¡¿Qué festejan…?!
• Misiles etílicos
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• 600 días
La tiranía de una multitud, mi estimado, es una tiranía multiplicada.
Fantástico cierre de semana con la insuperable foto del (des)gobierno, encabezado por Felipe Calderón, ante la ilustre República reunida ayer en Palacio Nacional convertido en un grotesco búnker donde la locuacidad discursiva, ante el gravísimo estado que guarda el país con relación al problema de la inseguridad pública, fue motivo de relanzar simpáticos pactos con olor a trágicos refritos.
El constante abuso a la desmemoria colectiva no deja de ser altamente volátil en estos aciagos momentos, my friend, donde la brújula sigue perdida y cuando el barco de gran calado hace agua ante la incertidumbre en varios divertidos frentes en el interior del calderón sexenal.
Es entonces cuando las maravillosas palabras esgrimidas por Manlio Fabio Beltrones son indiscutibles señales de alerta ante una percepción (which basically prints reality) del chispeante panorama del Gymboree actual. Beltrones detonó un estupendo misil a la línea de flotación en Los Pinos señalando que hasta los alcohólicos que quieren rehabilitarse inician por admitir su problema, de tal suerte que les permite después de esa sinceridad, tomar las medidas necesarias para atacar el problema de manera definitiva. La sutileza del astuto sonorense no deja lugar a dudas sobre el espléndido paralelismo ante el asunto (¿etílico?) sin control sobre la estrategia federal contra la organizada delincuencia.
Así qué para que tanto brinco mediático estando el suelo tan parejo, pues
El tufo festivo de ayer, previo a la celebración de añejos pactos, acuerdos y atractivas medidas, dibujó de cuerpo entero la fragilidad de un régimen de ocurrencias, frivolidades, incompetencias e impunidad. Un régimen rebasado y donde el modelo del discurso presidencial, agotado ya por la gravedad de las circunstancias, no fueron sino palabras para la foto en la egoteca de Calderón que, aunque no lo parezca y por unas horas, sintió que sí hay gobierno. Que sí hay liderazgo. Que sí es el supremo comandante whatever. Que sí se puede lucrar con el desmadre y la tragedia para enviar la señal de que ahora sí, mis valientes (disfuncionales profundos), ¡a por ellos!
Después de tanto ceremonioso choro, ¿dónde rayos quedó el fondo de aquél seductor discurso esgrimido en el Auditorio Nacional, el 2 de diciembre de aquél controvertido 2006? Déjeme (just for fucking fun) refrescarle... la memoria.
Felipe, el de la mano firme (y limpia), afirmó que una de las tres prioridades que voy a (descabezar) encabezar en mi gobierno es precisamente la lucha por recuperar la seguridad pública y la legalidad; las instituciones responsables requieren transformaciones profundas para cambiar sustancialmente su eficacia. Los resultados que estas instituciones le deberán entregar a los mexicanos son vitales para recuperar la fortaleza del estado y la convivencia social, seguridad de que nuestra vida, la de nuestras familias y nuestro patrimonio estarán protegidos.
Espacios públicos para nuestros hijos y no territorio para los delincuentes, no impunidad y no abuso de los poderosos, justicia para todos.
Por eso instruyo (jajajaja...perdón) al procurador general de la república (con minúsculas) y al gabinete de seguridad a que en un plazo no mayor a 90 días presenten un programa de seguridad para renovar los mecanismos de procuración e impartición de justicia.
Para ordenar, depurar y fortalecer nuestros cuerpos policíacos, para crear cuanto antes un sistema único de información criminal que nos permita poner los más sofisticados avances tecnológicos a la defensa de nuestras familias.
Chingón.
Han pasado 600 días & counting desde aquella original instrucción girada y no hay consecuencias para los responsables del fracaso que ahora el pasado de Felipe quiere endosarle a todos. La pasarela, ayer, de nuestra excelsa clase política promotora de la desvergüenza, de la corrupción y de la impunidad sonreía ante las cámaras como si hubiera algo importante que festejar... que no sea la complacencia, complicidad y/o dirigencia de estos poderes públicos con la organizada delincuencia.
Mejor un ¡ya basta! de pendejadas discursivas y de jugar al Tío Lolo en un asunto que estos magníficos ignorantes no entienden… que no entienden.
Y si no, my friend, neta, que se vayan... pero todos.
Por la Mirilla
Fernández Noroña debe tener las neuronas achicharradas. Hacer su oso frente a Palacio Nacional cuando el tema es prioridad de tirios y troyanos es, por decir lo menos, tragicómico. Lástima que no le partieron su mandarina en gajos…
¡Adiós!
¡Adiós!
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