domingo, 2 de septiembre de 2012

Hasta nunca Docena Trágica tele-panista

¡¡Exijamos lo Imposible!! 
Homozapping
Fin de Calderón, inicio de Peña Nieto: Reflexiones de una Docena Trágica  
(Primera Parte)


Con el sexto informe de gobierno de Felipe Calderón culmina el ciclo de las dos administraciones federales del PAN. Una docena trágica para muchos mexicanos, cuyos costos no se compensan con algunas libertades ganadas desde la ciudadanía y no desde el poder. Son los casos de las libertades de expresión, la proliferación de medios alternativos y convergentes, la emergencia de una generación de ciudadanos que están dispuestos a salir a la plaza pública a expresar sus opiniones, aún con el miedo sembrado por una guerra tremenda que fracturó al país.

Comparto aquí las primeras reflexiones de este proceso:

1.-La Traición Foxista-Calderonista.-La ilusión de “cambio” en el 2000 se transformó muy rápido en decepción, especialmente para los que creyeron en el acto mágico de la alternancia en el poder presidencial como sinónimo de transición a la democracia. Desde antes de 2006, durante la embestida de Vicente Fox contra López Obrador, un joven le mostró en un mitin público una cartulina que se volvió en el lema de ese sexenio oscuro: “Fox, traidor a la democracia”.

Y en 2012, tras detentar un poder desde un fuerte déficit de ilegitimidad, Felipe Calderón culmina su aventura entregándole el poder al representante más aventajado del Grupo Atlacomulco, la dinastía priista sobreviviente que se alió muy temprano con Fox y con Calderón, tomó por asalto al PRI, financió gobernadores, desplazó a posibles competidores y firmó un pacto de poder y mucho dinero con Televisa para llegar a la presidencia de la República.

Si a Fox le gritaron “traidor a la democracia”, Calderón bien puede ser recordado como “traidor al PAN”, el partido que él mismo dirigió y que bajo su sexenio se convirtió en tercera fuerza electoral, con una candidata presidencial desaparecida, dos secretarios de Gobernación muertos, una guerra contra el narcotráfico que ha afectado más a los ciudadanos que a los criminales y un profundo malestar interno en el blanquiazul que no se ha expresado aún con suficiente fuerza. Está latente.

¡Qué paradoja para los panistas! Tanto Fox como Calderón terminaron aliándose con Enrique Peña Nieto. El primero, desde 2005, cuando abiertamente apoyó al candidato de Arturo Montiel a la gubernatura del Estado de México, a cambio de jugosos contratos para sus hijastros y un pacto de impunidad en torno a la corrupción.

Y Calderón no frenó ni investigó los excesos presupuestales de Peña Nieto porque prefirió pactar con él y con Televisa para cubrirse las espaldas y olvidarse de una sociedad profundamente agraviada con su guerra y sus promesas incumplidas de empleo y de “manos limpias”.

2.-La dura lección para la izquierda.-La izquierda partidista ha transitado en esta docena trágica en el borde del precipicio. En 2000 terminó como tercera fuerza electoral, con Cuauhtémoc Cárdenas como candidato, después de ser el iniciador de un ciclo importante de la transición, a partir de 1988; pero en el 2006 y 2012, a pesar de los esfuerzos mediáticos y el consenso de un sector de los comunicadores del poder, López Obrador llevó a la coalición de izquierda a la segunda fuerza electoral.

Se dirán muchas cosas de la terquedad de López Obrador, de su condición de líder carismático (muchas veces sin los contrapesos suficientes para que las decisiones no sólo dependan de él), pero el ex jefe de Gobierno capitalino logró formar una base social y electoral a partir del desencanto con la “alternancia” y de su indoblegable posición frente al fraude electoral y la corrupción imperante en las altas esferas.

La presencia de López Obrador en el escenario político electoral es paradójica: les recuerda a esas instituciones que le fallaron a los ciudadanos en la promesa de un régimen donde no imperara el dinero y la corrupción; pero también sigue en los terrenos de la lucha legal y pacífica, conteniendo una violencia y un descontento que ya hubieran desbordado a un país donde el “México profundopuede ser mucho más virulento del que imaginamos.

Las izquierdas llegan al escenario de este 2012 con más fortalezas que debilidades: lograron remontar los réquiems anticipados de su “candidato muerto”; construyeron una alianza con la sociedad civil desde un movimiento paralelo con Morena; surgió otro movimiento estudiantil, #YoSoy132 que es el germen de una transformación más profunda que rebasará a los propios integrantes iniciales de este movimiento.

Estas izquierdas (no sólo la del PRD) ganaron una batalla cultural muy dura: demostrar que sin democratizar el régimen de medios de comunicación no habrá sistema democrático en el país; destapó las venas abiertas de una elección donde predominaron el dinero, la coacción y el montaje mediáticos, a pesar de la ceguera tremenda del IFE y del TEPJF para mínimamente marcar una distancia.

Las debilidades de esas izquierdas están a la vista y este proceso será muy importante para enfrentarlas: reproducir la misma cultura autoritaria en sus espacios de poder; la fragmentación al infinito que les impide crecer electoralmente en algunas regiones del país (especialmente en el norte) o volverse muy clientelares en el Distrito Federal, Guerrero o Zacatecas (entidad que perdieron); privilegiar la política de los intereses por encima de la política con los ciudadanos; carecer de estrategia de comunicación alternativa que no busque imponer agendas sino informar.

3.-Los Poderes Metaconstitucionales de la Telecracia.- La docena trágica nos ha enseñado que el auténtico cambio de sistema y de régimen político  no puede depender sólo de los actores políticos profesionales: los burócratas, los candidatos, los gobernadores, los legisladores, el presidente de la República. Y menos de los comunicadores que son propagandistas del statu quo desde medios que son el nuevo poder metaconstitucional como son las dos grandes televisoras y los grupos radiofónicos e impresos más alineados con el consenso Televisa.
¿A qué nos referimos con poder metaconstitucional? Los magistrados del TEPJF y los consejeros del IFE con la salvedad de una reflexión crítica de Alfredo Figueroa- nos demostraron por contraste dónde esta ese poder. Es la capacidad de operar en la impunidad para promover, vender como información lo que es propaganda, presionar para sus intereses corporativos, acumular mayor concentración y pretender convertirse en un monopolio de la opinión pública, como lo ha demostrado la operación de fusión Televisa-TV Azteca, a través de su negocio compartido en Grupo Iusacell, o el descarnado caso de MVS y el freno al proyecto de la banda ancha.
Ni con el pétalo de una investigación profunda, los consejeros del IFE y los magistrados del TEPJF quisieron indagar en lo que todo mundo ha visto (incluyendo a los propios priistas) desde el origen de la construcción del producto Peña Nieto. Se escudaron en la “falta de pruebas” de la coalición del Movimiento Progresista y en el silencio cómplice del PAN calderonista. Sin embargo, renunciaron a su propia capacidad para investigar y sancionar anticipadamente lo que estuvo a la vista de todos: el exceso de gasto y despilfarro (al grado de sospechar en una mecánica de triangulación de fondos y lavado de dinero) para promover la percepción de triunfo anticipado de un candidato. No lo pararon a tiempo y menos se atrevieron a hacer una mínima reflexión sobre ese uso y abuso del poder mediático.
Cuando Jorge Carpizo escribió su tratado El Presidencialismo en México, en la etapa dorada del presidencialismo priista, le atribuyó a este fenómeno facultades que iban más allá de la Constitución (no eran ilegales, en sentido estricto, pero van en contra del espíritu republicano de nuestra Carta Magna): designar a su sucesor (el dedazo); elegir a los gobernadores y al dirigente del PRI; concentrar un poder ilimitado durante un sexenio.
Estos poderes metaconstitucionales se trasladaron a espacios de poder antes subordinados al PRI y al presidente de la República. Es el caso de Televisa, el ex “soldado del PRI”. Desde la llegada de Vicente Fox el primer candidato spot de esta docena trágica-, el poder de las televisoras se acrecentó, a tal grado que se volvieron un poder salvaje (en los términos de Raúl Trejo Delarbre), un poder fáctico (en los términos del Banco Mundial) o un poder metaconstitucional al que nadie se atreve a ponerle un alto, limitarlo, democratizarlo.
Ya vimos que esa será una tarea de la nueva generación de ciudadanos que ha surgido de esta docena trágica.

No hay comentarios: