¡¡Exijamos lo Imposible!!
Por Esto!
Reforma laboral lesiva
Ricardo Monreal Avila
Está
por consumarse la regresión más grave en materia de derechos y
conquistas laborales desde hace casi un siglo, cuando se aprobó en la
Constitución (artículo 123) el derecho de huelga, de asociación, la
jornada de 8 horas y un régimen de seguridad social para los
trabajadores y sus familias.
PRI y PAN preparan una reforma laboral “estructural”, que no es otra
cosa que el desmantelamiento del régimen de protección de los derechos
de los trabajadores del país. Los puntos lesivos más importantes de esta
medida son: introduce el contrato por hora, fragmentando el salario en
hasta 7 pesos la hora; incorpora contratos a prueba, improrrogables,
afectando la incorporación de las y los jóvenes al mercado de trabajo;
prorroga contratos laborales por materia de trabajo, a discreción del
patrón; elimina la antigüedad como factor de ascenso laboral
(desaparecen los escalafones); facilita el despido de los trabajadores,
permitiendo que pueda hacerse sin notificación oficial en el centro
laboral, enviando simplemente un correo; limita a un año el pago de
salarios caídos; legaliza la subcontratación de mano de obra, el llamado
outsourcing, sin prestaciones ni seguridad social para los
trabajadores.
Le llaman reforma “laboral” porque se presume que promoverá el empleo,
al flexibilizar los requisitos de contratación de la mano de obra, pero
en realidad es una reforma patronal, porque antepone los intereses de
los empleadores y deja en la indefensión los intereses de los
trabajadores, al desconocer armas de defensa jurídicas esenciales como
el contrato colectivo, la jornada mínima de 8 horas y el régimen de
prestaciones sociales.
Es importante considerar que las naciones europeas actualmente en crisis
económica sistémica, como Grecia, Portugal, Italia y España, que tienen
severas presiones fiscales, de pensiones y altos índices de desempleo,
todas ellas tienen un régimen de flexibilización laboral como el que
ahora buscan imponer PRI y PAN. El outsourcing y el pago por horas de
trabajo lejos de fortalecer el ingreso de los trabajadores, debilitó
severamente el ingreso familiar, el ingreso fiscal de los gobiernos y
los fondos de retiro de los trabajadores, ya que estos rubros vieron
caer sus ingresos, mientras que el factor capital vio crecer sus
ganancias.
El pago por horas es propio de economías con dos características clave:
procesos productivos altamente tecnificados y mano de obra altamente
calificada. Ninguna de las dos presenta la economía mexicana de manera
dominante, ya que la alta tecnificación y alta capacitación laboral sólo
se presenta de manera aislada, en ramas especializadas.
El perfil dominante de nuestra economía es el de la precariedad en casi
todos los órdenes (tecnológica, laboral, educativa, salarial, de
seguridad social), lo cual se refleja en su estructura laboral desigual y
con ingresos persistentemente a la baja (la pérdida del poder
adquisitivo de los trabajadores ha sido del 75% en los últimos 20 años).
La precariedad es de tal magnitud que, de acuerdo al Inegi, hoy gana
más por hora un vendedor ambulante ($28.26 pesos) que un empleado formal
del sector público ($22.73) o del sector industrial privado ($21.34).
Por eso cada vez hay más maestros en el ambulantaje, doctores
empleándose como taxistas y policías en la delincuencia organizada.
Al instituir el pago por hora, el primer efecto de la reforma laboral
del PRIAN será reducir a la mitad el ingreso de los futuros trabajadores
formales. De ser aprobada, habrá una explosión del trabajo informal en
las calles del país, un repunte en la emigración ilegal y, sobre todo,
el engrosamiento del ejército de reserva de la delincuencia. Si ya
existe todo esto, con la reforma laboral “estructural” se redoblarán
esas tendencias.
Quienes piensan que con la flexibilización del trabajo se incrementará
la productividad y la competitividad de la economía mexicana, están
completamente equivocados. Los países que en las últimas décadas han
logrado incrementar su participación en el comercio y en el flujo de
inversiones internacionales se debe a que poseen mano de obra calificada
y una alta inversión en infraestructura productiva, previamente
desarrollada. Son los casos de economías emergentes como China, India y
Brasil.
En México no existen esos factores económicos, por lo que la
contratación por horas no resultará en un incremento del nivel de vida
de los trabajadores, sino en una depauperización de los mismos.
Por último, la flexibilización del empleo está en la base de la crisis
de pensiones que hoy se observa en Europa y Estados Unidos. Al no
obtener un ingreso digno, los trabajadores y empleados, en el mejor de
los casos, no tienen forma de ahorrar para su retiro; al no ahorrar en
su etapa productiva, los jubilados se retiran con magras pensiones, que
posteriormente los gobiernos y trabajadores jóvenes deben financiar. La
fórmula de esta debacle de pensiones es bien conocida: salarios de
hambre se traducen en pensiones de hambre.
La reforma laboral que necesita el país va en otro sentido. Se debe
evitar la precarización del empleo y en su lugar promover el empleo
sustentable, que permita la reactivación, no la depauperización del
mercado interno. A los legisladores del PRI y del PAN se les olvida que
en la pobreza no hay desarrollo posible.
Henry Ford, hace más de cien años, explicó la regla de oro del
capitalismo liberal: “Hay una regla para los empresarios, que es:
Producir la más alta calidad posible al menor costo posible, pagando los
salarios más altos posibles”. El capitalismo del PRIAN (un capitalismo
salvaje: de compadres, cuates o cómplices) hace exactamente lo
contrario: produce con la peor calidad posible, a los precios más altos
posibles y con los salarios más bajos del Continente Americano (sólo
superados por Haití). Peor, imposible. A estos legisladores, Henry Ford
ya los hubiera corrido del Congreso.
Además de buscar el fortalecimiento salarial, una reforma laboral
alternativa debe promover los siguientes objetivos: voto universal,
directo y secreto para la elección de las dirigencias sindicales;
derogación del apartado B del artículo 123 constitucional, para que los
trabajadores del Estado tengan acceso a todos los derechos laborales;
obligación de la Cámara de Diputados de establecer el monto del salario
mínimo cada año; creación del seguro del desempleo a nivel nacional;
sustitución de las Juntas de Conciliación y Arbitraje por Juzgados y
Tribunales Laborales que formen parte del Poder Judicial; igualdad
sustantiva de derechos y salarios entre trabajadoras y trabajadores;
castigo al acoso laboral y al hostigamiento sexual en el trabajo;
democracia sindical, más salario y protección del empleo.
La reforma laboral que está por aprobarse es lesiva no sólo para los
trabajadores, sino para las finanzas públicas y para la economía
nacional. El trabajo precario no es fuente de progreso, sino de
retroceso nacional.
ricardo_monreal_avila@yahoo.com.mx
Twitter: @ricardomonreala
No hay comentarios:
Publicar un comentario