Para entender a Guerrero…
Manú Dornbierer
Satiricosas
Se podría escribir un manual con el tema y debería ser de la autoría de
muchos que realmente conocen la historia profunda de estas tierras que
bajan escabrosas de la Sierra Madre al fascinante Océano Pacífico.
Guerrero es un estado complejo, un deslumbrante caleidoscopio, que no
debe definirse con el simplismo canallesco y discriminatorio de vulgares
caciques que dicen que sólo con mano dura se puede controlar “porque es
ingobernable”. El estado “del machete” y de “los matones” -y por
desgracia de muertes y torturas atroces, en estos narcotiempos que
desató Calderón– cuenta en su esencia más auténtica con gente dulce,
generosa, solidaria, suave, creativa, alegre, a la que explota el
autoritarismo.
En cuanto a Acapulco, que aprendí a querer desde niña y en el que he
decidido vivir hasta que la muerte nos separe, los acapulqueños de
nacimiento y de adopción (incluyendo extranjeros que le son fieles a lo
largo de décadas) deberíamos unir nuestras percepciones particulares
para limpiar la mugre de su actual mala fama y proyectarlo al futuro con
todo su vigor y magia, más allá de historias retro de artistas de
Hollywood. Algo más allá de lo superficial sucede en Acapulco. Eso lo
sabían desde el siglo XIX personalidades como el barón Von Humboldt y
una cierta rusa inventora de la Teosofía, Elena Blatvasky que lo visitó…
O Pablo Neruda, para mí el mayor poeta de América, en el XX.
EL RESCATE DE ACAPULCO
El lunes 27 de febrero 2012, en el hotel Boca Chica de Acapulco,
recordaba el gobernador Angel Aguirre, oriundo de Ometepec, que nos
conocimos hace años en la acera de la avenida 5 de Mayo, viendo
desembocar al Zócalo nacional el desfile de danzantes guerrerenses que
había llevado a “tomar la Capital”. Era gobernador interino de Guerrero
(1996-1999), tras la demasiado leve defenestración zedillista de Rubén
Figueroa Alcocer, culpable, según la Comisión Nacional de Derechos
Humanos presidida por Jorge Madrazo, de la matanza de Aguas Blancas
(28-6-95). Quizás “Layo”, como le dicen los fans que crecieron con él,
los llevó para levantar la moral de los guerrerenses tan agraviados por
la guerra sucia de los gobiernos infames de los Figueroa, padre e hijo,
con los intermedios de Cervantes Delgado y Ruiz Massieu. La bonhomía de
Angel Aguirre y su discurso sustancioso y antisolemne de esa mañana, en
el restaurado hotel sencillo pero de lujo, realimentó la amistad de sus
partidarios y la que le tienen los “tycoons” o “vacas sagradas” del DF
que ese día vinieron a firmar el rescate del Acapulco tradicional que
encabeza Carlos Slim, decidido a hacer por el puerto lo que hizo por el
Centro Histórico del DF con López Obrador cuando éste era Jefe de
Gobierno. ¡A la vista y admiración de propios y extraños!
Algunos puntos interesantes del megaproyecto del rescate son un túnel de
12 kms. en la carretera escénica que disminuirá el tiempo del cruce de
la bahía de Acapulco a la de Puerto Marqués. Obras hidráulicas para el
abasto de agua en Lomas de Chapultepec (Gro.) para incrementar el
afluente a mil 500 m3 por segundo, con el fin de dotar del líquido a los
acapulqueños. No se habló de ninguna Parota con el asesinato implícito y
obsoleto del Río Papagayo. Asimismo un centro de biodiversidad en el
Parque Papagayo, un centro recreativo en Caleta y Caletilla, un museo
marino interactivo y el corredor comercial “La Langosta-Manzanillo”.
También se contará con 38 unidades del Acabús, que tendrán 18 estaciones
a lo largo de 16 km, con lo que se sustituirán 3 mil vehículos de
transporte público, y se renovarán 4.1 kms. del malecón, de Playa
Manzanillo al Parque Papagayo. Entre mucho más.
LA IMPORTANCIA DE LOS NOMBRES
Por todo lo anterior acepté con gusto participar en el Consejo
Consultivo para el Rescate del Acapulco Tradicional y, sin perder
tiempo, ofrezco una primera aclaración que muchos acapulqueños sabemos
urgente e indispensable, como el jurista Rodrigo Juárez, el escritor
Leonardo Flores, presidente de la Sociedad Mexicana de Geografía e
Historia (2008-2010), la gente enterada del Club de Yates como el
promotor de Acapulco Juan de Pablos, los navegantes Humberto Van Hasselt
y Francisco Bunt, el creador Esteban Matison, apasionado defensor del
puerto, entre muchos. Estamos hartos de los ignorantes, irreflexivos y
cursis que llaman “Bahía de Santa Lucía” a la mundialmente famosa BAHIA
DE ACAPULCO. Sólo hay una en el planeta y en recónditos lugares conocen a
México por ese nombre. En cambio, sitios marinos que se llaman Santa
Lucía hay, detectados, 148 alrededor del globo. El más famoso es el de
la canción: Sul mare luccica/ l’astro d’argento/ Placida è l’onda/
prospero è il vento/ Venite all’agile barchetta mia/ Santa
Lucia....Santa Lucia. Que en Nápoles, Italia, se festeje así a una
mártir del cristianismo de Sicilia, ahí a la vuelta, es lógico. Pero
¿nosotros qué? Se necesita ser irresponsable cual el ex arzobispo de
Acapulco, Felipe Aguirre Franco, para inventar que porque los españoles
llegaron a Acapulco el 13 de diciembre de 1521, día de la santa en un
cambiante calendario, la bahía entera se llamaría así. Ni siquiera se
les ocurrió a ellos, ni menos levantarle capillita alguna a la susodicha
Lucy. Y se necesita ser tonto para perder un nombre mágico y
conocidísimo por tal futileza. La estupidez es moderna. Preguntemos a
cualquier extranjero si le gusta la “Bahía de Santa Lucía” y responderá
con ojos vacíos: What? No conocer.
Existe un mapa, en francés por cierto, del barón Von Humboldt que
registra los nombres originales que dieron aquellos españoles, ávidos de
oro, a conocidos lugares de Acapulco. En él “La ensenada de Santa
Lucía” designa sólo la caletita del actual Club de Yates donde
fondearon. De modo que los seguidores, funcionarios federales del corte
de la secretaria de Turismo Gloria Navarro – ¿3ª ó 4ª del espuriato? –
que se refieren a la bahía como Santa Lucía, sólo demuestran ignorancia
de la identidad y de una elemental mercadotecnia. Otro error es llamar
“la angosta” a la playa que Humboldt registra como “Ensenada de la
Langosta”. Nombres originales en el mapa son: la Isla de la Roqueta
entre Boca Chica y Boca Grande (la bocana), el Castillo de San Diego,
Playa Grande, desde Acapulco hasta el Farallón del Obispo, Playa de
Icacos, Punta del Guitarrón, Punta de la Bruja, Punta del Marqués y
Playa del Marqués, Punta del Diamante, entre otros sitios de menor
importancia.
GARCIA LUNA VS GUERRERO
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