sábado, 3 de marzo de 2012

Cambiarle nombre sería una pendejadota

¡¡Exijamos lo Imposible!!
Para entender a Guerrero…
Manú Dornbierer

Satiricosas

Se podría escribir un manual con el tema y debería ser de la autoría de muchos que realmente conocen la historia profunda de estas tierras que bajan escabrosas de la Sierra Madre al fascinante Océano Pacífico. Guerrero es un estado complejo, un deslumbrante caleidoscopio, que no debe definirse con el simplismo canallesco y discriminatorio de vulgares caciques que dicen que sólo con mano dura se puede controlar “porque es ingobernable”. El estado “del machete” y de “los matones” -y por desgracia de muertes y torturas atroces, en estos narcotiempos que desató Calderón cuenta en su esencia más auténtica con gente dulce, generosa, solidaria, suave, creativa, alegre, a la que explota el autoritarismo.

En cuanto a Acapulco, que aprendí a querer desde niña y en el que he decidido vivir hasta que la muerte nos separe, los acapulqueños de nacimiento y de adopción (incluyendo extranjeros que le son fieles a lo largo de décadas) deberíamos unir nuestras percepciones particulares para limpiar la mugre de su actual mala fama y proyectarlo al futuro con todo su vigor y magia, más allá de historias retro de artistas de Hollywood. Algo más allá de lo superficial sucede en Acapulco. Eso lo sabían desde el siglo XIX personalidades como el barón Von Humboldt y una cierta rusa inventora de la Teosofía, Elena Blatvasky que lo visitó… O Pablo Neruda, para mí el mayor poeta de América, en el XX.

EL RESCATE DE ACAPULCO  

El lunes 27 de febrero 2012, en el hotel Boca Chica de Acapulco, recordaba el gobernador Angel Aguirre, oriundo de Ometepec, que nos conocimos hace años en la acera de la avenida 5 de Mayo, viendo desembocar al Zócalo nacional el desfile de danzantes guerrerenses que había llevado a “tomar la Capital”. Era gobernador interino de Guerrero (1996-1999), tras la demasiado leve defenestración zedillista de Rubén Figueroa Alcocer, culpable, según la Comisión Nacional de Derechos Humanos presidida por Jorge Madrazo, de la matanza de Aguas Blancas (28-6-95). Quizás “Layo”, como le dicen los fans que crecieron con él, los llevó para levantar la moral de los guerrerenses tan agraviados por la guerra sucia de los gobiernos infames de los Figueroa, padre e hijo, con los intermedios de Cervantes Delgado y Ruiz Massieu. La bonhomía de Angel Aguirre y su discurso sustancioso y antisolemne de esa mañana, en el restaurado hotel sencillo pero de lujo, realimentó la amistad de sus partidarios y la que le tienen los “tycoons” o “vacas sagradas” del DF que ese día vinieron a firmar el rescate del Acapulco tradicional que encabeza Carlos Slim, decidido a hacer por el puerto lo que hizo por el Centro Histórico del DF con López Obrador cuando éste era Jefe de Gobierno. ¡A la vista y admiración de propios y extraños!

Algunos puntos interesantes del megaproyecto del rescate son un túnel de 12 kms. en la carretera escénica que disminuirá el tiempo del cruce de la bahía de Acapulco a la de Puerto Marqués. Obras hidráulicas para el abasto de agua en Lomas de Chapultepec (Gro.) para incrementar el afluente a mil 500 m3 por segundo, con el fin de dotar del líquido a los acapulqueños. No se habló de ninguna Parota con el asesinato implícito y obsoleto del Río Papagayo. Asimismo un centro de biodiversidad en el Parque Papagayo, un centro recreativo en Caleta y Caletilla, un museo marino interactivo y el corredor comercial “La Langosta-Manzanillo”. También se contará con 38 unidades del Acabús, que tendrán 18 estaciones a lo largo de 16 km, con lo que se sustituirán 3 mil vehículos de transporte público, y se renovarán 4.1 kms. del malecón, de Playa Manzanillo al Parque Papagayo. Entre mucho más.

LA IMPORTANCIA DE LOS NOMBRES

Por todo lo anterior acepté con gusto participar en el Consejo Consultivo para el Rescate del Acapulco Tradicional y, sin perder tiempo, ofrezco una primera aclaración que muchos acapulqueños sabemos urgente e indispensable, como el jurista Rodrigo Juárez, el escritor Leonardo Flores, presidente de la Sociedad Mexicana de Geografía e Historia (2008-2010), la gente enterada del Club de Yates como el promotor de Acapulco Juan de Pablos, los navegantes Humberto Van Hasselt y Francisco Bunt, el creador Esteban Matison, apasionado defensor del puerto, entre muchos. Estamos hartos de los ignorantes, irreflexivos y cursis que llaman “Bahía de Santa Lucía” a la mundialmente famosa BAHIA DE ACAPULCO. Sólo hay una en el planeta y en recónditos lugares conocen a México por ese nombre. En cambio, sitios marinos que se llaman Santa Lucía hay, detectados, 148 alrededor del globo. El más famoso es el de la canción: Sul mare luccica/ l’astro d’argento/ Placida è l’onda/ prospero è il vento/ Venite all’agile barchetta mia/ Santa Lucia....Santa Lucia. Que en Nápoles, Italia, se festeje así a una mártir del cristianismo de Sicilia, ahí a la vuelta, es lógico. Pero ¿nosotros qué? Se necesita ser irresponsable cual el ex arzobispo de Acapulco, Felipe Aguirre Franco, para inventar que porque los españoles llegaron a Acapulco el 13 de diciembre de 1521, día de la santa en un cambiante calendario, la bahía entera se llamaría así. Ni siquiera se les ocurrió a ellos, ni menos levantarle capillita alguna a la susodicha Lucy. Y se necesita ser tonto para perder un nombre mágico y conocidísimo por tal futileza. La estupidez es moderna. Preguntemos a cualquier extranjero si le gusta la “Bahía de Santa Lucía” y responderá con ojos vacíos: What? No conocer.

Existe un mapa, en francés por cierto, del barón Von Humboldt que registra los nombres originales que dieron aquellos españoles, ávidos de oro, a conocidos lugares de Acapulco. En él “La ensenada de Santa Lucía” designa sólo la caletita del actual Club de Yates donde fondearon. De modo que los seguidores, funcionarios federales del corte de la secretaria de Turismo Gloria Navarro¿3ª ó 4ª del espuriato?que se refieren a la bahía como Santa Lucía, sólo demuestran ignorancia de la identidad y de una elemental mercadotecnia. Otro error es llamar “la angosta” a la playa que Humboldt registra como “Ensenada de la Langosta”. Nombres originales en el mapa son: la Isla de la Roqueta entre Boca Chica y Boca Grande (la bocana), el Castillo de San Diego, Playa Grande, desde Acapulco hasta el Farallón del Obispo, Playa de Icacos, Punta del Guitarrón, Punta de la Bruja, Punta del Marqués y Playa del Marqués, Punta del Diamante, entre otros sitios de menor importancia.

GARCIA LUNA VS GUERRERO 
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