¡¡Exijamos lo Imposible!!
Fuentes Fidedignas
DESFILADERITO
En solidaridad con Aleph Jiménez
A la certeza que abrigo y alimento hace más de ocho días, en torno a la desaparición de el5anto –cuyo personaje dejó de existir mediáticamente mientras su autor se encuentra a salvo, esté donde esté-- se agregó desde ayer por la tarde la franca y sincera alegría que me produjo la reaparición del vocero de #YoSoy132 en Baja California, el científico Aleph Jiménez.
Estos sentimientos se contraponen, desde luego, con la tristeza que rodea el misterio de los tres jóvenes de Morena que, el pasado 22 de julio, fueron sacados de sus habitaciones en un hotel de Paracho, Michoacán, sin que se sepa nada de ellos desde entonces.
Los tres casos, por supuesto, están relacionados. Los jóvenes militantes de Morena, que residían en el Distrito Federal y acudieron a Michoacán a prestar su ayuda solidaria, forman parte de la gigantesca lista de personas que han sido víctimas de desaparición forzada en el sanguinario sexenio del mortífero Felipe Calderón, pero al mismo tiempo pertenecen a una lista más específica, la de los desaparecidos por razones políticas, que a raíz del surgimiento de #YoSoy132 se ha nutrido con los nombres de varios jóvenes, muy especialmente en el estado de Veracruz.
En el video que dejó grabado y que fue difundido en las redes sociales días después de que sus colaboradores “perdieron contacto con él” --eufemismo que debemos interpretar como señal de que elciberperiodista llegó a su destino con bien--, el5anto dijo que lo buscaba la Policía Cibernética de la PGR, de cuya eficacia y existencia dio cuenta Héctor de Mauleón en la más reciente edición de Nexos.
Ahora podemos colegir que, a causa del temor que generó el5anto con su extraña salida del mundo electrónico, el vocero de #YoSoy132 en Ensenada le hizo caso a sus intuiciones y al sentirse vigilado por un hombre que le pareció sospechoso, decidió esfumarse para ponerse a salvo.
Es incomprensible la furia que esto le provocó ayer a ciertos tuiteros, uno de los cuales (el usuario de la cuenta @Navegaciones, que es también el nombre del blog del poeta Pedro Miguel) montó en cólera y tuiteó que de ahora en adelante “el problema de Aleph Jiménez será que alguien lo tome en serio”. Qué actitud más injusta.
Si vives en Ensenada y temes por tu seguridad pues alguien detrás de ti, ¿qué haces? ¿Coges carretera hacia el norte y llegas a Tijuana? Ni loco: ahí puedes caer en manos de un pozolero que no se tentará el corazón en liquidarte literalmente dentro de un perol lleno de ácido.
Lo correcto es tomar la dirección opuesta, esto es, rumbo al sur, porque la ciudad de La Paz actualmente es una de las más seguras del norte de México. Pero tratar de llegar hasta allá, máxime cuando sientes que te siguen, no es fácil. De Tijuana a La Paz, en automóvil, se hacen 24 horas de carretera, pero los peligros se acentúan cuando te acercas al yacimiento de sal de Guerrero Negro, porque esa región de la península está controlada por el narco, de tal modo que no debes usar ningún teléfono para avisarle a Pedro Miguel ni a nadie que ya vas a medio camino.
Puedes, en todo caso, continuar viajando al sur y detenerte en Santa Rosalía, un bello lugar turístico, o más abajo en Loreto, pero aunque te pesa la angustia de tu familia y amigos, sigues de largo porque esas poblaciones son pequeñas y para qué les vas a poner la mesa a quienes a la mejor te siguen o a la mejor no.
Aleph Jiménez llegó a La Paz y ahí sí avisó a su gente, fue acogido por personas de su confianza, tomó un vuelo de Volaris hacia el Distrito Federal y fue acompañado por el líder de#YoSoy132 en ITAM, Antonio Attolini Condedini, a la Comisión Nacional de los Derechos Humanos. Hizo lo que pudo y tenía que hacer.
Otros corrieron ayer con menos suerte. Durante las monumentales protestas que hubo en Madrid, alrededor del Congreso de los Diputados, un joven andaluz, llamado Angel, recibió tantos garrotazos en el cuello de parte de los energúmenos de la Policía Antidisturbios, que tal vez (ojalá que no) quedará parapléjico.
Las masivas protestas contra las medidas monetaristas dictadas por Angela Merkell para España y aplicadas sin piedad por el franquista Mariano Rajoy (y aplaudidas, faltaba más, por el escritor español de origen peruano, Mario Vargas Llosa) coincidieron con las que el ex diputado Gerardo Fernández Noroña encabezó en el Palacio Legislativo de San Lázaro, al frente de unas 2 mil 500 personas contra la reforma laboral de Calderón, que es también la que exige Rajoy para elevar la tasa de explotación que obtienen los consorcios españoles aquí en Nueva España a costillas de los obreros mexicanos.
¿Por qué los sindicatos “de izquierda” pero filo priístas no asistieron a San Lázaro? Porque ya lograron lo que querían: en el marco de la ley que aprobarán sus diputados del PRIAN-Verde y no tantos perredistas como se temía, no tendrán que abrir sus libros contables a las autoridades de la Secretaría del Trabajo. ¿Y los demás, o sea, el resto del proletariado? Que se jodan.
Hoy a las 12:00 horas, en la ciudad de México, serán cremados los restos de Alonso Lujambio, el creador del monumento a la mula de blancas, a la corrupción y a la “grandeza” de Felipe Calderón, quien lo obligó a construir una torre tan ridícula y chaparra que parece enana frente a la enorme Torre Mayor que edificó AMLO cuando era alcalde de los capitalinos. Por eso hoy también estaré en Twitter, en la cuenta @Desfiladero132, por si ocupan.
Jaime Avilés
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