El gran genocidio que en México se aplica

¡¡Exijamos lo Imposible!!

Por Esto!
Besado por el Diablo

María Teresa Jardí

Un error pensar que en el proceso electorero en puerta sin árbitro, con el fraude legalizado y con la obscenidad que se ha otorgado el derecho a exhibir al Verde en aras de que el PRI alcance, con sus votos comprados, el derecho, sin obligaciones aparejadas, a seguir manejando el presupuesto de la nación de manera esperpéntica para enriquecer a unos cuantos beneficiados a costa de convertir en miserables, en tanto existan, a la inmensa mayoría. Pensar que en el próximo proceso electorero sin cambios de fondo incluso sociales se va a obtener algo de diferente, a más de lo mismo, es la convalidación de la dictadura que de manera implacable se impone como condena al pueblo mexicano. Y aunque no lo entiendan los que son favorecidos: primero afectarán a unos y luego al resto.

Votar es prolongar el ahogo, como derecho, para implantar el terror, cada vez mayor del pueblo mexicano en ríos de sangre, brutalmente derramada sin el menor de los sentidos como simple desmovilizadora como horror, mientras, por traidores, hoy encabezados por Peña, cuasi analfabeta, pero el que venga como imposición del cártel Televisa será peor, que nadie lo dude, se entrega ya hasta el agua que cuando no se pueda comprar, los que no puedan hacerlo, se convertirá también en otra forma de exterminio del gran genocidio que en México se aplica. 

Ahí están los yanquis con la Hillary como continuación de los Bush, que infinitamente peor que Obama va a ser, como la crónica anuncia. 

Votar es hoy convalidar el manejo del poder por mafiosos. De mala catadura, el peñismo ha sido avalado por el resto de partidos podridos desde arriba. No hay uno mejor. Si lo hubiera estaría prohibido. Al Partido Comunista le dieron el registro porque ya sabían que iba a durar poco como oposición pensante. Y Andrés Manuel no tiene ni la menor posibilidad de que lo dejen llegar, más allá de su incapacidad heredada de la cultura priísta de entender que el cambio no pasa por hacer un poco más social el neoliberalismo que como última etapa del feroz capitalismo imperialista acaba con el mundo. La impresentable Lagarde lo dice: Para América Latina no hay vacas gordas. Europa y los yanquis necesitan que el resto del mundo se encuentre a su servicio y no se trata de igualar las condiciones para que todos transiten por una vida que pueda llamarse digna. 

El inmoral esperpéntico salario de los ministros de la Corte, a modo, dan buena cuenta de que para unos pocos todo, en tanto se presten a no mirar a los ojos de la inmensa mayoría a la que hasta el agua para no morir de sed se le va a robar, porque así está decidido por traidores bien comprados como se compran los objetos en los que se convierten, por dinero, los que renuncian a ser sujetos. 

Nada bueno va a pasar por acudir a las urnas a votar por Morena ni tampoco por anular el voto que será contabilizado como emitido por el PRI o por el Verde. 

Y pongo como ejemplo el del Distrito Federal donde el PRD convertido por Mancera y por los “Chuchos” y por otros... en vasallo de Peña, los mentirosos y además indignantes promocionales del cínico Verde, permitidos por el INE nacido muerto como el cáncer terminal que con el país acaba. Al vomitivo Verde incluso en la parte de encima de los taxis se le permite poner promocionales que se leen hasta por ciegos que no tienen acceso al Braille. Porque aquí tampoco es lo mismo ser ciego rico que ser ciego pobre y sin amigos mafiosos que se sueñan dueños del pueblo mexicano, porque se reparten el erario como herencia convertidos en el grupo que lava el dinero del crimen organizado y sus anexos...