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DESFILADERITO
Sandy y MEOO: malas como AA
Al amanecer del martes 11 de septiembre de 2001, despegó del aeropuerto de Boston el vuelo número 11 de American Airlines con destino a Los Angeles. Un cuarto hora más tarde, cinco hombres tomaron el control del avión –un Boeing 767-222 con 81 pasajeros y 11 tripulantes-- y lo estrellaron contra la torre norte del World Trade Center en Nueva York.
Anteayer, domingo 28 de octubre de 2012, a las dos de la tarde, el vuelo número 1111 de América Airlines despegó del aeropuerto de Dallas rumbo a la ciudad de México. Un cuarto de hora más tarde, el piloto informó a los pasajeros que el avión –un 727 del año del caldo-- volaba con sólo dos de sus tres turbinas, lo que no le impediría llegar a su destino.
Sin embargo, añadió, acababa de empezar a fallar una de las dos turbinas restantes, por lo que... Y al decir esto se encendieron las luces del piso que indican el camino hacia las salidas de emergencia... Por lo que, reanudó el comandante sin perder la compostura, de un momento a otro aterrizaremos en el aeropuerto de San Antonio.
Quienes ya escuchaban la noticia con el corazón en la boca, oyeron entonces un ruido que les pareció catastrófico, pero no: sólo era la combinación de sonidos que provocan los motorcitos del tren de aterrizaje cuando el aparato saca las ruedas y los gemidos del viento que choca con ellas.
Pero antes, agregó el conductor del jet, vamos a dar unas vueltas para soltar combustible y dentro de unos minutos... Aquí se perdió la voz del sujeto y se multiplicó la angustia de su auditorio, hasta que los campos de riego en el desierto de Texas y los árboles y los edificios y las carreteras y los coches se acercaron más y más a las ventanillas, y segundos después el cacharro corría sobre el asfalto perdiendo potencia.
Y dentro de unos minutos, remató su arenga el capitán, verán tres carros de bomberos que nos están esperando al final de la pista, por si las dudas, pero tengan la certeza de que su ayuda no será necesaria. Sin que la maldita aerolínea les diera un vale para comer o beber, los pobres rehenes de American Airlines debieron permanecer en el aero-mall de San Antonio casi tres horas hasta que, procedente de Dallas, les enviaron un avión de repuesto, en mejor condiciones.
El Boeing 727 inundó el mercado aeronáutico a partir de 1963, año en que voló por primera vez comercialmente y fue descontinuado a finales de los 90. En agosto de 2006, según Wikipedia, quedaban en servicio activo 127 Boeings 727-100 y 493 del modelo ampliado, el 727-200, la mayoría de ellos en países del tercer mundo.
¿Cómo es posible que en la decrépita superpotencia del planeta, una de sus aerolíneas más representativas –y al mismo tiempo la peor de todas-- utilice todavía esta clase de carcachas? Parece inconcebible pero la realidad es que AA ha sobrevivido de quiebra en quiebra y por lo que ocurrió anteayer con el vuelo 1111, sus finanzas no deben gozar de cabal salud.
Estas ideas me sobrevolaban la cabeza ayer por la tarde, mientras leía en Twitter que el huracán Sandy estaba por azotar una franja de mil kilómetros de la costa este de Estados Unidos, en la que hay 16 enormes plantas de energía nuclear, a saber con cuánta capacidad para resistir el embate del meteoro que antes de tocar tierra ya había batido el récord de inundaciones en la historia de la ciudad de Nueva York, superando el nivel que alcanzó la de 1816, que fue el más alto durante 116 años, hasta el día de ayer.
En el Caribe mexicano dicen los sabios que los huracanes “limpian”, en la medida que destruyen lo que ya no servía y tenía que ser renovado. ¿Limpiará Sandy las plantas nucleares del imperio que le niega el derecho a tenerlas a Irán? ¿Aprovechará Obama el desastre ocasionado por los vientos y las aguas para romper el empate que mantiene con Roomey? ¿Peña Nieto viajará al vecino país a ofrecer su ayuda para rescatarlo como a España?
No lo comenten, pero hoy también estaré en Twitter, en la cuenta @Desfiladero132, pendiente de la marcha que a las 15:00 horas chilangas partirá de las oficinas de la Universidad Autónoma de la Ciudad de México, en las calles de Eugenia y Eje 6 Sur, rumbo al palacio que todavía ocupa Marcelo Ebrard en el Zócalo, para recordarle que María Esther Orozco Orozco (MEOO) ha sido y sigue siendo el único obstáculo que impide el fin del paro de actividades en esa institución educativa.
Además, los manifestantes pondrán énfasis en que MEOO ha quedado al descubierto como cómplice del propio Ebrard en dos contratos que celebró en 2007 como directora del Instituto de Ciencia y Tecnología del Gobierno del Distrito Federal –uno por 617 mil dólares y otro por 7.5 millones de pesos-- con empresas de Estados Unidos que se dedican a la construcción de armamento y la destrucción de los recursos forestales del mundo.
La señora Orozco, dicho con todo respeto, ha sido a la UACM tan nefasta como Sandy a las islas del Caribe y el este de Estados Unidos. Y tan pero tan mala como American Airlines.
Jaime Avilés
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