jueves, 16 de abril de 2015

La reforma energética subir la producción

¡¡Exijamos lo Imposible!!
Por Esto!
La riqueza petrolera que no fue
Ricardo Monreal Avila

El actual gobierno no le ha atinado al crecimiento del PIB en ninguno de los dos años y medio que lleva en la Presidencia. De manera obsesiva y reiterada, cada año anuncia un crecimiento esperado del 3.9%, y cada año la terca realidad se encarga de achicarlo y recortarlo al promedio de los últimos 25 años: un mediocre y anodino 2%, casi la mitad de lo siempre anunciado.

Lo mismo sucede ahora con la caída de los precios de exportación del petróleo, que buscan minimizar y reducir en sus efectos económicos y fiscales

En efecto, la reducción en los precios del crudo, si se mantiene, tiene impactos fuertes en distintas variables. Veamos el efecto carambola de esta reducción.

Finanzas Públicas: Pemex ha aportado en los últimos años US $60-70,000 millones al erario público, que han representado aproximadamente la tercera parte de un presupuesto federal de US $200,000 millones. Esos 60-70,000 millones son la renta petrolera, que si lo queremos ver de forma simple son: los dólares de margen por barril (80 en los últimos años, con precios de 100 y costos de 20), multiplicados por los barriles diarios (2.4 millones) y por los días del año (365). El resultado de esta multiplicación (80X2.4 millonesX365) = 70.080 millones de dólares anuales. Para 2015, la producción probablemente se reduzca en aproximadamente 100,000 barriles diarios, con un impacto de menor renta petrolera de US $3,000 millones. Si el precio de la mezcla mexicana en promedio es de US $50 por barril (hoy es menor a 40), el impacto negativo en la renta petrolera sería de aproximadamente US $24,000 millones con respecto a 2014. Este impacto supone que la reducción en ingresos sólo se da en la parte que se exporta del crudo y que los precios para consumo interno (gasolina, diesel, etc.) se mantendrán como si no hubiera bajado el precio del crudo. O sea, que los consumidores mexicanos subsidiaremos al sector público. La baja esperada en la renta petrolera y, por lo tanto, en la capacidad de contribución de Pemex al fisco será de aproximadamente US $27,000 millones, equivalente al 13% del gasto público o al 2.5% del PIB. Este efecto se reduciría parcialmente en 2015 por el efecto de la cobertura petrolera (sólo cubre desde 76 dólares por barril, y no toda la exportación); probablemente esta cobertura absorba el 50% del impacto total en este año. En 2016, si se mantiene el precio de la mezcla mexicana en 50 dólares, el impacto será del total calculado arriba. ¿Qué acciones tomaría el gobierno para enfrentar esta baja de ingresos? Las alternativas son: más impuestos, menos gasto o más endeudamiento. Cada una tiene sus pros y sus contras, pero ninguna es una buena noticia para el desempeño esperado de la economía. Lo menos que debería de presentar el gobierno es un plan de contingencia para enfrentar esta situación, mismo que ha sido bautizado con el eufemismo de “presupuesto base cero.

Crecimiento: Si todas las demás variables se mantuvieran igual, sólo por la caída en los precios del petróleo, el PIB en 2015 se reduciría en 2.5%. Si se tienen que subir impuestos y/o reducir el gasto público por efectos de esta caída, el efecto podría ser mayor. Es verdaderamente increíble que hayan pronosticado un crecimiento de más de 3% del PIB para 2015. Si no se logró este crecimiento con ingresos petroleros récord, ¿cómo se podría lograr con este desplome del ingreso? El resto de la economía tiene que crecer 2.5%, más de lo que ha crecido los últimos dos años, sólo para compensar la caída en el ingreso petrolero; o sea, para crecer 0%. El pronóstico más seguro es que, si el precio de la mezcla mexicana se mantiene en los niveles actuales, el crecimiento promedio en 2015-16 va a ser menor que en 2013-14.

Divisas: El impacto en la generación de divisas (mezcla mexicana en US $50 por barril) sería de aproximadamente US $20,000 millones de menores ingresos al año, porque la caída en la exportación de crudo es parcialmente compensada por menores precios de la gasolina que importamos. Este monto podría tener un impacto en el tipo de cambio o en las tasas de interés, como discutiremos más adelante.

Competitividad: El gobierno no va a transmitir la caída en los precios del crudo a los consumidores e industria nacionales, para evitar un faltante mayor en las finanzas públicas. Esto, sin embargo, tendrá un costo para la competitividad del país, ya que los costos de los combustibles que se están reduciendo en el resto del mundo, no se reducirán en México. No se puede determinar en qué grado va a afectar este fenómeno el crecimiento nacional, pero podemos asegurar que tendrá un efecto negativo.

Reforma Energética: Con la caída en los precios del petróleo, muchas de las justificaciones de la reforma energética ya no aplican. La discusión hoy entre los productores es como REDUCIR la producción en un contexto de sobreoferta. La reforma energética pretendía subir la producción. Otra de las justificaciones de la reforma energética era la falta de tecnología para explotar yacimientos en aguas profundas y en yacimientos de lutitas (shale). Pero a los precios actuales, ninguno de estos dos tipos de yacimientos es rentable. Quedan, entonces, los yacimientos en aguas someras y los convencionales en tierra. Se supone que la mayoría de éstos quedaron en poder de Pemex (Ronda Cero). Sin embargo, lo más probable es que los yacimientos que se van a subastar en la Ronda Uno no sean atractivos para los inversionistas, precisamente por ser en zonas de aguas profundas y lutitas. El riesgo es que, para atraer inversión (y poder decir que la reforma es un éxito), Pemex se asocie crecientemente con empresas privadas en sus yacimientos más rentables. El problema de seguir esta estrategia es que una parte importante de la renta petrolera caería rápidamente en manos privadas, generando un problema de finanzas públicas todavía peor dentro de pocos años.

Sólo anecdóticamente, para los que les preocupaba el manejo del Fondo Mexicano del Petróleo, este fondo nació muerto. Sólo se acumularían fondos después de que Pemex le pasara 4.7% del PIB de ingresos al gobierno. Pero, a los precios actuales, Pemex difícilmente le podrá pasar 3%. Como resultado de lo anterior, se generó otra burocracia para administrar una riqueza que probablemente nunca exista. Como aquella promesa ilusa de López Portillo de “preparémonos para administrar la abundancia”. Una abundancia que llegó en forma de devaluación, deuda pública, déficit fiscal y derroche de recursos de la Nación.

ricardomonreala@yahoo.com.mx
Twitter: ricardomonreala

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