jueves, 7 de agosto de 2008

UN REJON A FECALITUUS

¡¡Exijamos lo Imposible!!
ÍNDICE POLÍTICO
Francisco Rodríguez

EBRARD, ESPINITA; CALDERÓN, DESAHOGO

HOY SE SABE. El señor Felipe Calderón trae clavada la dolorosa espina de la consulta popular sobre sus languidecientes reformas en materia petrolera. Y la trae clavada prácticamente desde el momento mismo en el que el Jefe de Gobierno Marcelo Ebrard anunció la realización de la misma en uno de los foros organizados –voluntariamente, a fuerzas— por el Senado de la República.

Intentó el ocupante de Los Pinos sacarse dicha espina hace un par de días cuando, montado en una condena al secuestro y posterior asesinato del adolescente Fernando Martí, reclamó directamente al gobernante de la capital nacional el destinar "recursos para realizar actividades o actos que sólo dividen", y no empeñarse juntos en la lucha en contra de la delincuencia.

Y tras pronunciar esas palabras, Calderón debió haber sentido cierto alivio personal. Traía atorada la consulta popular llevada a cabo en la ciudad de México. Nada más no la ha acabado de digerir. Respiró otra vez desahogado.

Lástima que tales desahogos personales hayan sido sobre el cadáver de un niño, lo que no sólo evidencia un pésimo gusto, sino además gran carencia de tacto político.

¿Qué tiene que ver el secuestro y el asesinato de este joven con la consulta popular sobre las iniciativas del señor Claderón? ¿Tanto como la gimnasia y la magnesia?

Con mayor tacto, él sí, Ebrard dio respuesta precisa al ocupante de la ex Hacienda de La Hormiga. Dijo no saber a qué venía el reclamo del "licenciado Calderón". Y más aún, asestó un buen revire al señalar con certeza que todos los contribuyentes ratificamos: Hay más coordinación entre las instancias de seguridad pública y procuración de justicia del DF con sus correspondientes federales, que la que observamos entre las dependencias de Calderón encabezadas por Genaro García Luna y Eduardo Medina-Mora Icaza.

Tal es cierto. Verdad incontrovertible de la que, apenas, acaban de dar cuenta no pocos medios, al dar por buena la versión de que los cambios y movimientos que recién se han dado en la Procuraduría General de la República, hubo como acto previo un desencuentrootro más-- de los personajes antes citados, frente al titular de la cartera de Gobernación.

Secuestrados entre espinas y desahogos personales, mientras tanto, estamos los contribuyentes. Rehenes, sí, de la violencia a gran escala desatada a partir de que el señor Calderón –en afán de legitimarse, cual lo hizo Nixon en su época--, desató la guerra entre los cárteles de la droga, pero también prisioneros de la violencia que a mediana escala (secuestros, extorsiones, asaltos) se ha desatado, a partir de la ocupación federal de las plazas antes en manos de la delincuencia, y lo peor, cautivos de la ineficiencia gubernamental, cuyas policías federales, estatales y municipales están infiltradas hasta el tuétano y, por tal, sólo sirven a los intereses de quienes, con gran cantidad de dinero, a ellos los mantienen cooptados.

El problema es ese. No la consulta popular en la Ciudad de México, donde por cierto fue reprobada la intentona –que aparece cada vez más cual fallida— de entregar al extranjero los recursos naturales de la Nación, ¿o no?

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