¡¡Exijamos lo Imposible!!
La corrupción: de chile, de dulce y de mantecaÁlvaro Cepeda Neri
La maldad política aumenta cuando los
que detentan el poder cancelan la disputa por los órganos del Estado.
Más cuando se trata del cargo presidencial que, aún en el filo de la
ingobernabilidad y el abuso, es el factor clave. Salvo en estos últimos
seis años, que el Senado fue pieza fundamental del estira y afloja
republicano, los poderes Legislativo y Judicial aún no se atreven a
deslindar sus autonomías para actuar como pesos y contrapesos. Así,
quien ocupa la Presidencia de la República, Felipe Calderón (religioso y
perverso panista a quien los medios no interesan para conseguir sus
tenebrosos fines: “haiga sido como haiga sido”), en momentos electorales usa recursos públicos y maniobra para llevar agua electorera a su molino panista-derechista.
Muy a pesar de Enrique Peña Nieto, el Partido Revolucionario
Institucional (PRI) parece enfilarse a una victoria en las urnas. No
sabemos si el Partido Acción Nacional (PAN) podrá competir, pero el
Partido de la Revolución Democrática (PRD) sí (aunque las encuestas
digan lo contrario,) porque el apoyo a la izquierda de Andrés Manuel
López Obrador es de las zonas no cooptadas por la influencia
centralizada de los sectores urbanos. Si antes, como me parece, no hay
un golpe militar-policiaco, con el pretexto de que el narcotráfico se
infiltra en las candidaturas y partidos de oposición, Calderón teme
verse humillado al entregar la banda presidencial a un priísta; que si
en el PRI no se deciden a postular al senador Manlio Fabio Beltrones
–auténtico político capaz de implantar un viraje histórico– como la
mejor carta de un PRI que quiere renovarse, mientras que Peña es el
emisario del pasado salinista-zedillista y de lo peor del priísmo
antiguo.
Del arsenal “el enriquecimiento ilícito”, el equipo de Calderón ha
sacado a ladrones priistas para exhibirlos con la mira de que los que ya
decidieron sufragar por el PRI cambien de opinión. Primero fue el
exgobernador de Coahuila, Humberto Moreira, al que Calderón y Ernesto
Cordero pillaron con las manos en los 30 mil millones de pesos. La Procuraduría General de la República anda tras las huellas de tres exdesgobernadores de Tamaulipas: Tomás Yarrington, Manuel Cavazos Lerma (quiere ser senador por obra y gracia
de Peña) y Eugenio Hernández Flores. Y se rumora que va tras Ulises
Ruiz, el depredador de Oaxaca; tras Fidel Herrera (exgobernador de
Veracruz), y por eso le pisan los zapatos al actual desgobernador de
esa entidad, Javier Duarte, con los 25 millones de pesos que el PAN y
el PRD aseguran que eran para Peña, y al que le descargarán lanzallamas para quemarlo una vez que sea ungido candidato.
Hay desgobernadores de chile, de manteca y de dulce del PAN, PRD y del PRI que deberían de estar bajo investigación y no sólo las venganzas de Calderón para salvar las elecciones. La visita papal (con el riesgo de que la altura sobre el nivel del mar precipite su fallecimiento, pues se encuentra muy enfermo y no hay milagros para eso) también tiene una finalidad electorera. Buscan descalificar al PRI. Ya se desdijeron de los tres desgobernadores, pero sembraron la semilla de la maldad. Se trata de darle duro y tupido al PRI y Calderón insistirá con sus maldades que, al final, lo obligarán a vivir no en Jalisco, como indicó, sino en el extranjero donde ya buscan dos casas: una para su esposa y otra para él.
*Periodista
No hay comentarios:
Publicar un comentario