¡¡Exijamos lo Imposible!!
Por Esto!
¿A qué hora trabajan?
Francisco Rodríguez
Indice Político
¡Qué
a todo dar! ¡Qué bien comen y beben! ¡Se ven tan buenos cuates! A cada
rato las imágenes llegan a los televidentes y leeperiódicos: Emilio
Gamboa, Ernesto Cordero, Luis Miguel Barbosa se reúnen a comer y, claro,
a tratar asuntos trascendentes que, estoy seguro, salvarán a la Patria.
Con el bocado a medio masticar y la copa de un buen vino en la mano,
deciden el futuro de la nación.
Los tres son coordinadores de sus respectivas bancadas en el Senado de
la República. Los tres tienen oficinas y comedor –al que bien podrían
darle uso— en el nuevo edificio senatorial que, encargado al PAN, a
Banobras y a la Santa Cruz salió mucho más caro de lo presupuestado e,
¡increíble!, sus constructores aún no pueden terminar. Signo de los
tiempos cuyo emblema es la fallida Estela de Luz… o de pus.
¿Cuánto nos cuesta a los contribuyentes cada una de estas comidas de los
señores senadores? ¿Y las fotografías e imágenes de video que, seguro
como inserción pagada, difunden en todos los medios? A lo mejor ellos
consideran que es una bicoca, pero le aseguro que en “una sentada” se
gastan equivalentes a muchos salarios mínimos que por supuesto no salen
de sus bolsillos, sino que van con cargo a los presupuestos y gastos “de
representación”.
“La política –me dijo alguna vez el ex gobernador tlaxcalteca Tulio
Hernández— no se hace en los edificios del gobierno ni de los partidos…
¡se hace en los bares y restaurantes, con cuates y con “amigas”!
Cierto. Cada vez más, la política digamos que gastronómica se impone a
la de los pasillos, antesalas y salas de juntas. Los restaurantes más
prósperos, los bares privados de moda, tienen en los miembros de nuestra
dizque clase política a sus mejores clientes.
Y antes que ganar, todo ello es una perdedera de tiempo.
Asomémonos imaginariamente a la agenda de cualquier funcionarillo de
medio pelo, lo mismo que de los grandes calvos o pelones de la política
nacional. Cita a desayunar de las 9 a las 10:30 AM. Si el tráfico y las
manifestaciones se lo permiten, arriba a su oficina a “la fresca” de las
11 de la mañana. Sale a las 14:00 horas rumbo a su comida, programada
para media hora después. Y si bien nos va a los contribuyentes, regresa a
“despachar” a las 18:00 horas, para sólo permanecer ahí un rato pues,
claro, tiene cena. ¿A qué hora trabaja? ¿Con cuántas horas efectivas de
“chamba” desquita el alto salario que le cubrimos los paga-impuestos?
Por si fuera poco, los políticos en los restaurantes se han vuelto un
problema del que es prácticamente imposible escapar. Llegan rodeados de
escoltas, ayudantes, secretarios y edecanes que, como heraldos, anuncian
su muy importante presencia. A muchos comensales les resulta molesto
ser vecino de estos personajes, pues resulta que son vigilados por los
guardias armados como si fuesen seguidores del ya difuntito Bin Laden
que pretendieran atentar contra la valiosa vida de Don Menganito o de
Don Fulanito de Tal.
En las calles, mientras tanto, los atascos vehiculares son antológicos,
pues las camionetas blindadas, los autos de la llamada guaruriza, se
estacionan en doble y hasta triple fila.
Sucede en México y en todas partes. A principios de este 2012, por
ejemplo, conocimos la noticia de que un pequeño pero muy popular
restaurante de la ciudad costera Portsmouth, ubicada en New Hampshire,
decidió reservarse el derecho de admisión. “Prohibido el ingreso de
políticos. Sin excepciones”, se lee aún en un aviso colgado en la puerta
del lugar.
Jessica Labrie, empleada del Colby’s Breakfast and Lunch, explicó que
decidieron ser selectivos después de muchas quejas de los clientes.
Contó que varios candidatos del partido republicano, como el gobernador
de Texas, Rick Perry; la congresista Michele Bachmann; y el ex
gobernador de Louisiana Buddy Roemer, visitaron el local varias veces en
los últimos meses.
“Cada vez que vinieron, su presencia fue una interrupción para los
comensales”, aseguró. “Ellos hacen un gran lío cuando vienen. Puedes ver
todo eso en las noticias, pero cuando estás aquí comiendo no quieres
oírlo”, afirmó. Eso allá, en el educado noreste estadounidense.
Pero lo mismo aquí, en los humildes puestos de quesadillas en Tres
Marías, a medio camino entre la Ciudad de México y Cuernavaca, donde los
parroquianos prácticamente corrieron a la ya desvanecida del mapa
Josefina Vázquez Mota.
¿Cuántas fotos de Gamboa, Cordero y Barbosa en los restaurantes nos deparan ésta y la siguiente Legislatura?
Imposible saberlo, todavía.
Índice Flamígero: De acuerdo al más reciente reporte del Consejo
Nacional de Evaluación de la Política de (Sub)Desarrollo Social, en
junio de este año, 23 millones de mexicanos experimentaron “inseguridad
alimentaria severa y moderada” y 25.8 millones, “inseguridad alimentaria
leve”. La mitad de los habitantes del país, pues, padecen hambre todos
los días. + + + Buenos para la fiesta los habitantes de Cuautla,
Morelos. Las jornadas culturales de los 200 años del ataque y sitio de
Cuautla cerraron con broche de oro el pasado 2 de mayo. Las actividades
se llevaron a cabo durante 73 días, que son los mismos que a esta
fallida Administración le restan para entregar los trastos al sucesor.
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