Ayer al mediodía, un sismo de 7.8 grados en la escala de Richter impactó la zona del Centro y Sur del país, dejando 11 heridos, daños materiales en la Ciudad de México, Guerrero y Oaxaca, principalmente, así como momentos de pánico tras la fuerte sacudida que a muchos capitalinos les recordó el terrible temblor de 1985 / Se reportan cuarteaduras en edificios y planteles escolares y la suspensión de transporte público y de actividades escolares / Miles de personas se quedaron sin energía eléctrica y servicio de agua potable / La telefonía se vio afectada algunas horas
MEXICO, D.F., 20 de marzo (LILIA ARELLANO/ESTADO DE LOS ESTADOS) El Sistema Sismológico Nacional rectificó que el fuerte sismo que sacudió a las 12:02 horas la capital de la República Mexicana fue de 7.8 grados en la escala de Richter. Las réplicas fueron siete y la mayor de 5.3 grados en la misma escala. El epicentro se registró cerca de Ometepec, Guerrero, estado donde se registraron afectaciones a por lo menos 800 viviendas y edificios públicos. El movimiento telúrico se resintió en otras entidades como Oaxaca (reportes de última hora del gobierno estatal elevan hasta dos mil las viviendas con afectaciones), donde hay daños en al menos 25 municipios. La capital del país se quedó sin energía eléctrica y sin telecomunicaciones –telefonía móvil e Internet incluidos— por largos minutos. Las escenas de pánico y las reuniones afuera de las oficinas fue la constante en las calles de la Ciudad de México.
El SSN confirmó que después del terremoto de 1985, que tuvo una intensidad de 8.1 grados de magnitud, el sismo que ocurrió este martes es el más fuerte registrado en el Valle de México, sin que el país haya logrado desarrollar una verdadera cultura de protección civil y si no se registraron más lesionados que los contados hasta el momento, fue por la naturaleza del sismo de carácter oscilatorio.
Hasta el cierre de estas líneas, la titular de Protección Civil, Laura Gurza, sólo había reportado al menos nueve personas lesionadas en el sur del país. Confirmó que no hubo víctimas mortales, pero sí dos heridos en la Ciudad de México y otros cinco en Oaxaca. En tanto, el gobernador de Guerrero, Ángel Aguirre Rivero, informó que al menos 500 viviendas y edificios públicos resultaron dañados, particularmente en los municipios más afectados como Ometepec, Cuajinicuilapa, Tlacoachistlahuaca y Xochistlahuaca. En Oaxaca, el director del Instituto Estatal de Protección Civil, Manuel Maza Sánchez, reportó daños en al menos 25 municipios y al menos cinco personas lesionadas, entre ellos un policía municipal al que le cayó una barda y su estado de salud es grave.
En el Distrito Federal, se reportó que un puente peatonal colapsó sobre un microbús en Eje 5 Norte y Avenida de Las Culturas, en la Delegación Azcapotzalco, donde hubo al menos una persona lesionada. El caos vehicular no se hizo esperar, cuando las vialidades quedaron sin semáforos durante largos minutos. En el Palacio Legislativo de San Lázaro, el temblor sorprendió a los diputados en el arranque de la sesión ordinaria y la alarma antisísmica, que funcionó 50 segundos antes del temblor, permitió a los legisladores salir a tiempo, aunque lentamente, por lo que no faltó quien preguntara: “¿Alguno de los hermanos del presidente de la Mesa Directiva, Guadalupe Acosta Naranjo, no vendía quesos?”, en clara alusión a las puertas cerradas del Casino Royal de Monterrey.
La Suprema Corte de Justicia de la Nación, a través del ministro Guillermo Ortiz Mayagoitia, pidió: “Que Dios nos agarre confesados”, cuando se sintió el temblor y se discutía una reforma del Estado de Yucatán, seguramente pensando en la gran carga moral que traen sobre sus hombros los togados de la “tremenda corte”, luego de dictámenes tan alejados de la doctrina cristiana, como el de legalizar el anatocismo o dejar sin castigo a los responsables del homicidio de niños en el Hospital ABC de Hermosillo, por sólo mencionar dos casos. Sin duda alguna, que estos señores dedicados a impartir “justicia” de inmediato se fueron a confesar a la iglesia de su preferencia, por aquello de que alguna de las réplicas los alcanzara.
En las entidades federativas, las autoridades seguían realizando recorridos y revisando las instalaciones estratégicas para descartar o confirmar daños: precisamente en el Estado de Guerrero, al menos 60 viviendas cayeron en el municipio donde se registró el epicentro del sismo, Ometepec, de acuerdo con el reporte de Edgar Lozano, funcionario del área de monitoreo de la Dirección de Protección Civil. En el Estado de Oaxaca, otra vez se suspendieron las clases por el temblor, por lo que la sequía de educación en esa entidad gobernada por Gabino Cué se extendió al menos otro día más, tras los paros magisteriales registrados en los últimos días. Personal de oficinas públicas y privadas salieron a las calles e implementaron los protocolos de seguridad. Incluso, la Casa Blanca reportó que la hija mayor del presidente Barack Obama, quien vacaciona con un grupo escolar en tierras oaxaqueñas, está ilesa y en ningún momento corrió peligro.
La tierra veracruzana, también resintió los efectos del movimiento telúrico y se activaron las unidades municipales y brigadas de protección civil, quienes se trasladaron a edificios estratégicos de la Comisión Federal de Electricidad, la Planta Nucleoeléctrica de Laguna Verde, instalaciones de Pemex y el Aeropuerto Internacional Heriberto Jara Corona. En Tlaxcala y Morelos, no se reportaron afectaciones graves. En Hidalgo, se desalojaron edificios públicos. En los municipios mexiquenses de Atizapán, Naucalpan, Tlanepantla y Toluca, también se reportó saldo blanco. En Chiapas, el sismo coincidió con un simulacro que se implementó a las 12 horas por el gobierno estatal.
Felipe Calderón, otra vez, se adelantó a reportar, a través de su cuenta de Twitter, que no se le había reportado daños ni víctimas por el sismo, lo que se corrigió posteriormente por las instituciones de protección civil. El jefe de Gobierno del Distrito Federal, Marcelo Ebrard, descartó también que existan daños estructurales graves en inmuebles capitalinos por el movimiento telúrico. No reportó ninguna persona lesionada, lo que también posteriormente se corrigió, y dijo que se realizaban inspecciones específicas en inmuebles donde se reporten cuarteaduras e inclinaciones.
En suma, el movimiento sacudió al país, pegó en dos entidades, Oaxaca y Guerrero, y zarandeó al Distrito Federal confirmando que los mexicanos aún carecemos de una real y efectiva cultura de protección civil antisísmica. Pasó todo y… no pasó nada.
PRIVATIZAR EL PETRÓLEO
Además del tiradero económico que dejará en el país con millones de
pobres y desempleados, como resultado más destacado de su fallida
administración, y la muerte de más de 61 mil personas y alrededor de 10
mil desaparecidas en su estúpida, necia y mal planeada “guerra al
narco”, Felipe Calderón no pretende dejar la residencia oficial de Los
Pinos sin antes eliminar uno de los principales pilares de la
Constitución de 1917 y entregar al capital privado, nacional y
extranjero, principalmente, el patrimonio energético del país. Cabe
precisar que las restricciones a la inversión privada en Pemex y a los
contratos de riesgo, vigentes en la Carta Magna, no vienen del año de la
promulgación de ésta, sino de la reforma constitucional de 1960, que
señalaba que “tratándose del petróleo y de los carburos y de hidrógeno
sólidos, líquidos o gaseosos o de minerales radioactivos, no se
otorgarán concesiones ni contratos, ni subsistirán los que en su caso se
hayan otorgado”.
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