facto el sexenio peñista. El mexiquense está montado en su triunfo dudoso, debido a las transas de Soriana, Monex, Scotiabank y los tres depósitos de Eruviel Ávila Villegas, desgobernador del Estado de México, que a través de su secretario de Finanzas acaba de reconocer que “hicieron tres depósitos millonarios a particulares, […] donde el particular Marcos González Pak apareció como beneficiario de 50 millones de pesos […]; los otros dos depósitos se realizaron después de la elección del 1 de julio, pero el funcionario no especificó monto ni nombre o nombres de los beneficiarios” (Reforma, 7 de septiembre de 2012).
Resulta que antes de la elección presidencial –que la mayoría de los consejeros (ya no ciudadanos) del Instituto Federal Electoral (IFE) y con los siete magistrados del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (que incluye a la Suprema Corte) avalaron–, un comentarista y conductor del programa Cadena Tres Noticias y autor de una columna fue despedido, tras haber criticado a Peña y al Partido Revolucionario Institucional y manifestado sus elogios a la entonces candidata del Partido Acción Nacional, Josefina Vázquez Mota.
La empresa Excélsior, un diario al servicio de los intereses
de Olegario Vázquez Raña (otro de los imperios económicos que se
expandieron desde el salinismo, juzgó inquisitorialmente a Pedro Ferriz
de Con. “La caracterización que hizo Ferriz de Con de quien antes de la
elección las encuestas ya presentaban como el ganador de la elección del
1 de julio se puede escuchar en el video de una conferencia del
conductor, y es concluyente. Para Ferriz, Enrique Peña Nieto es un
ignorante, un hombre que pertenece a un sistema político que está
acostumbrado a robar. Los colaboradores del hombre de Atlacomulco, lugar
de donde han salido grandes sátrapas, todos se han hecho millonarios en
el sistema político mexicano. Ferriz, también caracteriza a Arturo
Montiel, exgobernador del Estado de México y padrino de Peña, como a un
hombre que no se robó al estado porque no le cupo en la cartera”. Esta
cita es de la columna Agenda Ciudadana, titulada “Libertad de opinión”, de Lorenzo Meyer (Reforma, 26 de julio de 2012).
El periódico Reporte Índigo informó y concluyó que el caso de Ferriz de Con ha sido el primer despeñado.
Ferriz lo mismo criticaba a Peña que a López Obrador, pero ejercía su
derecho a discrepar y criticar conforme a las libertades de expresión.
Quizá Excélsior, para quedar como tapete del peñismo,
decidió cesar a su colaborador. Indudablemente Peña –a quien
encuestadoras y agencias de publicidad dieron por triunfador antes de
las elecciones, engañando a los electores y hasta predisponiéndolos, con
la complicidad del IFE y los siete enanos del Tribunal
Electoral– dice que se deslindó de la censura y el despido de Pedro
Ferriz. No tenía por qué dar explicación, pero algo –o mucho– tuvo que
ver para que Vázquez Raña cortara esa cabeza y la ofreciera a
quien no es dado a soportar la crítica, acostumbrado a que los medios de
comunicación de la oligarquía únicamente lo elogien, encabezados por
Televisa y los López Dóriga que, antes del IFE y del Tribunal Electoral,
lo eligieron, y a los que Peña concedió senadurías y diputaciones en lo
que se conoce como la “telebancada”.
Continúa el presidencialismo autoritario. Y ahora escoltado con un
militarismo en las calles con visos de golpismo. Esto ha permitido la
embestida al periodismo que resuelve informar sin ninguna censura y que
critica los actos de funcionarios y servidores públicos, desmitificando
el gobierno de los hombres que, en nuestro país, ondea ese machismo
político que se personifica en el presidente de la República en turno.
Peña no ha sido investido constitucionalmente por el IFE como quien
mayor cantidad de votos tuvo (con la ayuda de las encuestas,
comerciantes, banqueros y el gobierno mexiquense). Cuando aceptó el
servilismo de Excélsior al despedir a Ferriz de Con por haberlo
criticado, el peñismo se inauguró como el sexenio de Calderón, quien al
inicio de su mandato sacó del aire el noticiero de Gutiérrez Vivó porque
éste concedía entrevistas a López Obrador; y a la fecha ha impedido que
el Grupo Radio Centro cumpla con el laudo internacional que sancionó a
los Aguirre al pago de más de 30 millones de dólares.
Excélsior es un periódico al servicio de las empresas de
Vázquez Raña. Y no está en cuestión si tiene o no derecho para,
laboralmente, quitar de sus páginas y frecuencia televisiva a alguno de
sus empleados, pero en el caso de Ferriz de Con, para imponerle la
censura. Lo despidió al haber expresado su análisis contra Peña.
“Independientemente de que se simpatice o no con Ferriz de Con, lo que
ha sucedido resulta inaceptable. Si finalmente el político mexiquense
asume la Presidencia [de la República], entonces el caso Ferriz deberá
interpretarse como un presagio de lo que está por venir”, escribió el
historiador Lorenzo Meyer, a quien Carlos Marín, de Milenio, trató de perseguir judicialmente en un acto de censura.
Por lo pronto, pues, tenemos a Peña Nieto (y a su ejecutor para ablandar
periodistas, David López) ya con su primera barbarie contra las
libertades de escribir y publicar e incluso de ejercer estas libertades
en los medios de comunicación audiovisual.
*Periodista
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