Martí Batres Guadarrama
Objeciones de la memoria
Calderón se muerde la lengua
"Llevamos casi dos años años de guerras, de matanzas y la criminalidad va en aumento en el territorio nacional"
El pasado 5 de agosto, en Temoac, Morelos, Felipe Calderón aprovechó nuevamente una desgracia para lucrar políticamente. En su discurso declaró: "Hagamos fuerza todos los mexicanos juntos, no permitamos que las diferencias de partidos políticos estén por encima de esta impostergable necesidad de unirnos contra la criminalidad. No es posible que estemos destinando recursos, perdiendo tiempo para realizar actividades o actos que sólo dividen a los mexicanos y que no están en los problemas de la ciudadanía".
En efecto, esto es lo que cualquier ciudadano común podría decirle a Calderón. En lugar de ocuparse en derrotar a la criminalidad, utiliza el tiempo en alentar reformas que producirían más pobreza, mayor concentración de la riqueza y por ende, más actos criminales.
Calderón ha dividido más que nunca a la sociedad mexicana con su propuesta de reforma energética. Hasta hoy, todo lo que propone divide. Todo lo que plantea polariza. Primero irritó a millones de trabajadores con la nueva Ley del ISSSTE. Ahora ha provocado la división de los mexicanos con su propuesta de reforma energética.
En lugar de destinar recursos para mejorar la cohesión social o reconstruir el tejido comunitario, para educación o cultura, para la seguridad social o el salario de los trabajadores, para fomentar el empleo o la pequeña industria, en vez de todo ello, él sí, "destina recursos para realizar actividades y actos que sólo dividen a los mexicanos".
Más de mil 300 millones de pesos gastados en publicidad pagada visible e invisible, bien podrían haberse destinado a otras actividades o actos para inhibir la criminalidad que azota al país.
Llevamos casi dos años de guerras, de matanzas, y la criminalidad va en aumento en el territorio nacional, particularmente en regiones como el estado de México y Guanajuato. De 2006 a la fecha, a diario son ejecutadas 10 personas. Familias enteras han sido asesinadas por las mafias y por quienes supuestamente son los encargados de combatirlas. Hombres, mujeres, ancianas, jóvenes, niñas y niños han sido victimados así recientemente. Y nada cambia.
Calderón gasta demasiado en actividades "que sólo dividen", en tanto que la criminalidad va al alza. Su modelo no funciona. Mientras no se resuelva el problema de la desigualdad y la pobreza, no habrá forma para derrotar esta escalada de violencia, menos aún cuando los recursos se gastan en carísimas campañas que alientan propuestas privatizadoras. Esas sí que dividen, esas sí que generan más desigualdad y por su puesto mayor criminalidad
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