¡¡Exijamos lo Imposible!!
Desprecio Ricardo Andrade Jardí
Cuando uno lee la noticia de que México “adelantará” al FMI 145% de cuotas, no puede dejar de pensar en el cómo fue que el país se permitió tener a la pandilla de cretinos que hoy nos desgobiernan.
Cómo fue que permitimos que el desprecio sentara sus reales, en lo que alguna vez, que se antoja cada día más lejano, fue el Ejecutivo nacional de un republicano sueño, convertido hoy en la monarquía de la barbarie telecrática.
Qué significa, para eso a lo que llamamos México, que en medio de la hambruna, el ilegítimo FeCal, de la mano del PRIAN y de eso que en el PRD se llama Nueva Izquierda, le otorgue una cantidad de dinero al “Frente Militar Internacional”, conocido vulgarmente como FMI, que hoy hace las veces de una junta de gobierno al estilo de las que se impusieron en la década de los setenta en los países de América Latina.
Qué significa, para la que hace unos años se exportaba al mundo como el modelo a seguir de la democracia europea, el “adelanto de deuda” que Fecal dará al FMI, que es equivalente, según una nota del periódico La Jornada, al presupuesto de tres Secretarías de Estado para el 2012. Algunas de ellas de las que más presupuesto tienen.
El desprecio absoluto a quienes por sometimiento o mestizaje formamos este híbrido sin sentido conocido todavía como México.
Cientos de miles de compatriotas pasarán o serán ejecutados por el hambre mientras Calderón intenta comprar puestos en las acreditaciones de la dictadura financiera mundial.
Porque no nos engañemos aún más. No se trata de rescatar la eurozona, se trata de mantener con vida uno de los peores rostros del capitalismo. Se trata de pagar la deuda de ladrones y banqueros canallas que nunca socializan la ganancia. Pero sí la pérdida. Se trata de “rescatar” a los ricos, en tanto se feudaliza la “hamburcolademocracia”.
Para eso, y para nada más, será el dinero que FeCal le arrebata a los muertos de hambre en nuestro país. Para que los indigestos capitalistas revienten en la banalidad de sus bacanales en tanto los hambrientos, los carenciados de siempre somos reventados, como esclavos, los afortunados empleados, pues el resto estamos condenado a morir por las balas del neonarcoliberalismo o por las balas del desprecio y la indiferencia.
Por el desprecio a los mexicanos será, sin duda, uno de los aspectos con los que la historia definirá la alternancia panista, en lo que, como decíamos más arriba, fue alguna vez el sueño de una nación republicana.
Nación republicana que ni el PRI ni el PAN ni el PRD —por no hablar de la chiquillada conformada por los similares a modo de la corrupción circense con la que nos deleita cada día la clase política—quisieron, en verdad, fortalecer.
El caciquismo sigue profundamente arraigado en nuestras subjetividades colectivas. Subjetividades opresivas que nos han obligado a la renuncia de la soberanía en todas sus vertientes.
Perdimos la soberanía alimentaria cuando el chupacabras de Salinas de Gortari desmanteló el campo, y nublados de la vista por el sueño del bienestar sexenal, perdimos también la soberanía informativa cuando ese mismo chupacabras les otorgó patentes de corso a los concesionarios del espectro radioeléctrico para que nos educaran, con las terribles consecuencias que eso ha tenido para el país. Perdimos cuando el mismo individuo remató, a precio de ganga, la enorme inversión de la red de comunicaciones, que “compró” quien hoy se encuentra convertido en el hombre más rico del planeta y enajenados que nos encontrábamos no atinamos a decir nada.
La soberanía energética está empeñada por la corrupción legislativa, por el exgerente de la Coca-Cola que vivió en Los Pinos, segundo marido de Martita ( que nunca se enteró de lo que es ser presidente de un país), con los hipócritas modelos de “clase mundial” y por nuestro cómplice silencio...
Y no tendríamos que olvidar que el desprecio de los canallas que nos desgobiernan es posible por una razón fundamental: porque las mayorías hambrientas o enajenadas no logramos despertar de nuestra millonaria amnesia porque no hemos aprendido a rebelarnos, pese a los ejemplos heroicos que nuestra historia nos ofrece...
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